Publicado el 2013-01-30 In Vida en alianza

La ermita de Miramar

ARGENTINA, Juan Barbosa. Cumplidos ya los primeros 20 años desde su bendición, la ermita de Miramar, Buenos Aires, luce tan lozana y radiante como en sus «tiempos mozos». En esta Ciudad, denominada «de los niños» por la gran concurrencia de familias durante la temporada estival, la Familia de Schoenstatt alegremente brinda su ayuda a la comunidad local trabajando intensamente con la iglesia diocesana.

 

 

Una presencia que recibe

El lugar donde esta ubicada esta ermita invita a la oración y a un mini-retiro en medio de las actividades del día, ya sean laborales o de descanso. El ruido de algún ocasional automóvil que por la calle de adelante pasa, no ocasiona distracción alguna, ya que la vista y el alma se regocijan en el verde prado, solo interrumpido por el agua del pequeño lago que baña el lugar.

El visitante puede compartir su encuentro con la Virgen con algún pájaro de las distintas especies que habitan el Parque y que parecen esmerarse en no distraerlo demasiado. Sólo regalan un dulce y corto trino con el que «suman su respeto» por el retiro del visitante.

Una presencia que transforma

El aroma de las coníferas que la rodean, el silencio reinante acompañado por el acompasado movimiento de los juncos que se encuentran a la distancia y el descanso del corazón regocijado en la presencia de María, permiten una visión distinta de la realidad que el visitante lleva a la ermita. Se experimenta así la segunda de las gracias de todo Santuario de Schoenstatt, la Gracia de la Transformación.

Cobijamiento, Transformación y Envío Apostólico, son las gracias que también se disfrutan en las ermitas y en los Santuarios del Hogar, siendo el gran desafío el llevarlas también en los corazones de cada schoenstattiano para compartirlas con la Comunidad, allí donde le toque actuar.

Una presencia que envía

Así es como desde allí la Familia miramarense trabaja activamente con la Iglesia local (en uno de los muros de la parroquia, la imagen de la MTA acompaña al visitante en su encuentro con Jesucristo y en el renovado Retablo de su Altar mayor, la Cruz de la Unidad se ubica en el centro mismo, arriba del Sagrario), palmo a palmo con el P. Fernando, Párroco que desde San Andrés realiza un fuerte y muy fructífero trabajo apostólico con sencillez y constancia, sin prisa pero sin pausa, seguro de que la Obra de Dios lleva su tiempo y se arraiga para siempre en los corazones de sus elegidos.

El disfrutar una visita a esta ermita, al igual que a otras ermitas a lo largo y a lo ancho del país, «imprime» en el corazón del Peregrino una idea… ¿Y si impulso la construcción de una en mi Comunidad?

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La ermita de Miramar

ARGENTINA, Juan Barbosa. Cumplidos ya los primeros 20 años desde su bendición, la ermita de Miramar, Buenos Aires, luce tan lozana y radiante como en sus «tiempos mozos». En esta Ciudad, denominada «de los niños» por la gran concurrencia de familias durante la temporada estival, la Familia de Schoenstatt alegremente brinda su ayuda a la comunidad local trabajando intensamente con la iglesia diocesana.

 

 

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