ALEMANIA, Rainer M. Gotter. «¿Y si se trata de un pescador?», pregunta Steffen. «Tonterías, es una clave secreta», grita John. Todos junto con Valerio, un niño romano, vivieron del 4 al 6 de febrero 2011 una aventura de descubrimientos. Los chicos de la Juventud Masculina de Schoenstatt experimentaron – en y alrededor de la casa de Marienstein, en Visbek – cómo el pez se convirtió en un símbolo para los cristianos, como los primeros cristianos se dieron a conocer en la persecución del emperador Nerón, en Roma, y cómo llegaron los peces a nuestros coches, mochilas, teléfonos móviles y demás.
Alternando entre bloques e historias, los participantes escribieron sus habilidades sobre peces ya preparados o contaban a cada uno de sus cualidades. Un momento espectacular fue la carrera de la antorcha, donde el «ser hombre» se hizo realidad, porque la tormenta estaba tratando de apagar la antorcha. Tanto la tormenta como la lluvia, hicieron que la historia de «Jonás en el vientre de la ballena» sea muy emocionante después de la maratón.
Sentar un precedente
Nils, a quien se le cerraban los ojos después de haber vivido tantas cosas durante el día, estuvo completamente despierto cuando renovó sus promesas bautismales y recibió un llavero con el símbolo del pez junto a todos los demás.
El sacerdote de jóvenes, P. Zumdohme, puso al niño y a los peces de colores en la red que había anudado con sus talentos personales. Florian sabe al final del fin de semana lo que hace el pez en el coche y dice: «El que pega el símbolo en el coche se reconoce cristiano. ¡A partir de ahora voy también a sentar un precedente!».
Traducción: Vanessa Franke, Gondershausen, Alemania
