ARGENTINA, Diana Zunini. El 2 de enero se bendijeron cuatro ermitas en el distrito de Villarino, perteneciente a la vicaría sur de la diócesis de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. La Mater no se había instalado aún allí, a pesar de que ya se cumplen veintiséis años de misión (noviembre de 1984). Las nuevas ermitas, las primeras en Villarino, están en Médanos, Ascasubi, Buratovich y Algarrobo, a una distancia de entre 50 y 140 Km. de Bahía Blanca. La población rural vive de plantaciones de cebolla, ajo y de la cría de animales. Hay también algo de fruticultura a orillas del río Colorado. Estos últimos tres años han sido difíciles, de una sequía tremenda que provocó la desertificación de grandes zonas.
La historia comenzó hace más de veinte años, cuando los misioneros de la Campaña de la Virgen Peregrina de Paso Mayor, comenzaron a anhelar que la Mater se instale a lo largo y ancho de la arquidiócesis de Bahía Blanca. Ella reina ahora prácticamente en todos los rincones. «Sólo falta el sur de la diócesis», decía un matrimonio de misioneros que ofrece diariamente aportes al Capital de Gracias, desde los inicios, para que ello suceda.
Ella se abrió camino
Muchas cosas fueron sucediendo en estos últimos tres años, pequeñas historias tejidas por la Mater: el nombramiento como párroco de Villarino del P. Adrián Martínez, perteneciente a la Federación de sacerdotes diocesanos de Schoenstatt, la llegada de una misionera de otra ciudad que comenzó a vincularse con el lugar y la Misión Juvenil de Buenos Aires, que trabajó durante tres años en el lugar, entre el 26 de diciembre y el 4 de enero.
Y Ella se abrió camino, los jóvenes visitaron las familias, la gente la recibió en su corazón, rezaron, se formó un grupo de misioneras que llegaron a Paso Mayor con la gran peregrinación del 10 de septiembre de 2010, fiesta de la Campaña.
Con gran entusiasmo, cuenta una de ellas, Gladys Dumrauf, «empezamos a rezar el 18 de octubre las Mil Avemarías en adoración en la parroquia de Médanos (cabecera del distrito de Villarino), así lo haríamos todos los 18». «No tenemos ermita, pero ese es nuestro sueño».
Al mes siguiente, luego de las Mil Avemarías, el P. Adrián las reunió y les contó la idea de los jóvenes que vendrían nuevamente de misión: «quieren traer imágenes de la Mater para entronizarlas en ermitas en los distintos pueblos». Las misioneras se sorprendieron: «¡tan pronto nos respondió la Madre!».
Rápidamente pusieron manos a la obra, comunicaron la noticia, buscaron albañiles, eligieron en la comunidad las posibles ubicaciones de la ermita y muchas cosas más que seguramente guardan en sus corazones en estos días de gracia.
Nosotros somos tus hijos, Madre y Reina del Pueblo
Y llegó el día el 2 de enero. Se bendijeron simultáneamente tres ermitas: la de Médanos, Algarrobo y Buratovich y al día siguiente la de Hilario Ascasubi.
El P. Adrián dijo: «Este es un punto de partida, María quiso edificar su casa aquí no porque lo decidimos, sino porque supimos leer los signos y con Ella ser responsables. Seguimos andando la vida y aquí venimos a ofrecer, a inscribir su nombre en nuestro corazón con sangre y fuego, con todo lo humano y lo divino y le pedimos a Ella que inscriba nuestro nombre en su corazón».
Todos fueron invitados a firmar el pergamino de esta verdadera fiesta de la fe y la vida. Luego los jóvenes plantaron un arbusto como símbolo de su responsabilidad y contaron que seguirán un año más visitando la comunidad.
Toda la comunidad de Médanos, Algarrobo, Buratovich, Ascasubi, le dijo: «Nosotros somos tus hijos, Madre y Reina del Pueblo. Las paredes se construyen de ladrillos y en el corazón de cada uno grabamos su imagen con actos de amor… anhelamos demostrarle con hechos que la amamos y queremos que se quede entre nosotros».
