Publicado el 2010-09-07 In Vida en alianza

Cincuenta años de la “Capilla de la Agonía de Cristo” – antiguo campo de concentración de Dachau

Todesangst-Christi-Kapelle im ehemaligen KZ DachauALEMANIA, mkf. Es probable que no exista peregrinación alguna de los miembros del Movimiento de Schoenstatt hacia Dachau en la cual sus miembros no estén profundamente impresionados por el repique de la poderosa campana a las dos y cincuenta. Algunos grupos programan sus celebraciones deliberadamente de manera que el repique esté incluido en ellas. La Capilla «La Agonía de Cristo» se encuentra desde hace cincuenta años sobre el antiguo campo de concentración con esta campana, que nos recuerda cada día, a la hora de la muerte de Cristo, los indecibles sufrimientos de este lugar y el triunfo de la fe, que celebró aquí la Semana Santa, donde el Padre José Kentenich y otros tantos sacerdotes schoenstattianos fueron capturados y pasaron la prueba de fuego de la Alianza de Amor.


Durante una Misa que marca la quincuagésima consagración de la «Capilla de la Agonía de Cristo» en el memorial del campo de concentración de Dachau, el Arzobispo de Munich y Freising, Reinhard Marx, hizo un repaso vivo de «la época más oscura» de la historia alemana. Llamó a la «Capilla de la Agonía de Cristo» «un signo de expiación, oración y esperanza en medio del horror». Esta gran construcción de la iglesia, como lugar sagrado en memoria, reparo y recuerdo en el lugar del antiguo campo de concentración, ayude a mantener una cultura con una memoria viva, que no solamente administre un museo, sino que constantemente nos esclarezca», dijo Monseñor Marx en su sermón el domingo 8 de agosto. Luego de la Misa, en el Monasterio de las Carmelitas de la Santa Sangre de Dachau, el Arzobispo consagró una vitrina recientemente renovada con elementos litúrgicos del entonces bloque de los sacerdotes en el campo de concentración.

Que la fe nos mantenga despiertos a través de toda oscuridad

Gottesdienst zum 50. WeihetagA pesar de la creciente distancia en el tiempo «crece el espanto con respecto a esta ruptura más profunda de la civilización», según el Arzobispo Marx. El grado de terror «no puede entenderse del todo hasta hoy: está una y otra vez más allá de nuestra imaginación». Al mismo tiempo surge una y otra vez «el debate sobre: ¿Cómo debemos recordarlo? ¿Cómo afrontar los recuerdos de un lugar de horror como este?». Se debe respetar, en primer lugar, la memoria individual y la cultura de las diferentes confesiones y religiones. «No podemos unificar el significado de un lugar como este», dijo Monseñor Marx. En segundo lugar, hay que buscar un espacio común para los recuerdos, en «solidaridad ecuménica».

Con la «Capilla de la Agonía de Cristo» se habría establecido un signo de «esperanza de que los muertos no se olvidan, sino que decimos en medio de un lugar así: todo nombre que se menciona aquí, cada muerto que falleció aquí, será recordado en la eternidad». El nombre de la Capilla «Agonía de Cristo», la cual consagró con ese nombre en 1960 el entonces Cardenal Arzobispo José Wendel (de los sacerdotes de Schoenstatt), nos deje claro que «a Dios ningún sufrimiento le es indiferente». Dachau sigue siendo un «desafío para la sociedad, para el Estado y también para la Iglesia como comunidad de fe». Los acontecimientos históricos mostraron lo importante que es «mantener la fe viva a través de toda oscuridad, estar atentos a aquello que pase». Que la fe luego de Dachau sea una «fe que madura, una fe que reconoce de lo que se trata en lo más íntimo». Que incluye sobre todo «el pensamiento de la expiación, que se ha convertido en extraño para muchos en la Iglesia, pero que aún está en el centro de nuestra fe».

Un lugar de mártires

Erzbischof MarxEchando un vistazo a los muchos sacerdotes que murieron en el llamado bloque de sacerdotes del campo de concentración, el Arzobispo nombró a Dachau como «un lugar de mártires». Al mismo tiempo, en esta inmensa cárcel de sacerdotes fueron escritas «incontables historias de coraje y esperanza que el mundo ha visto jamás». Así fabricaron los párrocos encarcelados objetos litúrgicos con los materiales más sencillos, para celebrar con ellos la Santa Misa. Una vitrina de nuevo diseño con algunas de estas vasijas y vestiduras históricas consagró Monseñor Marx después de la Misa en el patio del Monasterio de las Carmelitas de la Santa Sangre de Dachau, después de rezar una oración personal por los sacerdotes fallecidos en el campo de concentración.

La consagración de la capilla «La Agonía de Cristo», para la que se reunieron unas 50.000 personas en Dachau, se celebró el 5 de agosto de 1960 como parte del 37o Congreso Eucarístico Internacional. La capilla fue construida por iniciativa del Obispo Auxiliar de Munich, John Neuhäusler. Neuhäusler estuvo encarcelado en Dachau desde 1941 hasta 1945. El diseño arquitectónico de construcción abierta, circular como una torre, fue realizado por el arquitecto Josef Wiedemann, de Munich. El interior y el exterior de la capilla están compuestos de piedras en bruto, que fueron montadas en una pared de hormigón armado. Sobre la gran entrada de la capilla de casi 14 metros de alto se encuentra una corona de espinas de cobre de más de media tonelada. Delante de ella, sobre un andamio de ocho metros de altura, se halla una campana de tres toneladas. Suena cada tarde a las 14,50 en oración por las víctimas del campo de concentración. Los objetos litúrgicos del bloque de los sacerdotes fueron trasladados por el Monseñor Neuhäusler al Carmelo de la Santa Sangre para su preservación y cuidado. Después de una intensa restauración, los ornamentos y la «Vasija sagrada» se aprecian ahora en una nueva presentación.

El altar del bloque de sacerdotes Nro. 26 está en Schoenstatt, en la capilla especialmente adaptada en la casa Moriah.

Encuentros

La Hermana M. Elinor Grima, de Kösching, realiza guías constantemente en nombre del equipo del memorial en Dachau. Ella comenta sobre los encuentros previos al aniversario:

«Recientemente me encontré en Dachau con el matrimonio Nuño y el matrimonio Beck del Instituto de las Familias de Schoenstatt. Salían del memorial con su grupo de familias de Schoenstatt, cuando yo comenzaba la guía con un grupo de la escuela. Por ambos lados hubo alegría por el «encuentro de Schoenstatt».

Ayer volví a tener una visita general: un grupo deportivo francés/alemán, que era muy abierto.

En el camino hacia el «Jourhaus» una pareja ya mayor de Argentina me saludó muy alegremente. Desafortunadamente, la comunicación era casi imposible. Quería decirles dónde encontrar el cuadro de la MTA en el museo.

Después del rediseño de la zona del museo hace unos años se encuentran el cuadro de la MTA y una imagen del Padre Kentenich en la sala conmemorativa al final del museo, junto a las salas de reuniones y un espacio para exposiciones especiales. Es cerca de la salida del museo, y uno puede también ingresar directamente desde allí. El memorial no está (todavía) señalado en todas las indicaciones ni en el mapa».

Traducción: Vanessa Franke, Gondershausen, Alemania

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