Publicado el 2010-02-12 In Vida en alianza

Jornada mundial de la vida consagrada en Mont Sion Gikungu

Día de la vida consgrada en Bujumbura, Burundi BURUNDI, P. Deogratias Maruhukiro. El domingo 7 de febrero de 2010 fue un día especial en Mont Sion Gikungu. Se podía observar la presencia de muchos religiosos y religiosas que habían llegado en peregrinación. En efecto, todos los años la Iglesia conmemora la jornada mundial de la vida consagrada en la fiesta de la presentación del Señor.Religiosos y religiosas de todo el mundo se preparan para esta fiesta y renuevan su compromiso de vida religiosa, una ocasión para recordar los fundamentos y las bases de la vida consagrada.


En el Santuario de Mont Sion Gikungu

Como decía el Papa Juan Pablo II, «14. El fundamento evangélico de la vida consagrada se debe buscar en la especial relación que Jesús, en su vida terrena, estableció con algunos de sus discípulos, invitándoles no sólo a acoger el Reino de Dios en la propia vida, sino a poner la propia existencia al servicio de esta causa, dejando todo e imitando de cerca su forma de vida.» (Cfr. Vita consecrata, exhortación postsinodal de Juan Pablo II N° 14).

Los religiosos y las religiosas de la ciudad de Bujumbura se han preparado para esta jornada mundial a través de una novena en todas las comunidades, que concluyó con una recolección con prédica del Padre Déogratias Maruhukiro sobre el tema del sacerdocio común. En este año sacerdotal y en el cual la familia de Schoenstatt celebra el centenario de la ordenación sacerdotal del Padre Kentenich, hubo oportunidad de hablar del Padre Kentenich y de su pensamiento sobre el sacerdocio. Más de 400 religiosos y religiosas de diferentes comunidades de la ciudad de Bujumbura siguieron estas instrucciones el viernes y el sábado anteriores al gran día de la peregrinación. Como dice nuestro Padre Fundador, sacerdote es aquél que es «elegido, consagrado y enviado» para «construir puentes» (Pontifex) entre Dios y los hombres.

Elegido, consagrado y enviado

ProcesiónPartiendo de eso, el religioso o la religiosa, por su bautismo y sus votos, es también el «elegido, consagrado y enviado». En eso consiste, en definitiva, el sacerdocio común que se desprende del único sacerdocio de Cristo. En esta prédica, el sacerdote insistió en tres dimensiones importantes del sacerdocio, a saber:

  • La santidad: Los religiosos y las religiosas están invitados a ser santos de lo cotidiano para responder a los desafíos de hoy en día. En esta materia, el Padre Kentenich fue nuestro maestro al pensar con la Santidad de lo cotidiano. Religioso o religiosa es quien, por la santidad de lo cotidiano, refleja el rostro de Dios en su medio de vida.

  • La dimensión profética: Religioso o religiosa es quien, a semejanza del profeta Jeremías, oyó esta voz: «Yo pongo mis palabras en tu boca. Yo te establezco en este día sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar y derribar, para perder y demoler, para edificar y plantar». (Jr. 1,9-10). La misión profética del religioso o la religiosa es la de no tener miedo de dar testimonio para el Señor, incluso en las situaciones más delicadas. Los tiempos que nos tocan vivir, entonces, nos invitan ciertamente a ser profetas de nuestro tiempo para hacer que el rostro de Dios sea siempre visible y accesible en nuestra época.

  • Fraternidad heroica: Los religiosos y las religiosas están invitados a vivir juntos en una comunidad. La vida comunitaria es una escuela de santidad que exige ir más allá del «yo» y del «tú» para subir a la esfera del «nosotros» comunitario. Aquí no se trata de un «nosotros» de masificación, sino de un «nosotros» comunitario respetando cada rostro, cada persona en lo que tiene de originalidad, de diferencia y de riquezas, de manera que cada uno sea aceptado tal como es sin estar obligado a llevar una máscara para hacerse respetar. Aquí se trata de una comunidad ideal, lo que no significa «imposible de realizar» sino posible de construir con la gracia del Señor «porque no hay nada imposible para Dios» (Lc. 1, 37). Es una fraternidad heroica, es decir, la que se desvive por los otros, que deja que los demás crezcan, que acepta sus límites y confiesa sus pecados; siempre parecerá imposible construir una comunidad ideal o mejor aún ¡construir el reino de Dios aquí sobre la tierra!

Gran peregrinación al Santuario

En la Iglesia de PeregrinosLa recolección de religiosos y religiosas de la ciudad de Bujumbura fue clausurada por una gran peregrinación de todos los religiosos y religiosas al Santuario de Mont Sion Gikungu. Nadie faltó a la cita. Se podían contar más de 800 religiosos y religiosas con hábitos multicolores que representaban la diversidad de comunidades. La dicha se reflejaba fácilmente en los diferentes rostros iluminados por las velas que los religiosos y religiosas sostenían en sus manos; un signo de su compromiso de ser testigos del Cristo luz del mundo» (Jn. 5, 9).

El arzobispo de Bujumbura presidió las ceremonias litúrgicas y en su homilía recordó los desafíos de la vida consagrada que es el de vivir y hacer brillar la imagen de Dios en el mundo. Hay que osar hacer lo que los demás no se atreven «n’umuswa warigeze ibuye: hasta las termitas han tratado de corroer una piedra» recalcó ¡más de una vez!

El Nuncio apostólico también estuvo presente en estas ceremonias, lo que dio una nota especial a esta jornada. En efecto, era el Papa mismo que se encontraba presente a través de su representante en Burundi. En el discurso que pronunció, el nuncio recordó que él no es otra cosa que la voz del Santo Padre, así es como ¡nos ha transmitido un mensaje del Papa sobre la vida consagrada!

Rezando por el período electoral

Las ceremonias litúrgicas terminaron con un ágape fraterno que fue compartido en las inmediaciones del centro «Reina de la confianza» de las hermanas de María de Schoenstatt.

En lo inmediato se sugirió orar especialmente por este período electoral. Nos gustaría entonces encender nuestras velas y caminar juntos para orar por la paz y la reconciliación en nuestro país, y más especialmente por las próximas elecciones. Una iniciativa que sería sin ninguna duda un signo elocuente, pero una iniciativa que aún queda por precisar exactamente.

No podría terminar sin agradecer a todos los que contribuyeron para que esta jornada tuviera tanto éxito. Que Dios bendiga a todos los religiosos y religiosas del mundo entero.

Traducción del francés: Cecilia Mata, Buenos Aires, Argentina

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