SUDÁFRICA, Sarah-Leah Pimentel. Todos los coros celestiales seguramente entonan cánticos de gozo y alabanza a Dios cada vez que uno de sus hijos opta libremente por servir a Cristo a través del sacerdocio. Y ciertamente no cabe duda de que los ángeles estuvieron presentes en la ordenación de Simon Donnelly en la Catedral de Cristo Rey, corazón de la Arquidiócesis de Johannesburgo, en Sudáfrica.
Decir que fue un día especial es poco. Muchos miembros de nuestra Familia de Schoenstatt y más allá han estado aguardando este día desde hace más de un año ya con enorme ansiedad.
Y finalmente, el 13 de septiembre, por fin llegó el gran día. La Catedral estaba repleta de feligreses de numerosas parroquias de Johannesburgo, la Familia de Schoenstatt de Gauteng, familiares y amigos de Simon. También se hicieron presentes muchos sacerdotes para concelebrar y participar de este momento de gracias. La liturgia fue preparada con inmenso cariño y esmero, ensamblando la profunda riqueza de nuestras raíces católicas con la atmósfera tan particular que caracteriza a nuestra Iglesia sudafricana con sus himnos entonados en diversos dialectos locales, acompañados de danzas y el ulular de la gente (como signo de gozosa celebración).
Todos los presentes contuvieron el aliento al ver a Simon hacer sus votos y recibir la ordenación de manos del Arzobispo Buti Tlhagale. Hubo también muchas lágrimas de emoción y alegría cuando los papás de Simon se acercaron para entregarle a su hijo la estola, la casulla, el cáliz y la patena que de aquí en más lo acompañarán en su ministerio sacerdotal. Realmente fue un momento de gracia para todos los tuvimos la dicha de ser testigos del mismo.
Oración por el Padre Simon
Habría tanto más para contar, pero me gustaría compartir esta oración que le dediqué a mi querido amigo, el P. Simon Donnelly, al comienzo de su vida sacerdotal en este Año Sacerdotal:
«Padre Celestial, has llamado a tu hijo, Simon, escogiéndolo para esta tarea especial que habías previsto para él en tu infinita misericordia y amor. Te agradecemos por habernos regalado un sacerdote paciente y humilde por naturaleza, y que ha tocado ya el corazón de mucha gente con su cariño y bondad.
Que utilice siempre estos dones que en tu misericordia le regalaste para confortar a todos los que están afligidos, ser amigo de los que se sienten abandonados por este mundo, brindarle su enseñanza a todos los que se acerquen a él para aprender y se muestre compasivo con todos aquellos corazones que tú habrás de encomendarle, pero sobre todo, que sea un reflejo de tu amor en cada tarea sacerdotal que emprenda todos y cada uno de los días de su vida.
Protégelo, Padre, de todos aquellos que atenten contra su sacerdocio otorgándole sabiduría para discernir las verdaderas necesidades de cada corazón humano con que se tope en su camino.
Querida Madre, tú también has cuidado de Simon todos los días de su vida, colmándolo de inmensas gracias desde el día en que fue bautizado en tu Santuario. Vela siempre por él, edúcalo y guíalo para que crezca en fe, amor y sabiduría. Amén«.
El P. Simon celebró también numerosas misas en acción de gracias en diversas parroquias de Johannesburgo y Ciudad del Cabo, incluyendo las celebradas en el Santuario de Bedfordview (Johannesburgo) y Constantia (Ciudad del Cabo):
Misa del 15 de septiembre de 2009 en el Santuario de Bedfordview
Tish Holding cuenta sobre la Santa Misa celebrada el 15 de septiembre: «El martes 15 de septiembre de 2009 tuvimos la dicha y el orgullo enorme de darle la bienvenida al recientemente ordenado P. Simon Donnelly, sus padres, sus hermanos de sacerdocio, al diácono Justin Wylie y sus amigos en la Santa Misa de acción de gracias en nuestro Santuario Aurum Patris.
El P. Simon habló profundamente sobre el «fiat» de María en todas las circunstancias dolorosas que le tocó atravesar en su vida. Este día coincidía justamente con el aniversario de fallecimiento del Padre Kentenich en 1968 y el P. Simon recordó también ese ofrecimiento de la mamá del Padre a la Santísima Virgen cuando este tenía 9 años de edad, al tener que dejarlo en el orfanato. Este fue ciertamente el momento más doloroso para ella, pero también, sin duda, esa confianza infinita en la MTA ha sido para nosotros y para nuestros Santuarios en el mundo entero una fuente de enormes bendiciones.
La familia del P. Donnelly pertenece al Movimiento de Schoenstatt desde antes de que él naciera, por lo que el mismo remarcó qué bueno era estar en casa en el Santuario. Al finalizar la Santa Misa renovamos todos juntos nuestra oración de consagración.
El P. Simon impartió generosamente una bendición individual a los participantes a la vez que todos recibieron como recordatorio su estampa de ordenación, con la imagen de la MTA y las palabras: ‘María dijo entonces: Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho’ (Lucas 1, 38).
La tarde culminó con un delicioso té, regalos para nuestro nuevo sacerdote, y unas palabras de gratitud para los padres de Simon especialmente.
Misa del 25 de septiembre de 2009 en el Santuario de Constantia
Jaqui Adriaanse estuvo presente en la Misa en Constantia, que recuerda así: «La Misa fue concelebrada por el P. Ivanhoe Allies, un Padre de Schoenstatt de Sudáfrica que trabaja en Nigeria.
El P. Simon comenzó su homilía con estas palabras: Alabado sea Jesucristo, sea por siempre alabado. En su prédica hizo referencia a la Anunciación: el anuncio de que la Santísima Virgen daría a luz a Cristo, su alabanza al Señor a través del Magnificat y su «Sí» a Dios.
Su «Sí» de amor. A pesar de que María experimentó una enorme alegría, también hubo lágrimas de dolor ante el sufrimiento de su Hijo en tantos momentos de su vida y especialmente a la hora de su muerte en la Cruz, para finalmente experimentar el gozo de saber que Jesús había resucitado de entre los muertos. Junto con María, reconstruimos en Schoenstatt el templo del Señor. María ayuda al Señor a conducir a su pueblo. Su hogar es nuestro Santuario. Allí mora ella. Al visitarlo, nosotros recibimos en él la gracia y la fuerza para partir al mundo a construir espiritualmente la Iglesia de su Hijo y transmitírselo a los demás.
Nuestra misión como schoenstattianos es continuar con esta reconstrucción».
Traducción: Monina Crivelli, Buenos Aires, Argentina
Padre Simon: ¡Qué alegría su ordenación! Lo recuerdo siempre con cariño y oración, del tiempo que compartimos en Roma. Auguri!!! y que la Mater y nuestro Padre lo sigan bendiciendo. Reza por usted,
Hna. M. Asunción
P. Simón: que cada día reciba el saludo de María,que es portador de redención. Que Ella guarde su fidelidad hasta el fin y lo colme del gozo de saberse especialmente elegido para hacer que Cristo, el Hijo del Padre y de María, siga vivo en este mundo…
Rezo cada día por los sacerdotes, especialmente por los que pertenecen a Schoenstatt. Que reciba también la gracia de ser un reflejo de nuestro Fundador. ¡Felicitaciones!