CHILE, Hna. Yvonne Latsague. Aún conmocionados por el inmenso e inmerecido regalo de Dios a nuestras vidas y a toda la gran Familia de Schoenstatt en el mundo entero, quiero compartir nuestras primeras impresiones y celebraciones como Familia de Montahue, en Concepción, Chile, el día feliz del 22 de mayo de 2013.
La noticia corrió como reguero de pólvora. No importó el costo de una llamada a todos los familiares, parientes, amigos y conocidos. Hermanos de Rama y peregrinos. Había que decirlo todo, a todo el mundo… Los canales de comunicación eran variados e increíbles: ¿De dónde lo sabe? ¿Por qué me llama esta persona? ¿Cómo supo mi teléfono, mi correo? En un instante los cinco continentes estábamos milagrosamente conectados. Un corazón y un alma. ¡ELLA, LA GRAN MISIONERA, LO HABÍA LOGRADO!
La casa es toda nuestra
Rápidamente se armó el encuentro de la Familia de Schoenstatt de Montahue, en la octava región de Chile. Todos citados a las 21 horas, para un momento de oración y gratitud, después de la santa misa en la catedral de la ciudad, en la que la Arquidiócesis celebraba sus 450 años de existencia. Varios obispos, muchos sacerdotes, el templo llenísimo. Luego, nos movilizamos rápidamente a nuestro lugar de gracias, donde un grupo de creativos había improvisado una hermosa celebración, y había decorado festivamente el entorno del santuario.
La Hermana Mónica María hizo una oración muy profunda, en la que tomó un párrafo del Acta de fundación, aludiendo a lo que estábamos viviendo en ese momento: “La casa es toda nuestra… nadie nos puede arrebatar esta alegría…» y brotaron espontáneamente los aplausos. Luego de un profundo momento de silencio, el padre José Luis Zabala leyó solemnemente el comunicado de prensa oficial de los Pallottinos. Fue muy sobrecogedor, había una atmósfera de gran densidad religiosa, emotiva y de recogimiento interior, por las maravillas que obra Dios en la pequeñez de sus instrumentos. Agradecimos a la Mater su fidelidad, agradecimos y pedimos por los Pallottinos, por su renuncia generosa en bien de la Obra de Schoenstatt, y por la pronta beatificación de nuestro Padre. Culminamos con la cadena de fidelidad rodeando el santuario.
Fiesta de familia
Y como buenos latinos, terminado el momento de oración, rápidamente apareció el 
“cotillón” en una improvisada fiesta familiar, a la que asistieron aproximadamente 200 personas, y volaron las serpentinas y challas, por la explanada del santuario. Mientras repicaban jubilosas las campanas, algunos agitaban coloridos y brillantes plumeros y otros hacían sonar los pitos y las trompetas, luciendo gorros festivos y pelucas de colores.
Después bajamos a la sala múltiple a tomar café caliente, con galletas y “sopaipillas chilenas”, porque ya era noche y comenzaba a hacer frío, aunque el calor del alma permanecía intacto.
Un día de gracia para recordar y agradecer eternamente. Ahora ya puede llegar nuestro Padre a la Iglesia, pues tenemos casa propia donde recibirlo…
Gracias por compartir la alegría de ese maravilloso 22 de mayo del 2013, día histórico para la Gran Familia de Schoenstatt,sólo lo sabían el Padre Kentenich, San Vicente Palloti, y el Cielo entero, y apenas el Padre General de los Pallotinos dio la noticia toda la tierra se comunicó y se festejó de diferentes maneras pero la alegría era general en todos, los corazones ya estaban ardiendo de amor, de gratitud,de añoranza, y muchos con lágrimas en los ojos decían YA ES NUESTRO EL SANTUARIO ORIGINAL ES NUESTRO.
Desde Lima-Perú, queca espinoza
¡ Felicidades hermanos chilenos!
La Mater y San Vicente Pallotti nos regalaron el Santuario Original y la plaza de peregrinos…un regalo anticipándose al 18 de octubre de 2014.
Querida Mater: ¿podrías hacernos esos regalos (milagros) que esperamos fielmente?
Unidos en el corazón del Padre desde la Argentina a toda latinoamérica, Cristina A. de Sanguinetti