Publicado el 2009-10-14 In Santuario Original

La Virgen en las ruinas de la vida

Mons. Franz Peter Tebartz van Eltz, Limburg mkf. Unas 1200 personas se dieron cita el domingo de elecciones nacionales en la peregrinación diocesana de Limburgo, participando de la Misa de peregrinos celebrada por el Obispo Mons. Franz-Peter Tebartz van Elst. Después de su nombramiento, es la primera vez que el obispo de Limburgo visita llega a Schoenstatt junto a una peregrinación diocesana, donde incentivó a la gente a mantenerse al lado de María especialmente en los momentos de la vida en los que uno se siente en medio de ruinas.

 

St. Kolumban in KölnYa sea por la calle Brücken o por la calle Herzog se puede llegar a Santa Kolumba, una pequeña iglesia en la ciudad de Colonia que muchas veces queda desapercibida ante la mirada de los transeúntes. La pieza central de esta iglesia es una estatua de la Virgen milagrosamente rescatada, razón por la cual a esta Virgen también se la conoce con el nombre de la «Virgen en las ruinas». Después de muchos ataques en repetidas ocasiones durante la Segunda Guerra Mundial, el 2 de marzo de 1945 un gran bombardeo convirtió a Santa Kolumba en un campo de ruinas. Solo una estatua mariana de estilo gótico tardío, despojada de su corona y llevando en sus brazos a un niño Jesús con los brazos mutilados, se mantuvo en pie delante de una columna y en medio de la destrucción, «la Virgen en las ruinas».

"Maria in den Trümmern" - Sankt Kolumba, Köln - Foto: WikimediaEn su sermón durante la Misa de peregrinos, el Obispo Tebartz van Elst tomó esta imagen como ejemplo: «quien pueda imaginarse a la Virgen en Santa Kolumba después de la guerra, sobresaliendo de una columna en medio de las ruinas, es quien en medio de las necesidades de su propia vida acudirá a la Madre de Dios para pedir su intercesión. Quien quiera levantarse en medio de los escombros de una relación, sólo tiene que alcanzar la mano extendida de la Santísima Virgen. Quien se entregue a la Virgen de Schoenstatt recibirá su amparo y protección».

Rastros de consuelo y de confianza

Destacó la importancia de aquellas oraciones tan sencillas que aprendimos de memoria cuando éramos niños: «aquellas oraciones que aprendimos durante nuestra infancia, que ya casi hemos olvidado y que muchas veces retornan a nuestra mente a través de otras plegarias, son las que mayormente nos brindan apoyo y consuelo». Sobre la base de estas oraciones antiguas y tan familiares, el Obispo dio a los peregrinos una guía para acrecentar su confianza en las manos de María y les dio valor para apoyarse en las oraciones de tantos otros peregrinos de los lugares de peregrinación mariana, como así también aquí en Schoenstatt:

Im Gottesdienst - Foto: Sr. Anne-Meike Brück«Ninguna oración es en vano. Cuando visitamos estos lugares de peregrinación, las paredes llenas de placas con oraciones y agradecimientos, las escaleras desgastadas y las puertas siempre abiertas nos brindan confianza y consuelo. ¿Acaso a través de los años no se han convertido algunos lugares, caminos y personas aquí en Schoenstatt, en parte del recuerdo y la vivencia de la ayuda de Dios y la Santísima Virgen?».

«Es increíble cuánto sufrimiento llevan los hombres»: una frase extraída de uno de los testimonios de las primeras Misiones en Alemania. Comentó el Padre Juan Pablo Catoggio después de la Misa: la prédica del Obispo fue un «verdadero sermón de peregrinación» para la gente que lleva a los lugares de peregrinación su sufrimiento, las ruinas de sus relaciones, las ruinas de la enfermedad, de las catástrofes y de las guerras.

Im PilgergottesdienstY ellos buscan a la «Virgen en las ruinas», la que se detiene en las tormentas; como en el antiguo himno de Schoenstatt (como dijo Ferdi Güsewell: El «Noche de Paz» de los schoenstattianos) ellos cantan: «¡Los tuyos no se hundirán!».

La Misa de peregrinos fue organizada por los integrantes del coro de la iglesia de San George de la comunidad de Breitenau y la celebración mariana durante la tarde por la orquesta de instrumentos de viento de Kadenbach.

Traducción: Gilka Aranibar, Bolivia

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