Publicado el 2015-01-17 In Francisco - Mensaje

Tenemos un Señor que es capaz de llorar con nosotros, de acompañarnos en los momentos más difíciles de la vida

FRANCISCO EN FILIPINAS. «Fue, seguramente, la homilía más personal, la más sentida, de todas cuantas Francisco ha pronunciado en estos últimos días», dice un periodista de España. La que salió del corazón. Ante miles de personas, muchos de ellos supervivientes de la catástrofe del tifón Yolanda, en mitad de otra fuerte tormenta tropical, y vistiendo durante toda la ceremonia el mismo chubasquero amarillo que los fieles, queriéndose hacer uno con ellos, Francisco pidió permiso para poder dirigirse a ellos en español. Dejó a un lado los papeles, el discurso preparado, y comenzó a hablar. Lenta pero apasionadamente, improvisando totalmente, dirigiéndose, de corazón a corazón, a cada persona que le escuchaba, entre aplausos, lágrimas y una profunda emoción que calentaba a todos aquellos que desafiaron, una vez más, la fiereza de la naturaleza. Miles de fieles llorando, pero reconfortados por las palabras de Francisco.

Estas fueron sus palabras, tomadas a medida que Francisco las iba pronunciando:

«Jesús es como nosotros. Jesús vivió como nosotros. Es igual a nosotros, a todos, en todo menos en el pecado, porque él no era pecador. Pero para hacerse igual que nosotros, asumió nuestro pecado, se hizo pecado.

Jesús va delante nuestro siempre y cuando nosotros pasamos por alguna cruz, él pasó primero.

Y si hoy todos nosotros nos reunimos aquí, 14 meses después que pasó el tifón Yolanda, es porque tenemos la seguridad de que no nos vamos a frustrar en la fe.

Porque Jesús pasó primero. En su pasión, él asumió todos nuestros dolores

Permítanme la confidencia. Cuando yo vi desde Roma esta catástrofe, sentí que tenía que estar aquí, y esos días decidí hacer el viaje aquí.

Quise venir para estar con ustedes, un poco tarde me dirán, es verdad… Pero estoy. Estoy para decirles que Jesús es el señor, que Jesús no defrauda.

Padre, me puede decir uno de ustedes, a mí me defraudó porque perdí mi casa, mi familia, perdí lo que tenía, estoy enfermo… Es verdad eso que me decís, y respeto tus sentimientos. Pero le miro, ahí, clavado, y desde ahí no nos defrauda. El fue consagrado Señor en ese trono, y desde ahí (la cruz) pasó por todas nuestras calamidades. Jesús es el Señor, y es señor desde la cruz, ahí reinó.

Por eso él es capaz de entendernos. Se hizo en todos igual a nosotros. Por eso tenemos un Señor que es capaz de llorar con nosotros, que es capaz de acompañarnos en los momentos más difíciles de la vida.

Tantos de ustedes han perdido todo. Yo no sé qué decirles. Él sí sabe qué decirles. Tantos de ustedes han perdido parte de la familia, solamente guardo silencio. Los acompaño con mi corazón en silencio. Tantos de ustedes se han preguntado mirando a Cristo, ¿por qué, Señor? Y a cada uno el Señor responde en el corazón desde su corazón.

Yo no tengo otras palabras que decirles, miremos a Cristo, él es el Señor, y él nos comprende porque pasó por todas las pruebas que nos sobrevienen a nosotros. Y junto a él, en la cruz, estaba la madre.

Nosotros somos como ese chico que está allí abajo (en referencia a la imagen de la virgen con el niño que se agarra a ella), que en los momentos de dolor, de pena, en los que queremos revelarnos, solamente nos viene tirar la mano y agarrarnos de su pollera. Y decirle Mamá, como un niño cuando tiene miedo. Es quizás la única palabra que puede expresar lo que sentimos en los momentos oscuros. «Madre, mamá».

Hagamos juntos un momento de silencio. Miremos al Señor, él puede comprendernos porque pasó por todas esas cosas. Y miremos a nuestra madre, y como el chico que está abajo, agarrémonos de la pollera. Con el corazón, digámosle, madre. En silencio, hagamos esta oración, cada uno dígale lo que siente…

No estamos solos. Tenemos una madre, tenemos a Jesús, nuestro hermano mayor. No estamos solos. Y también tenemos muchos hermanos, que en este momento de catástrofe vinieron a ayudarnos. Y también nosotros nos sentimos más hermanos, que nos hemos ayudado unos a otros. Esto es lo único que me sale decirles. Perdónenme si no tengo otras palabras. Pero tengan la seguridad de que Jesús no defrauda. Tengan la seguridad que el amor y la ternura de nuestra madre no defrauda.

Y agarrados a ella como madre, y con la fuerza de Jesús nuestro señor, sigamos adelante. Y como hermanos, caminemos juntos».

 

Al término de la misa, el Papa, de nuevo en español, dio las gracias a Dios «por estar hoy con nosotros, por compartir nuestros dolores, por darnos esperanza. Gracias Señor por tu gran misericordia, porque quisiste ser como uno de nosotros. Gracias Señor porque siempre estás cercano a nosotros, aun en los momentos de cruz. Gracias Señor, por darnos la esperanza. Señor, que no nos roben la esperanza. Gracias, Señor, porque en el momento más oscuro de tu vida, en la cruz, te acordaste de nosotros y nos dejaste una madre, tu madre. Gracias, Señor, por no dejarnos huérfanos».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicado el In Francisco - Mensaje

Tenemos un Señor que es capaz de llorar con nosotros, de acompañarnos en los momentos más difíciles de la vida

FRANCISCO EN FILIPINAS. «Fue, seguramente, la homilía más personal, la más sentida, de todas cuantas Francisco ha pronunciado en estos últimos días», dice un periodista de España. La que salió del corazón. Ante miles de personas, muchos de ellos supervivientes de la catástrofe del tifón Yolanda, en mitad de otra fuerte tormenta tropical, y vistiendo durante toda la ceremonia el mismo chubasquero amarillo que los fieles, queriéndose hacer uno con ellos, Francisco pidió permiso para poder dirigirse a ellos en español. Dejó a un lado los papeles, el discurso preparado, y comenzó a hablar. Lenta pero apasionadamente, improvisando totalmente, dirigiéndose, de corazón a corazón, a cada persona que le escuchaba, entre aplausos, lágrimas y una profunda emoción que calentaba a todos aquellos que desafiaron, una vez más, la fiereza de la naturaleza. Miles de fieles llorando, pero reconfortados por las palabras de Francisco.

(más…)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *