Publicado el 2014-03-19 In Francisco - Mensaje

Sólo el que sirve con amor sabe custodiar

org. Todos los estamentos de la Iglesia, y otros muchos de fuera de ella, creyentes o no, han recibido las palabras claras y esperanzadoras, a la vez que motivadoras de Francisco, para asumir la responsabilidad que todos tenemos de construir un mundo de acuerdo al querer de Dios, en la fuerza del Espíritu y por la senda de Cristo. Cardenales y obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, novicios y seminaristas, familias, jóvenes y ancianos, comunidades e instituciones han recibido esta propuesta de salir “a la calle”, a llevar no una esperanza utópica, sino en hechos concretos, en proyectos evangelizadores de vida al hombre, esté este donde esté, y si es en la “periferia”, allí mismo, con todos los riesgos y peligros que conlleva. Prefiero una iglesia accidentada porque sale a servir, que enferma por ensimismamiento, nos repite constantemente. Testimonio de todo esto está en el apartado de Schoenstatt.org, donde se van seleccionando semana a semana, textos que nos impulsan en nuestra propia peregrinación hacia el Jubileo 2014. Sin duda, que siendo nosotros Iglesia, también estas palabras van dirigidas a nosotros. ¡Cómo se alegraría el Padre con este impulso misionero que se nos regala desde el corazón mismo de la Iglesia! (P. José María García)

SEMANA 12/2014

El amor cristiano es un amor sin cálculos. Ésta es la lección del Buen Samaritano; ésta es la lección de Jesús.

Tweet del 18.3.2014

Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a Pedro, pero ¿de qué poder se trata? A las tres preguntas de Jesús a Pedro sobre el amor, sigue la triple invitación: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas. Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad: al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado (cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con amor sabe custodiar… También hoy, ante tantos cúmulos de cielo gris, hemos de ver la luz de la esperanza y dar nosotros mismos esperanza. Custodiar la creación, cada hombre y cada mujer, con una mirada de ternura y de amor; es abrir un resquicio de luz en medio de tantas nubes; es llevar el calor de la esperanza. Y, para el creyente, para nosotros los cristianos, como Abraham, como san José, la esperanza que llevamos tiene el horizonte de Dios, que se nos ha abierto en Cristo, está fundada sobre la roca que es Dios. Custodiar a Jesús con María, custodiar toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a nosotros mismos; he aquí un servicio que el Obispo de Roma está llamado a desempeñar, pero al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella de la esperanza: protejamos con amor lo que Dios nos ha dado. Imploro la intercesión de la Virgen María, de san José, de los Apóstoles san Pedro y san Pablo, de san Francisco, para que el Espíritu Santo acompañe mi ministerio, y a todos vosotros os digo: Rezad por mí.

19.3.2013, inicio del ministerio petrino

De este episodio de la Transfiguración quisiera destacar dos elementos significativos, que resumo en dos palabras: subida y descenso. Nosotros necesitamos salir de la multitud, subir a la montaña, a un espacio de silencio, para encontrarnos con nosotros mismos y escuchar mejor la voz del Señor. Esto lo hacemos en la oración ¡Pero no podemos quedarnos allí! El encuentro con Dios en la oración nos empuja nuevamente a “descender de la montaña” y volver a la llanura donde nos encontramos con el resto de hermanos cargados de fatigas, injusticias, ignorancias, pobreza material y espiritual. A estos, nuestros hermanos, que están en dificultades, estamos llamados a llevar los frutos de la experiencia que hemos tenido con Dios, compartiendo con ellos los tesoros de gracia recibidos. Esto es curioso, cuando escuchamos la Palabra de Jesús, la tenemos en el corazón, esa Palabra crece, ¿sabéis cómo crece? Dándola al otro. La Palabra de Cristo en nosotros crece cuando la proclamamos, cuando la damos a los demás. Esta es la vida cristiana. Es una misión para toda la Iglesia, para todos los bautizados, para todos nosotros. Escuchar a Jesús y ofrecerlo a los demás.

Angelus, 16.3.2014

La primera tarea del cristiano es escuchar la Palabra de Dios, escuchar a Jesús, porque Él nos habla y Él nos salva con su Palabra; y Él también hace más robusta, más fuerte nuestra fe con esta palabra. ¡Escuchar a Jesús!  “¡Pero Padre, yo escucho a Jesús, lo escucho tanto!” – “¿Sí? ¿Qué escuchas?” – “Escucho la radio, escucho la televisión, escucho los comentarios de la gente…”. Tantas cosas escuchamos nosotros durante la jornada, tantas cosas… Pero yo les hago una pregunta: ¿Tomamos un poco de tiempo, cada día, para escuchar a Jesús, para escuchar la Palabra de Jesús? En casa, ¿tenemos el Evangelio? Y cada día escuchamos a Jesús en el Evangelio, ¿leemos un párrafo del Evangelio? ¿O tenemos miedo de esto, o no estamos acostumbrados? ¡Escuchar la Palabra de Jesús para nutrirnos! Esto significa que la Palabra de Jesús es el alimento más fuerte para el alma: ¡nos nutre el alma, nos nutre la fe! Yo les sugiero, cada día, de tomar algunos minutos y leer un pasaje del Evangelio y escuchar qué pasa allí. Sentir a Jesús, y esa Palabra de Jesús, cada día, entra en nuestro corazón y nos hace más fuertes en la fe.  También les sugiero tener un pequeño Evangelio, uno chiquitito, que se puede llevar en el bolsillo, en la cartera, y cuando tenemos un poco de tiempo, tal vez en el autobús… cuando se puede en el autobús, porque tantas veces en el bus estamos un poco presionados para mantener el equilibrio y también para cuidar los bolsillos, ¿no?… Pero cuando tú estas sentado aquí o allá, puedes leer también durante la jornada, tomar el Evangelio y leer dos palabritas. ¡El Evangelio siempre con nosotros!

Misa en una parroquia romana, 16.3.

¡Agrandar el corazón! ‘Pero yo soy un pecador’. ‘Mira qué cosa ha hecho éste, aquel…. ¡Yo he hecho tantas! ¿Quién soy yo para juzgarlo?’. Esta frase: ¿‘Quién soy yo para juzgar a éste? ¿Quién soy yo para hablar mal de éste? ¿Quién soy yo para? ¿Quién soy yo, que ha hecho las mismas cosas o peores?’. ¡El corazón grande! Y el Señor lo dice: ‘¡No juzguen y no serán juzgados! ¡No condenen y no serán condenados! ¡Perdonen y serán perdonados! ¡Den y se les dará!’. ¡Esta generosidad del corazón! Y ¿qué cosa se les dará? Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Es la imagen de las personas que iban a recoger el grano con el delantal y estiraban el delantal para recibir más, más grano. Si tienes el corazón grande puedes recibir más.

Santa Marta, 17.3.

El corazón grande  no condena, sino perdona, olvida porque Dios ha olvidado mis pecados; Dios ha perdonado mis pecados. Agrandar el corazón. ¡Esto es bello! sean misericordiosos. El hombre y la mujer misericordiosos tienen un corazón grande, grande: perdonan siempre a los demás y sólo piensan en sus pecados. ‘¿Has visto qué cosa ha hecho éste?’. ‘¡Tengo suficiente con aquello que he hecho yo y no me inmiscuyo!’. Este es el camino de la misericordia que debemos pedir. Si todos nosotros, si todos los pueblos, las personas, las familias, los barrios, tuviésemos esta actitud, ¡cuánta paz habría en el mundo, cuánta paz en nuestros corazones! Porque la misericordia nos conduce a la paz. Recuerden siempre: ‘¿Quién soy yo para juzgar?’. Hay que avergonzarse y agrandar el corazón. Que el Señor nos dé esta gracia.

Santa Marta, 18.3.

Me gusta estar entre la gente, junto a los que sufren, y andar por las parroquias. No me gustan las interpretaciones ideológicas, una cierta mitología del Papa Francisco. Cuando se dice, por ejemplo, que salgo de noche del Vaticano para ir a darles de comer a los mendigos de Via Ottaviano… Jamás se me ocurriría. Sigmund Freud decía, si no me equivoco, que en toda idealización hay una agresión. Pintar al Papa como si fuese una especie de Supermán, una especie de estrella, me resulta ofensivo. El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos. Es una persona normal.

Entrevista a Corriere della Sera y La Nación

San Francisco tuvo la genialidad de colocar el tema de la pobreza en el camino evangélico. Jesús dice que no se puede servir a dos amos, Dios y el dinero. Y cuando seamos juzgados al final de los tiempos (Mateo, 25), nos preguntarán por nuestra cercanía con la pobreza. La pobreza nos aleja de la idolatría y abre las puertas a la Providencia. Zaqueo entrega la mitad de sus riquezas a los pobres. Y a quienes tienen sus graneros llenos de su propio egoísmo el Señor, al final, les pedirá cuentas. Creo haber expresado bien mi pensamiento sobre la pobreza en «Evangelii Gaudium». – Es cierto, la globalización salvó de la miseria a muchas personas, pero condenó a muchas otras a morir de hambre, porque con este sistema económico se vuelve selectiva. La globalización en la que piensa la Iglesia no se parece a una esfera en la que cada punto es equidistante del centro y en la cual, por lo tanto, se pierde la particularidad de los pueblos, sino que es un poliedro, con sus diversas facetas, en el que cada pueblo conserva su propia cultura, lengua, religión, identidad. La actual globalización «esférica» económica, y sobre todo financiera, produce un pensamiento único, un pensamiento débil. Y en su centro ya no está la persona humana, sólo el dinero.

Entrevista a Corriere della Sera y La Nación

¿Qué hacen los hipócritas? Se disfrazan, se disfrazan de buenos: ponen cara de imagencita, rezan mirando hacia el cielo, haciéndose ver, se sienten más justos que los demás, desprecian a los demás. ‘Pero – dicen – yo soy muy católico, porque mi tío es un gran benefactor, mi familia es ésta, y yo soy… he aprendido… conocido a tal obispo, a tal cardenal, a tal padre… Yo soy…’. Se sienten mejores que los demás. Ésta es la hipocresía. El Señor dice: ‘No, eso no’. Ninguno es justo por sí mismo. Todos tenemos necesidad de ser justificados. Y el único que nos justifica es Jesucristo.   Para no ser cristianos disfrazados, que cuando pasa esta apariencia, se ve la realidad, es decir que no son cristianos.‘Socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan la causa de la viuda’. Ocúpense del prójimo: del enfermo, del pobre, del que tiene necesidad, del ignorante. Ésta es la piedra de parangón. Los hipócritas no saben hacer esto, no pueden, porque están tan llenos de sí mismos que están ciegos para mirar a los demás. Cuando uno camina un poco y se acerca al Señor, la luz del Señor le hace ver estas cosas y va a ayudar a los hermanos. Éste es el signo, éste es el signo de la conversión.

Santa Marta, 18.3.

El signo de que nosotros estamos con Jesucristo es éste: atender a los hermanos, a los pobres, a los enfermos, como el Señor nos enseña. La Cuaresma es para ajustar la vida, organizar la vida, cambiar la vida, para acercarnos al Señor. El signo de que estamos lejos del Señor es la hipocresía. El hipócrita no tiene necesidad del Señor, se salva por sí mismo, así piensa, y se viste de santo. El signo de que nosotros nos acercamos al Señor con la penitencia, pidiendo perdón, es que nosotros cuidamos a nuestros hermanos necesitados. Que el Señor nos de a todos luz y coraje: luz para conocer lo que sucede dentro de nosotros y coraje para convertirnos, para acercarnos al Señor. ¡Es hermoso estar cerca del Señor!

Santa Marta, 18.3.

  • Ver todos los textos en la categoría: Francisco a los peregrinos 2014
  • El objetivo de la peregrinación
    es la renovación de la Alianza de Amor
    en su fuerza plasmadora y misionera;
    la que se manifestará -hacia dentro de Schoenstatt-,
    en la renovación de la Familia
    y -hacia fuera-, en la plasmación de una Cultura de Alianza.

    Documento de Trabajo 2014


    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

    Publicado el In Francisco - Mensaje

    Sólo el que sirve con amor sabe custodiar

    org. Todos los estamentos de la Iglesia, y otros muchos de fuera de ella, creyentes o no, han recibido las palabras claras y esperanzadoras, a la vez que motivadoras de Francisco, para asumir la responsabilidad que todos tenemos de construir un mundo de acuerdo al querer de Dios, en la fuerza del Espíritu y por la senda de Cristo. Cardenales y obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, novicios y seminaristas, familias, jóvenes y ancianos, comunidades e instituciones han recibido esta propuesta de salir “a la calle”, a llevar no una esperanza utópica, sino en hechos concretos, en proyectos evangelizadores de vida al hombre, esté este donde esté, y si es en la “periferia”, allí mismo, con todos los riesgos y peligros que conlleva. Prefiero una iglesia accidentada porque sale a servir, que enferma por ensimismamiento, nos repite constantemente. Testimonio de todo esto está en el apartado de Schoenstatt.org, donde se van seleccionando semana a semana, textos que nos impulsan en nuestra propia peregrinación hacia el Jubileo 2014. Sin duda, que siendo nosotros Iglesia, también estas palabras van dirigidas a nosotros. ¡Cómo se alegraría el Padre con este impulso misionero que se nos regala desde el corazón mismo de la Iglesia! (P. José María García)

    (más…)

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *