Publicado el 2015-02-17 In Dilexit ecclesiam

Curar heridas, recuperar y acompañar a la familia

VATICANO/PARAGUAY, Stella y Víctor Domínguez. «Cuánta familia herida, cuánto matrimonio deshecho, cuánto relativismo en la concepción del sacramento del matrimonio», dijo el Santo Padre Francisco al Movimiento de Schoenstatt en la audiencia con ocasión del Jubileo de fundación, el 25 de octubre pasado. «Entonces, no queda otro camino que hacer algo. Entonces tu pregunta, ¿qué podemos hacer? Sí, podemos hacer buenos discursos, declaraciones de principios, a veces hay que hacerlos, ¿no es cierto? Con las ideas claras: Miren, esto que ustedes están proponiendo no es matrimonio, es una asociación, pero no es matrimonio. O sea, a veces hay que decir cosas muy claras, y eso hay que decirlo. Pero la pastoral de ayuda, en este caso, solamente tiene que ser cuerpo a cuerpo. O sea, acompañar. Y esto significa perder el tiempo. El gran maestro de perder el tiempo es Jesús, ¿no? Ha perdido el tiempo acompañando, para hacer madurar las conciencias, para curar heridas, para enseñar. Acompañar ese hacer camino juntos…» es la tarea que asumimos como exponentes en el Congreso Internacional de movimientos, grupos y asociaciones de familia y vida, organizado por el Pontificio Consejo para la Familia, del 22 al 24 de enero en Roma.

«El anuncio del Evangelio de la familia de hoy hace necesario el desarrollo de una pastoral de acompañamiento a las familias, “cuerpo a cuerpo”, que los ayude a encarnar el Evangelio en su realidad cotidiana, abarcando las diferentes problemáticas que viven las familias en las diferentes etapas de la vida, desde el inicio del matrimonio, en el crecimiento de los hijos,  incluyendo la etapa del cuidado de los padres y familiares ancianos, las dificultades de salud, laborales, los migrantes, etc». Así comenzó nuestra exposición, dada ante más de 300 personas. La experiencia del Congreso fue muy enriquecedora, una linda oportunidad de familia, como Iglesia que somos, para conocernos y tener una sola voz, crear nuevos lazos y fortalecer los ya existentes: éste fue uno de los objetivos del Pontificio Consejo para la Familia al organizar el Congreso, cuyo tema central fue «La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo«.

Los más de 300 participantes proveníamos de 26 países del mundo, representando a 84 Movimientos y Asociaciones, y  tuvimos la oportunidad de compartir nuestros carismas y conocer los diferentes apostolados para defender y  acompañar a las familias.

«Gracias por traer al Espíritu Santo a este lugar»

El Movimiento Apostólico de Schoenstatt Internacional estuvo representado en esta oportunidad por nueve matrimonios de diferentes países: de Alemania, Josef y Rosa María Wieland, Bernhard y Elisabeth Neiser, Karen y Kuno Leibold; de Austria, Richard e Inge Sickinger; de Argentina, Eduardo y María Inés Epele y Eduardo y Alicia Monguillet; de Brasil, Douglas Moser;  de Chile, Pili y Luis Jensen y  nosotros de Paraguay. Nos distribuimos en los cinco grupos de trabajos que se dividieron según los idiomas.

La verdad es que sentimos muy fuertemente la presencia del Espíritu Santo en todo momento y, muy especialmente, en el momento de nuestra exposición. Esto lo pudimos confirmar cuando un señor que pertenece a la Renovación Carismática de Colombia nos dijo: «Gracias por traer al Espíritu Santo a este lugar». Nos contó que vio la luz del Espíritu Santo sobre nosotros. Fue una experiencia muy fuerte. Nos sentimos muy pequeños e indignos, pero sabemos que la Mater nos utiliza como sus instrumentos y es Ella la que actúa a través nuestro.

Servicio

Al terminar la presentación, se nos acercaron muchas personas de diferentes países y lenguas a felicitarnos. Todos nos pedían nuestros mails y querían conocer más de nuestra experiencia, no solamente de la Pastoral de la Esperanza (para separados y divorciados en nueva unión), sino también sobre el acompañamiento a los novios, la preparación pre-matrimonial, el apoyo a matrimonios jóvenes; y, sobre todo, el acompañamiento a los matrimonios en crisis, una pastoral, o mejor, un servicio que no es tan conocido.

A nuestro regreso a Paraguay, nos encontramos con mails con solicitudes de más informes sobre la Pastoral de la Esperanza,  de nuestra experiencia sobre los temas e itinerarios utilizados.

Difusión

Recibimos una comunicación del Consejo Pontificio, solicitándonos que en la página Web del Movimiento se introduzca el link del Consejo Pontificio para la Familia.

En EWTN siguen emitiendo la entrevista que nos realizaran durante el Congreso, que ya la vieron muchas personas en diferentes días.

Y en Schoenstatt.org hay muchos comentarios de personas que piden contacto e información sobre una pastoral totalmente al servicio de los matrimonios para, como dijo el Papa Francisco, «curar heridas, recuperar y acompañar a la familia».

 


Contacto con Stella y Víctor Domínguez

Exposición en el Congreso (Lineamentas III)

Lineamenta: La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo

Pastoral de la Esperanza

Consejo Pontifico para la Familia  – Boletin

“Cuando el Sínodo haya terminado, ¿quién transmitirá el mensaje?”

La Pastoral de la Esperanza de la Obra Familiar de Paraguay – tema destacado en los medios

Pareja de esposos comparte experiencia pastoral con divorciados en nueva unión

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Curar heridas, recuperar y acompañar a la familia

VATICANO/PARAGUAY, Stella y Víctor Domínguez. «Cuánta familia herida, cuánto matrimonio deshecho, cuánto relativismo en la concepción del sacramento del matrimonio», dijo el Santo Padre Francisco al Movimiento de Schoenstatt en la audiencia con ocasión del Jubileo de fundación, el 25 de octubre pasado. «Entonces, no queda otro camino que hacer algo. Entonces tu pregunta, ¿qué podemos hacer? Sí, podemos hacer buenos discursos, declaraciones de principios, a veces hay que hacerlos, ¿no es cierto? Con las ideas claras: Miren, esto que ustedes están proponiendo no es matrimonio, es una asociación, pero no es matrimonio. O sea, a veces hay que decir cosas muy claras, y eso hay que decirlo. Pero la pastoral de ayuda, en este caso, solamente tiene que ser cuerpo a cuerpo. O sea, acompañar. Y esto significa perder el tiempo. El gran maestro de perder el tiempo es Jesús, ¿no? Ha perdido el tiempo acompañando, para hacer madurar las conciencias, para curar heridas, para enseñar. Acompañar ese hacer camino juntos…» es la tarea que asumimos como exponentes en el Congreso Internacional de movimientos, grupos y asociaciones de familia y vida, organizado por el Pontificio Consejo para la Familia, del 22 al 24 de enero en Roma.

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