En el hemisferio sur comenzó la primavera y, en la Casa del Niño…¡Con todo su esplendor!

ARGENTINA, Gabriela Sarquis •

Sin así decirlo, en la catequesis se trató el tema Capital de Gracias y aprovechando la estación, para hacer los aportes, los niños dibujaron flores con enorme creatividad y singular contenido reflejando, en ellas, la diafanidad y la pureza de sus pequeños/grandes corazones. Todo un reflejo de lo que todos debemos ser, tal el mandato de Jesús cuando nos dijo “sed como los niños”. —

Con la consigna ¿qué queremos que florezca en nuestros corazones en esta primavera?, los chicos de Casa del Niño pintaron una flor y fueron escribiendo qué querían que floreciera en sus corazones: familia, amistad, amor, felicidad, solidaridad, paz, entre otros valores. Así los chicos fueron ofreciendo a la Mater virtudes que ennoblecen el alma. Después, cada uno con su flor se acercó a la ermita de la Mater en el patio de la casa y mientras escuchaban lindos cantos le regalaron sus flores a María.

Pequeños testimonios de enormes corazones

“Seño…¿Puedo escribir en mi flor algo que NO quiero que suceda?”. Ante tan extraña solicitud, la maestra se quedó totalmente sorprendida. Sin siquiera imaginar la respuesta, le pidió un poquito más de detalle y la respuesta fue: “Es que no quiero que mi mamá se entere que me saqué un cuatro (nota muy baja) en la prueba de Lengua”. ¡Cuánta pureza en esa almita!.

En el momento de acercar cada “flor” a la pira para su posterior quema y ofrecimiento a María, cada niño, cuando veía pasar a la suya decía “Ahí va la mía, ahí va la mía”, con mucha alegría por lo que había hecho. Pero no todos estaban alegres… Una niña, cuando terminó la suya, sabiendo el destino que tendría le dijo a su Seño: “Yo no quiero quemarla…está muy linda y me da pena”. Entonces la maestra le dijo que “A la Virgen hay que regalarle cosas lindas porque a Ella también le gustan las flores lindas”. ¡La niña, feliz, entregó su flor”

Luego de la quema de los capitales de gracias, una chiquita, integrante de una familia de siete hermanitos que recién ingresaban a la Casa (entre hermanos y medio hermanos), se puso a jugar en un costado frente a la huerta, solita, ya que faltaban unos minutos para el almuerzo. La Seño al observar esto, le pidió a otra de las chiquitas que fuera a jugar con ella ya que no conocía a nadie y estaba solita. La chiquita fue y con esa espontaneidad y entrega que tienen los niños, ambas jugaron felices hasta la hora de almorzar.

Momentos, regalos, disfrute de la vida

Qué hermosos testimonios nos regalan los niños en todo momento y cuanto podemos sumar, los adultos, para que ellos disfruten el estar juntos y aprender las lindas cosas que tiene la vida.

Nota: “Seño” es la forma en que los niños, en Argentina, tratan cariñosamente a las maestras, las “Señoritas”

La Casa del Niño Padre José Kentenich es un hogar de día para niños de 4 a 13 años situada en el barrio San Nicolás de Florencio Varela. En este hogar buscamos que los niños puedan crecer en un ambiente sano, lleno de amor, confianza y, sobre todo, esperanza. Los cerca de 300 niños que alberga la casa aprenden valores nobles para que puedan encontrar su camino en la vida de una manera sana, alejados de los peligros de la calle.

Casa del Niño

Colaboración: Juan Barbosa @schoenstatt.org