Una vez en el año son más especiales que nunca

ARGENTINA, Juan Diego Stellatelli •

Hace ya un año que el último viernes de cada mes los voluntarios Nicolás y Natasha nos visitan para el festejo mensual de cumpleaños. Llegan con sus bolsas de globos, serpentinas y golosinas para las tortas. —

Para muchos es su único festejo, que recordarán y atesorarán por siempre.

La Casa del Niño es una realidad gracias al generoso aporte y entrega de cientos de amigos, muchos en forma remota, con un aporte económico que es imprescindible; otros como Nicolás y Natasha lo hacen con su presencia, su afecto, entrega y trabajo con los chicos.

Cumpleañeros felices

Aporte de los alumnos de la Facultad de Farmacia y Bioquímica

La semana pasada, alumnos de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, nos visitaron con en nueva edición del programa de educación ambiental con un taller de reciclado y cuidado del medioambiente. Lo hacen hace tiempo, varias veces el año. Los chicos lo disfrutan mucho… y los estudiantes, aparentemente, también.

Casa del Niño. Aporte de alumnos de la Facultad de Farmacia y Bioquímica

Una realidad gracias al aporte de muchos

El 19 de marzo de 1985 se colocaba la piedra fundamental que daría origen a la Casa del Niño, en el año del centenario del nacimiento del Padre José Kentenich por lo cual lleva su nombre. Con el apoyo del Movimiento Apostólico de Schoenstatt y gracias al esfuerzo y generosidad de mucha gente que apostaron fielmente al proyecto se construyó esta casa, sin fines de lucro, que otorga un espacio especial para brindar a los niños del barrio y sus familias la oportunidad de crecer en un ambiente sano de amor, alegría, libertad y confianza.
Hoy felizmente recibimos a 300 chicos diariamente en dos turnos, ellos reciben almuerzo, desayuno o merienda, apoyo escolar, talleres recreativos y un lugar de pertenencia.

Gracias a cada uno por cada aporte en oración, trabajo y plata. Se necesita.

Casa del Niño