URUGUAY, Centro Educativo Providencia •
La metodología de Aprendizaje y Servicio Solidario (AYSS) es una propuesta de aprendizaje activo, en la cual los estudiantes protagonizan las actividades, utilizando los conocimientos adquiridos en otros espacios educativos para abordar las necesidades reales de una comunidad, trabajando en ella. Los estudiantes que participan en proyectos AYSS, aprenden a través de la experiencia y realizan una acción social para la comunidad. —
En el marco de la propuesta que lleva adelante el Club de Niños, uno de los cinco programas educativos del Centro Educativo Providencia en Montevideo, los estudiantes de segundo año junto a educadores llevaron adelante el proyecto “Plazas que unen”, un proyecto de Aprendizaje y Servicio Solidario que se centró en promover la participación de los niños -entendida como el ejercicio de una ciudadanía activa, comprometida y con incidencia en la comunidad local-, abordando la temática de las plazas del barrio y de qué manera se pueden volver más inclusivas, tanto para los niños como para los adultos mayores. “El objetivo principal es poder generar un espacio de encuentro y de disfrute en conjunto con los adultos mayores y los niños” destacó Martín Vilar, profesor de educación física y educador referente de este proyecto.
Pensar en los niños y en los adultos mayores en el barrio
Con el proyecto “Plazas que unen” se abordó colectivamente y de forma participativa una problemática concreta como es el tema de la inclusión en las plazas del barrio. Martín nos comentá que la idea es “involucrar a los niños con la plaza, que quede un espacio mucho más lindo, más disfrutable y también generar este tipo de oportunidades para los adultos mayores ya que no hay muchas propuestas que estén pensadas en el barrio para ellos”.
Como primer paso de este proyecto, se buscó problematizar sobre un tema, generando una motivación y dándole un sentido. “Charlando con los niños y buscando qué propuestas podrían generarse dentro de la comunidad, del barrio, se presentó este proyecto” explica Martín.
Una vez definido el proyecto, los niños y los educadores se trasladaron al parque Deborah Céspedes, ubicado sobre la Rambla Egipto (Cerro de Montevideo) y a la plaza Nuevo Amanecer para realizar una comparativa entre los espacios, y posteriormente trabajarlo en clase. María Eugenia Álvarez, maestra referente del grupo y de este proyecto, explica: “Pudimos comparar ambas plazas, ver las diferencias, qué le faltaba a una, qué le faltaba a la otra”. Luego agrega: “Los niños identifican que en la plaza del Nuevo Amanecer hay propuestas para niños, pero no identificaban que había para adultos ni para adultos mayores, que era el propósito nuestro, pensar en los adultos mayores en el barrio”.
Una vez realizado este diagnóstico, los chiquilines definieron que iban a estar trabajando con la plaza Nuevo Amanecer, plaza del barrio que se encuentra ubicada en las inmediaciones de la policlínica Barrio Nuevo Amanecer y cercano a un Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF) del Caif Girasoles.
Entrevistas con los vecinos
Como segunda etapa salieron al encuentro con la comunidad, detectaron que la mejor manera de saber qué pensaban los adultos mayores era a través de entrevistas con los vecinos. “En las entrevistas que hicimos a los adultos mayores, todos nos dijeron lo mismo, que no hay propuestas para ellos. También, les preguntamos a qué les gustaba jugar, qué aspectos de mejora identificaban” explicó María Eugenia, “nosotros teníamos que ver qué cosas podíamos hacer a corto plazo y qué cosas podíamos hacer a largo plazo” concluyó.
Dentro de las actividades que se pueden llevar a cabo a largo plazo, los estudiantes visitaron el Centro Comunal Zonal 17 (CCZ 17) donde los recibió el arquitecto referente al cual presentaron una carta con su proceso de diagnóstico y sus propuestas. Le compartieron además la intención de presentarse al Presupuesto Participativo 2023, donde se proponen y se votan proyectos de mejora en los distintos barrios de Montevideo. Ian, estudiante de segundo año del Club de Niños nos contó que lo que más le gustó fue ir al Centro Comunal porque nunca había ido y fue una experiencia nueva. En cuanto a las actividades a corto plazo, los estudiantes, junto a educadores y familias, visitaron la plaza Nuevo Amanecer para realizar una jornada de acondicionamiento y mejora del espacio. Ambar, estudiante de segundo año del Club de Niños, compartió su experiencia “me encantó todo eso porque estuvimos arreglando y es lo mejor, arreglar una plaza para que todos podamos disfrutarla”. Dentro de esta jornada, colocaron nuevas papeleras, cortaron el pasto, pintaron los juegos ya existentes, crearon y pintaron nuevos juegos en el suelo y plantaron árboles que fueron donados. “Planeamos poner tobogán, hamacas, subibaja, pasamanos, también juegos de deporte para los adultos mayores y estábamos viendo ahora si podíamos poner juegos para personas en silla de ruedas. Así todos los que están en el mundo pueden disfrutarla” comentó Ambar.
Los estudiantes son dueños de su propio aprendizaje
“Lo bueno de este tipo de aprendizaje es que lo guían los estudiantes, son dueños de su propio aprendizaje, eligen lo que hacer y los motiva. Lo principal es la motivación y las ganas de ayudar, de hacer algo por los demás” concluyó María Eugenia.
El Club de Niños Providencia funciona desde 2004 en convenio con el Instituto del Niño y el Adolescente (INAU). En el mismo se atienden diariamente a 113 niños, que asisten a contra turno con la escuela pública y desarrollan actividades socioeducativas, de promoción del aprendizaje, de recreación y expresión.
Actualmente trabajamos con 700 niños, jóvenes y sus familias a través de 5 programas educativos: Casa Comunitaria, Club de Niños, Liceo, Centro Juvenil y Programa de formación laboral.