Refugiados ucranianos con los Padres de Schoenstatt en Polonia

POLONIA, P. Arkadiusz Sosna • 

Han pasado las primeras semanas y meses desde que acogimos a los primeros refugiados de Ucrania en nuestro Sion de Jozefow, cerca de Varsovia. —

Mientras tanto, podemos comunicarnos mejor, los padres estamos repasando nuestro ruso (escolar) y nuestros invitados entienden cada vez más la lengua polaca. Los niños están aprendiendo en la escuela. El más pequeño, de diez años, es llevado a la escuela todos los días en autobús. Los mayores aprovechan la formación a distancia.

Utilizamos los recursos financieros que recibimos para la alimentación y la provisión de habitaciones con calefacción, así como para satisfacer otras necesidades de las personas que viven con nosotros. Un nuevo reto de esta primavera ha sido la compra de ropa. Al huir de la guerra, estas personas llevaban naturalmente poco equipaje y sólo ropa de invierno. Así que se tomaron medidas para adaptar el vestuario de nuestras damas y niños a las condiciones climáticas de la primavera y ahora en pleno verano. La paciencia de los Padres fue puesta a prueba, pero las sonrisas en los rostros de las mujeres nos hicieron olvidar las horas pasadas en los percheros. El vestuario de invierno es sustituido por las coloridas creaciones de primavera y verano.

Atención médica

La atención médica es otro reto. Los exámenes y las visitas médicas son gratuitos gracias a la ayuda de los médicos, pero los medicamentos hay que pagarlos. Actualmente visitamos tres hospitales, tres personas necesitan tratamiento intensivo. Con nuestra ayuda, nuestros pacientes pueden ver a un ortopedista, un internista y un ginecólogo.

¡Es un niño!

La mayor alegría de la casa es el más pequeño, Artem. Fue una experiencia nueva para nosotros, los Padres, acompañar a una de las madres durante el parto. Acompañamos a nuestra Tatiana en las visitas al hospital y en mayo vivimos nuestro primer parto en Sion. Es un niño. Para mí, personalmente, es una gran alegría. El Dios de la vida da vida y una fuerte porción de esperanza.

Así que habrá un bautismo en Sion y en las conversaciones estamos planeando una fiesta de cumpleaños para el bebé en Ucrania. Todo está en manos de Dios. La tristeza de estar separada de su marido y de su hogar se vio atenuada por la expectativa del nacimiento. Preparamos la habitación para la madre y el niño y proporcionamos el equipo inicial. Algo así es único para nuestra comunidad.

Tatiana tuvo mucha suerte de poder dar a luz en el hospital. Como fue un parto prematuro, tuvo que volver al hospital después de unos días con nosotros, ya que el pequeño no ganaba peso. Unos días en el hospital y luego el alegre regreso a Sion. Ahora el bebé pesa más de 4 kg. Las fotos de la ecografía antes de su nacimiento probablemente quedarán en nuestra memoria para siempre. Cuando recogimos al bebé del hospital, aprendimos muchas cosas nuevas, por ejemplo, cómo se montan las cunas y cuántas cosas necesita una persona tan pequeña. Para nosotros, los Padres, es una experiencia absolutamente extraordinaria. El padre del bebé pudo salir de Ucrania durante unos días debido a su trabajo (camionero) y se quedó con nosotros un tiempo. La feliz familia estaba completa. Desgraciadamente, no por mucho.

Procedimiento administrativo

Algunos en tránsito

Nuestros refugiados también están invitados a la misa en nuestro santuario. El domingo pasado, después de la misa, realicé el ritual de la bendición de una mujer embarazada.

Los días pasan rápidamente y una y otra vez, acogemos a las familias, aunque sea temporalmente. Dos familias de nuestro Sion ya se han ido a Inglaterra y una familia está esperando para irse a Canadá. Allí, los maridos esperan a sus esposas e hijos. Todos esperan que la guerra termine y puedan volver a su tierra. Sin embargo, también hay pequeños momentos de alegría mezclados con esta tristeza por la guerra, así que no perdimos la oportunidad de celebrar el cincuenta cumpleaños de Larysa con ella en nuestra casa.

En la actualidad, 12 personas viven con nosotros de forma permanente. Además, acogemos constantemente a nuevas personas en nuestra comunidad, al menos temporalmente. Hay gente que se queda dos o tres días y luego se va y otros que ya han anunciado su estancia y luego cambian de opinión en el último momento. La rotación es permanente aquí en la casa. Todos nos preguntamos cuánto durará. Las noticias de los maridos de nuestras compañeras de casa de Ucrania no son optimistas. La casa de una de nuestras familias ha sufrido daños y la preocupación por el futuro es cada vez mayor. Seguimos asegurando a nuestros huéspedes, porque eso es lo que son para nosotros, que Sion será su hogar mientras la situación lo exija.

Todos tienen sus papeles

Mientras tanto, hemos conseguido arreglar asuntos formales para todos los que viven con nosotros de forma permanente. De este modo, las mujeres pueden aceptar el trabajo y recibir a cambio muchos privilegios y beneficios. Independientemente de cómo evolucione la situación en Ucrania, ya tienen todos los documentos necesarios para vivir y trabajar permanentemente en Polonia. La realización de los trámites oficiales implicaba numerosas y, en su mayoría, engorrosas formalidades. Pero la amabilidad de los funcionarios nos fortaleció y la tediosa traducción del ucraniano al polaco resultó más fácil.

Pierogi

Como especialidad culinaria de Ucrania, los famosos pierogi se han convertido en una marca reconocida entre nuestras ucranianas. Últimamente, las señoras han hecho grandes cantidades de ellos, ya que están causando sensación. Por un donativo voluntario, los visitantes de nuestro Sion pueden disfrutar de deliciosos pierogis y al mismo tiempo, contribuir a apoyar a los refugiados de guerra.

Les agradecemos de todo corazón el apoyo financiero, el gran compromiso y la solidaridad del Movimiento de Schoenstatt.

Original: alemán. Traducción: Juan Eduardo Villarraza, Paraná, Argentina