Publicado el 2014-05-17 In Schoenstatt en salida

El misionero sólo se cansa cuando no camina

PARAGUAY, José Aníbal Argüello Rojas. En la presente pasada Semana Santa, Dios me regaló la oportunidad de poder misionar en las Misiones Universitarias Católicas. Si bien ya había participado en anteriores ediciones, este año la Misión tuvo una gran particularidad.

Antes de continuar, debo decir que pude interiorizarme sobre la vida y obra del Siervo de Dios, Joao Luis Pozzobon. Él (Don Joao), misionó con la “Peregrina Original” durante 35 años. Recorrió 140.000 kilómetros cargando con la misma, y sintiéndose un verdadero “burrito de María”, llevándola a donde Ella quería manifestar su amor de madre y realizar sus milagros. Asimismo, pude descubrir que la Mater que él cargaba, la Peregrina Original, siempre ocupaba un lugar central en su vida. No era un accesorio más en su labor apostólica de misionero. No era un “bulto” o una “carga”. No era tampoco un objeto decorativo que llegaba a una capilla, hospital, escuela, oratorio. La Peregrina era nada más y nada menos que la misma Virgen María, Santísima Madre de Dios, que realizaba por medio del burrito Joao, una segunda visitación, saliendo al encuentro de sus hijos que clamaban por ella.

La Auxiliar nos esperaba

Ahora bien, y para seguir compartiendo un pequeño testimonio de lo que vivimos en esta semana santa, quiero comentar que al llegar a la escuela que nos acogió durante el tiempo de misión, entré a la capilla que especialmente se prepara para recibirnos a los misioneros, y me encontré con la Peregrina Auxiliar, idéntica en tamaño a la Peregrina Original. Luego de la consulta a los responsables de la capilla, se nos concedió la posibilidad de “misionar” con la Auxiliar.

Al llegar a nuestra compañía, que era la más distante del pueblo al que fuimos a misionar, ingresamos primeramente a la casa de una de las referentes de la comunidad, quien ya días anteriores había reclamado la presencia de María, deseando ser visitada por la Madre de Dios. Era Jueves Santo de mañana, y como es tradición en nuestro país, se estaba preparando chipa, sopa, y toda la comida para el tradicional “karu guazú”; por ende, todos los miembros de la familia estaban atareados y ocupados en los distintos quehaceres. No obstante ello, una vez que vieron que María llegaba a su hogar, toda la familia se movilizó en torno a ella, la acomodaron al lado de su “nicho” familiar, y con mucha devoción rezaron en familia, con los misioneros, implorando a la Mater que derrame sus bendiciones. Una vez que salimos de esa casa, la persona que portaba a la Auxiliar miró con ella hacia la casa visitada, para así dejar definitivamente las gracias que María lleve consigo a cada hogar que visita.

«Es la primera vez que me visita María»

Luego de esta casa, la Misión prosiguió. La Auxiliar visitó aproximadamente 9 hogares esa mañana. En la mayoría de ellos, María se encontró con personas de la tercera edad. Abuelitos y abuelitas, que no podían contener su emoción una vez que podían distinguir “quién era” la que los visitaba.

La falta de conocimiento del idioma guaraní no fue impedimento para entender la alegría y el gozo que les representaba esta visita: “ES LA PRIMERA VEZ QUE ME VISITA MARÍA”; “DEMASIADO ME HALLO”; “HOLA MAMITA DEL CIELO”, repetían, casi de manera unánime, las abuelitas y abuelitos, en muchos casos mayores de 80 y 90 años.

La Mater quedó sorda

Un poco más tarde, luego de almorzar, cuando nos tocó jugar con los más pequeños, María quiso estar presente, y enseñarles con su amor maternal a rezar el Rosario. Como eran muy pequeños, los niños entendieron que cada Ave María significaba regalarle una rosa a María. Ellos comprendieron muy bien esto, y con todas sus fuerzas, gritando bien fuerte, le regalaron a Mamá María su primer denario de rosas. ¡¡La Mater quedó sorda de alegría!!

Tanto al finalizar este encuentro con los chicos, así como al salir de las casas misionadas, todos estaban invitados a despedirse de María tocándola o dándole un beso, y luego hacer la señal de la Cruz. En todos los casos, las familias enteras, especialmente los niños, saludaban y se despedían de María con mucha devoción. En muchos casos con oraciones más íntimas bien cerca de Ella, y hasta con lágrimas. Era un encuentro muy personal entre ellos, y su mamita del cielo.

Ella se esfuerza por llegar a sus hijos más desamparados; los abuelitos y los chiquitos

En todos esos días de Misión, fue María quien nos mostró el camino que quería seguir. Las casas a donde quería llegar.

Pudimos darnos cuenta de cómo Ella se esfuerza por llegar a sus hijos más desamparados; los abuelitos y los chiquitos.

Ella se encargó perfectamente de todo, de brindarles su amparo, y de hacerles sentir que no están solos.

Sin duda alguna, en todos los hogares visitados por Ella se están realizando, desde la semana santa, varios milagros, todos ellos gracias a la intercesión y visita de la Madre del cielo.

Esto que vivimos, no hace otra cosa que fortalecernos como misioneros, en particular de la esforzada Campaña del Rosario, y asimismo nos ha hecho confirmar que “ELLA ES LA GRAN MISIONERA, ELLA OBRARÁ MILAGROS”.

 

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Publicado el In Schoenstatt en salida

El misionero sólo se cansa cuando no camina

PARAGUAY, José Aníbal Argüello Rojas. En la presente pasada Semana Santa, Dios me regaló la oportunidad de poder misionar en las Misiones Universitarias Católicas. Si bien ya había participado en anteriores ediciones, este año la Misión tuvo una gran particularidad.

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1 Responses

  1. Silvia Sibay dice:

    La Mater peregrina va donde la necesitan. Siempre acompañando a los más débiles y necesitados.
    Y mientras haya misioneros que sean sus pies y sus manos, seguirá recorriendo cada rincón de este mundo, llevándo amor, consuelo y las gracias del Santuario.
    Ella necesita muchos que se consagren a su servicio: llevar a su Hijo Jesús hasta los confines.
    ELLA ES LA GRAN MISIONERA, ELLA OBRARÁ MILAGROS!!!

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