Publicado el 2014-06-19 In schoenstattianos

Ser capaces de trabajar en red

CHILE, mda. ¿Quiénes son las personas portadoras de Schoenstatt a su segundo siglo de existencia? Son hombres y mujeres, jóvenes y mayores, europeos y africanos, sacerdotes y laicos, schoenstattianos desde siempre y también quienes recién lo descubrieron. Son misioneros, profetas, pastores, padres, visionarios, constructores,  guardianos, conquistadores.  Son personas con biografías únicas, con sus heridas y sus momentos de gloria, con historias de alianza que valen ser contadas. Personas como Rolando Cori, entrevistado por schoenstatt.org. Fue bautizado en Bellavista. Compuso obras musicales para Schoenstatt. Participó en la celebración de los 65 años del 31 de mayo en Bellavista y le extrañó que no hubiera alguna noticia sobre esto en schoenstatt.org. Pasó lo que pasa: terminó siendo entrevistado…

¿Quién es Rolando Cori?

Nací en Santiago de Chile en 1954. Recibí una esmerada formación humanística y científica pues mis padres eran bioquímicos y académicos en la Universidad de Chile, la principal universidad del Estado. Como ellos no profesaban religión alguna, mi hermano y yo no fuimos bautizados. A los 15 años comencé a estudiar guitarra clásica, y a través de la música y de ciertas lecturas me fui acercando a la idea de una trascendencia. Unos amigos compañeros del liceo me invitaron al Movimiento de Schoenstatt en Bellavista y en Pentecostés de 1973 fui bautizado allí. Ya en el Movimiento, compuse junto a otros amigos la «Cantata del 31 de Mayo» con texto de J. E. Coeymans que fue estrenada para los 25 años de la misión, en 1974. Participé en la Juventud Universitaria y luego de pasar dos años por la comunidad de los Padres de Schoenstatt, volví a la música y me gradué en composición en la Universidad de Chile. Posteriormente, con  becas del DAAD y KAAD, concluí estudios de postgrado en composición en la Escuela Superior de Música de Friburgo, Alemania. Desde 1983 soy profesor en el Departamento de Música de la Universidad de Chile donde enseño composición, armonía y contrapunto.. He sido coordinador de la carrera de composición en pre- y postgrado, presidente de la Asociación Nacional de Compositores y Senador Universitario. Mis obras musicales se han estrenado y grabado en varios países. Actualmente formo parte, junto a otros académicos músicos, del grupo de improvisación musical «Tierra de Larry» y curso un doctorado en filosofía, mención estética. Desde 1985 estoy casado con María Elena Gronemeyer que para el centenario del nacimiento del Padre Kentenich trabajó en Schoenstatt como periodista en la Geschäftstelle ’85. Tenemos dos hijos: Pedro, ingeniero, y José, artista plástico. Desde hace algunos años pertenezco al primer curso de la Federación de Hombres en Chile cuyo ideal es «Apóstoles del Padre, Pan de Alianza para la Ciudad Nueva».

Usted es profesor de música, ha hecho varios aportes musicales para Schoenstatt. ¿Cómo es la relación Schoenstatt – música? ¿Cómo se expresa musicalmente el misterio y la misión de Schoenstatt?

Cuando volví a Chile, luego de haber estado con los Padres de Schoenstatt, estudié composición pues veía mi misión en evangelizar por medio de la música, tal como yo llegué a la fe y a Schoenstatt por medio de ella. Como con anterioridad solo había dejado cosas inconclusas —ingeniería, guitarra clásica y el camino al sacerdocio—  le dije a la Virgen María que si me dejaba terminar este estudio haría música para Ella. La Virgen lo tomó en serio y me regaló participar como compositor en varios proyectos con el P. Joaquín Alliende: «Peldaños al Padre», un oratorio para orquesta y solistas estrenado en Schoenstatt para el centenario del Padre Kentenich en 1985; «Redemptoris Mater» cantata para grupo folklórico y soprano estrenada para el Año Mariano en 1987 en Kevelaer y Rímini y «Misa Mburucuyá» para orquesta y solista estrenada para los 500 años de la Evangelización de América Latina (1992) en Santiago.

Luego hice mis propios textos tratando de adentrarme en la Misión del 31 de Mayo leyendo la Epístola Perlonga. De allí salieron dos ciclos para canto, guitarra, sonidos electrónicos y video, «Bailecitos con la Novia» y «La ciudad hermosa».

He tratado de lograr una síntesis entre la música como arte y la funcionalidad de la música en Schoenstatt. No obstante, mi música está muy lejos de alcanzar lo logrado en algunas obras plásticas en Schoenstatt como la estatua del Padre Kentenich de Juan Eduardo Fernández, la Cruz de la Unidad del P. Ángel Vicente Cerró que son verdaderas síntesis de arte y fe; así como los trabajos de artistas plásticos como María Jesús Fernández, Cristián Pizarro y varios otros. Me parece que en Schoenstatt existen cantos comunitarios muy hermosos, nuevos y antiguos, pero no se ha llegado a una música que sea considerada tanto como arte y forma de inculturación de la Alianza de Schoenstatt.

¿Por qué ocurre esto? No creo que sea por falta de oficio de los músicos en Schoenstatt. Desde hace tiempo los filósofos han dado a la música un status privilegiado en el sentido de tocar la afectividad e ir más allá de la palabra. ¿Será que los músicos aún no vivimos la Alianza con suficiente profundidad?

Estamos a pocos días posteriores del aniversario del 31 de mayo, que se ha celebrado con gran participación en el Santuario de Bellavista. ¿Qué significa, para usted, celebrar el 65° aniversario del 3º hito de la historia de Schoenstatt, en el año jubilar de la Alianza de Amor?

El Padre Kentenich dijo a comienzos de los ’50 en Bellavista, que con el Acto del 31 de Mayo de 1949 comenzaba a escribirse la historia propiamente tal de la Familia y que lo anterior era prehistoria. Para mí, esto constituye una realidad: el 18 de Octubre y el 20 de Enero son una preparación a lo que arriesga el PK en la Epístola Perlonga. La Alianza de Schoenstatt es una actualización del bautismo de Cristo en el cual fuimos sumergidos con María, su Madre y Esposa. Por ella y en ella, el Padre nos hace fecundos en la construcción de un nuevo orden social, una Ciudad Nueva de la cual ella es figura. Las palabras de la Pequeña Consagración (P. Zucchi. siglo XVI) son la semilla de esto pues la percepción de mundo sensible, al ser consagrada, es hecha cuerpo de lo eterno femenino. El acto del 18 de octubre de 1914 marca una aceleración en la santificación de jóvenes estudiantes que, en los hitos sucesivos que marcan el desarrollo de la Obra —el 20 de enero de 1942 y el 31 de mayo de 1949— tendrá el sentido de renovar la entrega mutua de Cristo y María por crecer en libertad interior y el carácter virginal-maternal como carisma de la Iglesia «de las nuevas playas». 


En la Conferencia 2014, cuando se cristalizaba el enfoque misionero del Jubileo, alguien comentaba: «Esto es el paso del 31 de mayo». ¿Cuál es el «paso del 31 de mayo» que Schoenstatt debe hacer en este momento de su historia?

Creo que significa el ser capaces de trabajar en red. En una red existen nodos importantes y pequeños, pero se manifiesta un trato mutuo de «nada sin ti, nada sin mí». Sin embargo, esto no es un «deber ser», un imperativo categórico. Es algo que brota del corazón, donde mujeres y hombres en Schoenstatt se deben unos a otros así como Cristo y María, así como el Padre Kentenich y colaboradores y las comunidades femeninas por él fundadas se entregaron mutuamente regalando una fecundidad inusitada a la Familia alemana entre 1920 y fines de los ’40 capaz de vencer las «herejías antropológicas». Este «cómo» tratarse entre las  comunidades masculinas y femeninas fue algo que el PK destacó en el Schoenstatt chileno de los ’50. Ese es el nodo de la red, el tener tacto que también es algo muy musical.

El Papa Francisco urge a los movimientos, a toda la iglesia, a salir a la calle, a no encerrarse en uno mismo, a no enfermarse con la introspección. ¿Vale para Schoenstatt? ¿Tiene que ver con la misión del 31 de mayo?

Algo nos pasa que no logramos mantener el equilibrio entre la tensión del «consigo mismo» y el «fuera de sí». Caemos en una u otra exageración. Lo que nos falta es saber pensar y actuar «en red». La Alianza del Padre Kentenich es ahora una red de Santuarios de Schoenstatt en casi todo el mundo, que nació hace cien años también como alma de los santuarios marianos y lugares de peregrinación que envuelven la tierra. La comunidad de los santos es una red, las familias religiosas de la Iglesia son una red etc. Lo contrario de aquello es el pensar y actuar de manera uni-direccional, del centro a la periferia. Cuando se llega a comprender que el nodo de la red es la alianza del Nuevo Adán y la Nueva Eva donde mutuamente se es pan partido para el otro, es más fácil dar la vida por encarnar las cosas centrales del 31 de Mayo como obediencia libre a las causas segundas y experimentarse como actividad predilecta.

Desde hace un tiempo me dedico a la improvisación musical en grupo. Lo que puedo hacer musicalmente con un instrumento parte de la escucha del otro. Se crea un «momento de escucha» que es bi-direccional que complementa el «punto de vista». Incluso hacemos conciertos a través de Internet con música y danza improvisada en las redes sociales. Propusimos el año pasado una actividad artística en esa línea al Team  2014.

Francisco es el Papa de nuestro Jubileo. Hay una corriente de una alianza solidaria con Francisco. ¿Cómo ve usted esta iniciativa?

Una alianza solidaria con el Papa Francisco sería una actualización de las promesas hechas por el Padre Kentenich a los Pontífices de su época, Pío XII y Paulo VI en el sentido de ver la autoridad paternal en la autoridad jerárquica de la Iglesia. Eso también hay que verlo en la autoridad sacerdotal cercana. El Padre en el sacerdote que nos hace Pan para otros: ahí está el secreto del salir «fuera de sí». Sin aquello es imposible y se termina en una rivalidad de funciones entre clero y laicado.

¿Cuál es el aporte de Schoenstatt a la iglesia y a la sociedad en este momento de la historia? ¿Dónde ve el potencial más grande de Schoenstatt en la actualidad?

En primer lugar, dar testimonio de santidad en el mundo, algo que de diversas formas tienen que hacer todos los movimientos y comunidades. La pregunta es cómo. Creo que el aporte de Schoenstatt, usando la metáfora musical y el juego de palabras en castellano, será en la línea del «cómo tocar», cómo cantar en medio del ruido de la ciudad de manera que el ruido sea también música.

¿Qué le gusta en schoenstatt.org? ¿Qué misión tiene?

Me parece una instancia imprescindible para saber los unos de los otros a nivel internacional. Debo confesar que me dejo poco tiempo para leer un poco más que los titulares y me he enterado que este informativo on line no cuenta con un equipo profesional pagado que busque noticias sino que depende de lo que envían las Familias locales desde todo el mundo. Por eso no me siento autorizado a levantar la voz. Lo más importante para mí de lo que trae schoenstatt.org,  es que me ayuda a crecer en amor a la Familia internacional, a creer en ella, a aceptarla como es, a llevar en algo a la práctica lo que quiero ser como discípulo del Padre Kentenich, que gracias a ella llegó a amar a la Iglesia de la forma que lo hizo. Schoenstatt.org es expresión de lo que en este momento somos más allá de idealismos y especulaciones. Esta es la Familia de Schoenstatt con las  «arruguitas» propias de su edad, pero es aquella por la cual Cristo se entregó en la Alianza para presentarla toda inmaculada al Padre (cfr. «Encíclica Redemptoris Mater»).

Muchas gracias, Rolando, y ahora sí hay una noticia sobre la celebración del 31 de mayo en Bellavista. Enviado por alguien de la familia local, una iniciativa que muestra claramente el concepto de comunicación del Padre Kentenich.

Rolando Cori Traverso
Prof. Asoc. Dpto. de Música
Facultad de Artes, U. de Chile
Coordinador RRII
Senador Universitario
Casilla 2100, Santiago-Chile

https://sites.google.com/a/u.uchile.cl/rcori/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicado el In schoenstattianos

Ser capaces de trabajar en red

CHILE, mda. ¿Quiénes son las personas portadoras de Schoenstatt a su segundo siglo de existencia? Son hombres y mujeres, jóvenes y mayores, europeos y africanos, sacerdotes y laicos, schoenstattianos desde siempre y también quienes recién lo descubrieron. Son misioneros, profetas, pastores, padres, visionarios, constructores,  guardianos, conquistadores.  Son personas con biografías únicas, con sus heridas y sus momentos de gloria, con historias de alianza que valen ser contadas. Personas como Rolando Cori, entrevistado por schoenstatt.org. Fue bautizado en Bellavista. Compuso obras musicales para Schoenstatt. Participó en la celebración de los 65 años del 31 de mayo en Bellavista y le extrañó que no hubiera alguna noticia sobre esto en schoenstatt.org. Pasó lo que pasa: terminó siendo entrevistado…

(más…)

2 Responses

  1. alejandro santos ordoñez dice:

    Muy buena noticia.
    Gracias por las ideas en el tema musical y la relacion con nuestra mision en el mundo de hoy. Similar a ser sal del mundo. Tambien a los candiles sobre las mesas. La luz se ve mejor donde mas oscuridad hay. Lo mejor esta por llegar en este año jubilar. Darlo todo con amor, por amor y para el amor. El resto vendra por añadidura. Nada sin ti, nada sin nostros es real. El 1% de los primeros fue tomado en serio por la MTA y nos permitio llegar al primer centenario. Somos la generacion del primer centenario. Somos los nuevos primeros congregantes para el mismo y el nuevo mundo.

    Nos corrresponde preparar las bases para el segundo centenario. La generacion de loa ideales mas elevados y mas perfectos. El hombre nuevo nace hoy. La comunidad nueva se gestara por las redes de hombres y mujeres alrededor del mundo, del Santtuario.

    Con Maria Hacia El Padre
    Alejandro

  2. ceferino dice:

    Muy buena nota. Gracias!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *