KENYA, Sarah-Leah Pimentel. Siete peregrinos de Kenia se están preparando para viajar a Alemania y Roma para los festejos del Jubileo. Dicen que el 2014 ha sido un año de gracia para el joven Movimiento en Kenia, que lentamente va creciendo y espera algún día poder tener su propio Santuario.
Susan, uno de los miembros del movimiento de Schoenstatt en Kenia explica: “La gente de Kenia ha recibido algunas de las gracias del Jubileo. Este año pudimos comprar un terreno grande y en el futuro queremos que se transforme en el hogar de nuestra Madre Tres Veces Admirable y un Jardín de María.
Algunos de los miembros del movimiento emprenderán la peregrinación hacia Alemania, donde nuestro fundador, el P. Kentenich, dio comienzo a Schoenstatt. No fue un camino fácil para él, sino que necesitó mucho coraje y fe».
Rezando por un milagro de último minuto
Susan, que pertenece a la rama de mujeres, también soñaba con poder asistir a los festejos del Jubileo; pero ahora, en las vísperas de la peregrinación, no sabe si esto será posible. Ella comenzó a ahorrar y a prepararse para este acontecimiento hace más de un año. Compró los pasajes, solicitó la visa y comenzó a preparar el equipaje. Uno a uno, todos los peregrinos de Kenia fueron recibiendo sus visas. Todos excepto Susan. El día anterior a que el grupo partiese hacia Alemania, Susan aún no tiene su visa. Parece casi imposible que pueda viajar con su grupo mañana. A menos que ocurra un milagro de último momento.
Susan expresó su decepción al darse cuenta de que es muy probable que no pueda unirse al resto del grupo: “Que me nieguen la visa me parece injusto».
El P. Kentenich tuvo el coraje de descubrir el designio de Dios en el sufrimiento
Ella dice que esta situación la hace pensar en el P. Kentenich quien «tuvo el coraje de descubrir constantemente: ¿Qué es lo que Dios quiere de mí?» Su situación «simplemente me hizo sentir la experiencia de nuestro padre fundador». De la misma manera en que él se vio como un instrumento de nuestra Madre, ella siente que una voz en su interior le dice: ‘Te elijo para ser mi instrumento'»,
La decisión de Susan de ver esta decepción a través de los ojos de la fe y de entregarla como obsequio a todos aquellos que también tienen decepciones en sus vidas es «una forma de tener coraje y de sentir que Dios está muy cerca de nosotros cuando hemos sido transformados por su amor. Él quiere enviarnos para ofrecer ayuda y confortar a otros».
Ofreciendo las decepciones como regalo del Jubileo
Esto no significa que la amargura sea fácil de tragar. Susan reconoce que «este es uno de los más grandes sacrificios de toda mi vida», pero sin embargo decidió ofrecerlo como capital de gracias «en este momento tan particular en el que celebramos los cien años de la Familia de Schoenstatt».
Susan agrega que a veces cuando atravesamos una experiencia dolorosa es cuando podemos transformarnos y transformar a otros con nuestro ejemplo: «Es a través de nuestro sufrimiento que Él quiere cambiarnos, liberarnos y llevar a Jesús a todos aquellos que aún no lo han recibido».
También reconoce que al ofrecer nuestro sufrimiento a nuestra querida Madre, podemos transformar esta decepción en gracias para otros quienes visitan el Santuario en búsqueda de confort para sus problemas: «Es a la MTA, Reina y Victoriosa de Schoenstatt a quien le entrego todo como contribución al capital de gracias».
Tal vez, como Familia de Schoenstatt podemos orar por este milagro de último minuto que le permita a Susan tener la oportunidad de agradecerle personalmente a nuestra Madre Admirable en el Santuario Original.
Original: inglés – Traducción: Ma. Carolina Aguirre J., Argentina
