Publicado el 2014-01-03 In Jubileo 2014

„Orgullo de familia“ y los saltos en la carrera del cuadro de la MTA.

P. Hans Peter Lechler. La fiesta de la Sagrada Familia deja muy claro que la Navidad es una fiesta familiar y no sólo por razones entrañables y de cercanía al prójimo. ¡Más aún en nuestra familia de Schoenstatt! Ya en los primeros tiempos los miembros de la congregación mariana – aquéllos a los que no les era posible viajar a casa por Navidad – se esforzaban con su actitud, sus aportes a la celebración por que la familia llegara a ser una vivencia. Además su director espiritual, el padre Kentenich, les señalaba el horizonte espiritual del “ser familia”.

Navidad de la congregación en el internado 1916-1917

Al final de una carta dirigida a Hans Blümer, el 14 de enero de 1917, Albert Eise reenvía una carta de grupo de Karl Kubisch, en la que relata la última fiesta de Navidad en el internado, adjuntando unas charlas de sí mismo (“Navidad es la fiesta de la maternidad de María”) y del padre Kentenich (“El sentido de la familia significa amor a la familia y orgullo de familia”). Eise escribe:

El padre Kentenich desarrolló lo siguiente: al comienzo de las vacaciones se había expresado el deseo de que en la fiesta se profundizara el sentido de la familia, que consta de amor a la familia y orgullo de familia. (…) Tenemos motivos para estar orgullosos de la familia, porque tenemos una madre regia, podemos estar orgullosos de nuestros compañeros caídos, de nuestra noble tarea y de nuestro ser. Este orgullo debe sostenernos en las tentaciones”.

Quien conoce al fundador advierte en las dos componentes del sentido de familia una caracterización de las pasiones dominantes (“sensualidad y orgullo” respectivamente capacidad de entrega y afán de conquista). Por tanto el orgullo de familia no es un sentimiento inconveniente que se debe rehuir, sino un degustar agradecido y recíproco de la felicidad por lo conseguido, logrado y conquistado. Paralelamente, el tipo “entregado”, con su impulso pasional a regalarse, no debe valorar el orgullo como algo negativo, ambas cosas deben ser cuidadas y ennoblecidas.

La espera del adviento: una imagen de María se convierte poco a poco en el cuadro de la MTA.

Willi Girke, el organista de la congregación y representante del grupo de Albert Eise en el internado, señala en sus cartas de noviembre y diciembre de 1917, que se habían publicado desde julio de 1916 tarjetas postales y papel de cartas. En el membrete se había imprimido el óvalo del cuadro de la MTA y tres pequeñas poesías redactadas por el padre Kentenich, de las cuales dos se rezan o cantan en Schoenstatt hasta el día de hoy: Madre Tres veces Admirable, enséñanos (!) a combatir como luchadores tuyos” y “Madre, con tu Hijo Divino desciende a los caminos de nuestra patria…” En 1917 cada soldado que iba al frente recibió diez pliegos de este tipo, como regalo de Navidad. Junto al pliego, en formato aproximado de un A5, había también tarjetas postales. En A6. Rudolf Gross escribe al prefecto Josef Fischer sobre los textos alternativos junto a la imagen de la MTA (y se refiere a los pliegos recién imprimidos el 16.7.1916): “ Hemos elegido tres textos: uno(…) para estudiantes; otro para admiradores especiales de María; otro para familias (…) En cualquier caso con ellos se abarcan concretamente nuestros ámbitos de trabajo”. Las tres oraciones marianas van dirigidas a grupos específicos y las palabras del cuadro “Madre e hijo unidos en el amor” se formuló especialmente para el apostolado familiar.

La persona que está en el “cuadro del altar de la congregación de estudiantes de »Schoenstatt« Vallendar del Rin“ ¡ se va acostumbrando a su ser MTA! En cualquier caso, en esta publicación, su título no aparece más que en la oración en alemán, aún no aparece como nombre del cuadro ni mucho menos como nombre de la imagen de gracia (como evidentemente sucede más tarde). Todo está aún por llegar, tampoco »Schoenstatt« es una marca conocida y se pone entre comillas.

En el primer número de la revista MTA, aparecida el 5 de marzo de 1916, que llega a los soldados del frente, se nombra a la Reina de los congregantes públicamente como “MTA de la capilla de la congregación” ¿por qué entonces esta cautela con los pliegos y las tarjetas postales? No se trata de un milagro ¡todo tiene que ir lentamente! (Y la MTA ha estado siempre de parte de los medios de comunicación para su trabajo pionero y misionero…). En términos puramente humanos: la santísima Virgen tiene que dar un salto en su carrera, y pasar lentamente de su existencia como imagen mariana sencilla, bella y corporal, del chamarilero de Friburgo, a la imagen de gracia ¡de un lugar de peregrinación! Comprensible, en cierto modo.

¿Qué salto se da en 2014?

Quizá sea también así, mirando al gran Jubileo 2014: a la Madre le toca dar un salto en su carrera ¡dentro de casa! Mater TER admirabilis. Admirable en el internado y en la congregación mariana, admirable en la Familia y en el Movimiento de Schoenstatt, admirable en la dimensión global, donde todos nosotros, la Iglesia y el mundo, todos en todo y unidos nos “hacemos copias” suyas. A la “nueva imagen” de la MTA le corresponde una nueva imagen del padre, del descubridor intrépido y audaz, que como Colón, arrastra a su equipo con su afán de conquista, a la travesía hacia las playas de los tiempos más nuevos; ¡bajo la bandera del Queen Mary Tres veces Admirable de Schoenstatt! ¿Llegaremos a algún puerto o a algún depósito de abastecimiento durante el Jubileo 2014? Y ¿nos dejaremos enviar de nuevo a otros descubrimientos? ¡Llenos de orgullo de familia! ¡Padre, ahoi!

El Padre lleva el timón,
logra la conquista,
pues llenos de orgullo y amor, ¡todos se dan por entero!

Porque a Ella le pertenece “todo en todos” 
y por Ella estamos dispuestos.  ¡Capitán, ahoi!
¡Todos unidos!
El cabo de mar, la doncella. ¡Tu hijo!

 

 

Traducción del alemán: M. Paz Leiva – Madrid – España

Dirección del autor: lechler@schoenstatt-patres.org

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„Orgullo de familia“ y los saltos en la carrera del cuadro de la MTA.

P. Hans Peter Lechler. La fiesta de la Sagrada Familia deja muy claro que la Navidad es una fiesta familiar y no sólo por razones entrañables y de cercanía al prójimo. ¡Más aún en nuestra familia de Schoenstatt! Ya en los primeros tiempos los miembros de la congregación mariana – aquéllos a los que no les era posible viajar a casa por Navidad – se esforzaban con su actitud, sus aportes a la celebración por que la familia llegara a ser una vivencia. Además su director espiritual, el padre Kentenich, les señalaba el horizonte espiritual del “ser familia”.

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