Publicado el 2013-10-22 In Jubileo 2014

Un calidoscopio multicolor y multigeneracional, que solo ELLA puede convocar

PARAGUAY, Julio Giménez. Tupãrenda, 18 de octubre de 2013, a 99 años de esa semillita de mostaza llamada Alianza de Amor con la Mater, en una pequeña capillita, en el valle de Vallendar, entre serranías, un diminuto lugar denominado Schoenstatt (lugar hermoso), un grupo de jóvenes conducidos por un desconocido y joven sacerdote, sella una extraña “Alianza de Amor” con la Virgen. Algunos – en caso de que se hubieran enterado – podrían haberse preguntado quienes eran estos mocosuelos, dirigidos por ese “curita” para atreverse a aliarse con la Madre de Dios. ¿Quien los autorizó? ¿Como pueden ubicarse a la altura de Ella para tal insolencia?

A 99 años de ese paso liminal, de una era a otra de la sociedad y de la humanidad, nos encontramos ahora con un frondoso árbol, más bien con un bosque de pródigos árboles de mostaza, que se expanden por los cuatro puntos cardinales del globo terráqueo, con raíces cada vez más profundas y proyectándose hacia lo alto, hacia la patria celestial, en forma de miles de millones de aportes al capital de gracias provenientes de sus hijos, de las más diversas nacionalidades, condiciones sociales y edades.

El Pórtico del Año Jubilar

En la Sta. Misa de las 20,00 horas en Tupãrenda, este 18 de octubre de 2013, enmarcada por una noche fresca, con una esplendorosa luna, con el cielo tachonado de estrellas, una multitud se movía por el maravilloso predio: algunos orando ante la Cruz de la Unidad, otros en los diversos stands, otros en el Santuario, otros en el bosquecillo del Padre Kentenich, los niños en el parque de diversiones, algunas parejitas tomadas de la mano, en fin un calidoscopio multicolor y multigeneracional, que solo ELLA puede convocar. El Pórtico del Año Jubilar, por el que todos queríamos pasar, no solo por la promesa de la indulgencia plenaria, sino porque queríamos “atarnos, ligarnos”, a un hito histórico de la familia.

Hacernos cargo del regalo del Santuario Original

En la homilía, el P. Tommy habló sobre la “buena nueva” que significó el gran regalo que nos hizo la MTA el 22 de septiembre pasado por intermedio de los Padres Pallottinos, que resolvieron finalmente entregar al Movimiento de Schoenstatt el Santuario Original, algo inesperado, pero que se hizo posible por esos insondables designios de la Providencia.

Nos dijo que es cierto, es un regalo, pero que eso implica una gran responsabilidad de hacerse cargo del regalo, de cuidarlo, protegerlo, hacerlo fructificar, y de no quedarnos simplemente en nuestras sillas mirando como pasa la vida, descuidando esa “Fuente santa de gracias”.

También dijo que este año jubilar no sólo tiene que caracterizarse por los festejos llenos de luz y de color, sino que tiene por tratar de imprimir mayor radicalidad en nuestro testimonio de llevarlo al hogar, al trabajo, a la política, a la cultura en general, impregnar nuestra visión schoenstattiana a toda la sociedad, trasmitir todo el legado pedagógico y espiritual del Padre y Fundador.

Abrir la puerta del nuevo entusiasmo

La verdad es que, en mi caso particular, iba una vez más a Tupãrenda un 18 de octubre con alegría es cierto, pero sin tener muchas expectativas, pensando para mí mismo que se repetiría lo de todos los años, es cierto, con todo lo que significa la inmensa multitud, la mayoría movida por una profunda y auténtica fe, sencilla y entregada a la MTA, pero el P. Tommy y el inicio del Año Jubilar movieron mi estantería de fe muchas veces infiltrada por un racionalismo que nos hace tambalear y hasta dudar de algunas de nuestras prácticas. Pero en esa homilía encontré la chispa, el clic, el “enter”, que me hizo ingresar de nuevo a ese mundo, a esa dimensión espiritual que me recuerda las palabras de un gran líder europeo dirigidas a un gran escritor latinoamericano: “Usted pertenece a ese mundo que yo amo”. Sí, ese pórtico, ese recuerdo y retrospección a los 99 pasados, esa homilía representó para mí la llave para abrir la puerta del nuevo entusiasmo, quizás por esa forma enfervorizada de hablar del P. Tommy, que atrapaba con la fuerza de su convicción, con su directa interpelación, sin tapujos, hasta lo veía vibrar, hasta si se quiere algo exaltado, transmitiéndonos a todos su empuje e invitándonos a salir de nuestra molicie, de nuestro kaigüé (pereza), que algunas veces llega hasta la desesperanza. Me decía a mí mismo: Nde valé Pa´i ore tyvyró hagu´a peichaité pevé. (qué valía Padre, para sacudirnos hasta ese punto). Y entiendo que a la vez, por encima de él, oí la ivaleveva: Ñandejara ha Tupãsy (están los que tienen más valía que él: Dios y la Virgen).

En las trincheras de nuestra sociedad

Nos llamaba la atención sobre el marco natural en el que estábamos inmersos, una hermosa noche de plenilunio, como si nuestra yasy (luna) se uniera en el homenaje a la Reina Tres Veces Admirable.

Nos decía también que así como los congregantes héroes llevaron a las trincheras de una cruel y despiadada guerra su vocación y su convicción por la fe en Cristo y en la Mater, así también debíamos hacerlo en las trincheras de una sociedad hedonista y relativista, cada vez más alejada de Dios y de la trascendencia.

Uno de sus mensajes más fuertes fue que debemos ser, utilizando términos modernos, Mater Star, vale decir estrellas de la Mater, irradiar a María, trasmitiendo los destellos luminosos de su fidelidad a su Hijo Cristo Jesús, para que la Iglesia sea cada vez más grande y mejor.

Con estas reflexiones, que apenas son un pálido reflejo de lo que fue el 18 de octubre de 2013 en Tupãrenda, me despido no sin antes agradecer al Padre Kentenich, que con su obra ha atraído hacia Dios a muchas personas que íbamos por otros derroteros.

FOTOS

 

October 18, 2013 – Tuparenda

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PARAGUAY, Julio Giménez. Tupãrenda, 18 de octubre de 2013, a 99 años de esa semillita de mostaza llamada Alianza de Amor con la Mater, en una pequeña capillita, en el valle de Vallendar, entre serranías, un diminuto lugar denominado Schoenstatt (lugar hermoso), un grupo de jóvenes conducidos por un desconocido y joven sacerdote, sella una extraña “Alianza de Amor” con la Virgen. Algunos – en caso de que se hubieran enterado – podrían haberse preguntado quienes eran estos mocosuelos, dirigidos por ese “curita” para atreverse a aliarse con la Madre de Dios. ¿Quien los autorizó? ¿Como pueden ubicarse a la altura de Ella para tal insolencia?

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