BRASIL, Matheus Silva de Lima •
Matheus Lima, de la Juventud Masculina de Jaraguá, en São Paulo, Brasil, comparte con nosotros su camino hacia la decisión vocacional que lo llevó a dar el “sí” a Dios en la comunidad de los Padres de Schoenstatt junta a otros dos jóvenes brasileños, Davi Vilarinho, de la Juventud Masculina de Jaraguá y Fernando Henrique Rodrigues Santos, de la Juventud Masculina de Ibiporã, en Paraná. Rezamos por las vocaciones de estos jóvenes y agradecemos su “sí” generoso para la misión. —
Inicios
Desde mi infancia, nunca fui un niño del que las personas dijeran: este tiene cara de padre. Pero, cuando yo era pequeño, al ver a aquellas personas con túnicas sirviendo al padre, brotaron en mi corazón las ganas de servir al altar. Entonces, a mis 11 años, entré al grupo de acólitos y monaguillos.
Creo que es hermosa la forma en que actuó Dios en mi vida. Mi familia nunca fue de frecuentar la iglesia, solamente mi madre acostumbraba a ir a las misas dominicales. Aun así, este deseo de servir brotó en mi corazón, a pesar de nunca haber sentido que alguien lo colocó o lo forzó en mí. Dios me hace andar con mis propias piernas y así entré a los pioneros, a la Juventud Masculina y seguí avanzando hasta mi alianza de amor.
«¡Dios no te da un espíritu de cobardía, sino de valor!»
¡Fueron ocho años de historia vivida en el santuario, muchos retiros, vivencias, conversaciones, misas y misiones! Una de las que me tocó de forma especial fue la misión frontera, también conocida como misión Bolivia. Muchas cosas pasaron hasta ese momento, pero el 10 de julio de 2019 fue el día más feliz de mi vida.
Ese día, con la autorización de mi asesor, celebré la liturgia de la Palabra. Al principio estaba muy nervioso e inquieto, pero cuando me puse la túnica ¡sentí a la Santísima Trinidad dentro de mí! Dios me dio la túnica, el Espíritu Santo las palabras y Jesús el valor.
Al recordar ese momento, me siento tocado por una frase que dice: “¡Dios no te da un espíritu de cobardía, sino de valor!” Así fue en mi vida: mis pasos fueron pasos de valor, porque Dio me dio ese espíritu.
Después de eso, hice mi discernimiento de forma más profunda y fueron meses de confrontación conmigo mismo. Entonces Dios me dio más valor y di mi sí a Jesús y a María. Fue cuando encontré mi felicidad. En cuanto supe que tendría dos futuros hermanos de curso brasileños mi corazón se alegró, ¡Tendré dos amigos para soñar juntos el camino al sacerdocio!
Original: portugués 30.12.2020. Traducción: Eduardo Shelley. Monterrey, México