PERÚ/CHILE, Queca Espinoza. Tuve la suerte de poder visitar el Santuario de Arica en Chile el pasado 2 de mayo. Fue un viaje inesperado y a pesar de todos los adelantos que hay actualmente para ubicar lugares, nos fuimos con mi hermana Vica sin saber a ciencia cierta dónde quedaba, sólo que estaba cerca de la frontera con Perú.

Contratamos a un taxista de nombre Sebastián, muy amable pero que tampoco tenía idea del lugar a donde queríamos ir. A pesar de ello, nos embarcamos y viajábamos muy atentas para divisar el lugar, hasta que lo divisé desde la Panamericana, pues vi la cúspide del Santuario. Llegamos y felizmente estaba la puerta de ingreso al lugar abierta, pero la puerta del Santuario cerrada. Entramos y no había ninguna persona que nos recibiera.

Te estaba esperando

Fuimos caminando y yo le pedía: Mater ábreme la puerta, mira desde donde he venido para saludarte, quiero verte. Con esperanza giré el picaporte y se abrió la puerta. Qué felicidad poder entrar y verla ahí, siempre con esa mirada de “Te estaba esperando”. Es maravilloso entrar y sentirse en casa; no había necesidad de que nadie me recibiera; Ella estaba ahí y yo en mi casa, con todos los mismos símbolos de todos los Santuarios. Recé y aproveché para pedir por mis familiares y amigos, especialmente por los que están delicados de salud.

Una piedra del Santuario Original

Tomé fotos a cada detalle particular: por ejemplo hay una piedra del Santuario Original, una pancarta con la oración de Peregrinación y otra con la explicación para ganar la Indulgencia Plenaria, enorme regalo que nos ha hecho el Papa Francisco por nuestro Año Jubilar. Le expliqué a Sebastián lo que era el Capital de Gracias y él, muy feliz, se puso a llenar su papelito. Le dijimos: cada vez que pases por aquí ven a visitar a la Virgen. Le regalamos una estampa de la Mater que tengo siempre en la cartera para que no se olvide de esa visita y rezamos juntos la oración de Peregrinación, de Confianza y la Consagración. Terminamos cantado “María mírame” con todas nuestras ganas.

Mi ramo de flores

Nos despedimos de la Mater y al salir llegaba una señora mayor con su hija con un ramo de flores para la Mater. En ese momento pensé: ¡cómo me he venido con las manos vacías, no le he traído ni una flor! Entonces le dije: Madrecita querida, mi presencia aquí no fue para dejarte flores, fue para sentirme acariciada, mimada por Ti. Gracias por tus detalles, los necesito tanto, se que tu mirada vela constantemente sobre mí, pero qué hermoso es sentir tu amor de Madre.

PERÚ/CHILE, Queca Espinoza. Tuve la suerte de poder visitar el Santuario de Arica en Chile el pasado 2 de mayo. Fue un viaje inesperado y a pesar de todos los adelantos que hay actualmente para ubicar lugares, nos fuimos con mi hermana Vica sin saber a ciencia cierta dónde quedaba, sólo que estaba cerca de la frontera con Perú.

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