Publicado el 2014-03-04 In Vida en alianza

100 / 50 / 40

CHILE, Amelia Peirone. 100  /  50  /  40 ¿Serán promedios para alguna competencia? Esta rareza no apunta a ningún certamen, muestra las medidas de la Providencia durante el año 2014. 100 años de estrenar la primera alianza de amor con la siempre admirable Reina y Madre de Dios. Se les llama Bodas de Hueso porque designan un amor ya por siempre, en el eco de aquel: “¡Sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!”, del Génesis. También se nombran como Bodas de Milagro. 50 años de la muerte de aquel silencioso cáliz lleno, Mario Hiriart. Son Bodas de Oro, tiempo de adquirir el brillo de un gran legado, construido por un fiel amor.40 años de unidad en torno al Cristo Redentor de los Andes, peregrinos junto a Mario, hermano latinoamericano. Estas Bodas de Rubí expresan una relación que se ha hecho tan sólida y consistente, como para que sea casi imposible de romper, pues son muchos los vínculos creados.

“Bodas de…”

En las diversas celebraciones, acostumbramos acentuar expresiones como la alegría, la gratitud, la alabanza. Casi no hablamos de adorar. Nos parece algo excesivo. Y estas fechas -siempre esponsales, pues cada una figura como “Bodas de…”- son, a primera y última vista, una luz más potente para exultar ante la presencia de Dios, el absolutamente fiel, en el camino de cada cual, de la Familia entera, de la Iglesia, de la historia.

Es así que, según hablaba en voz de confidencia Francisco de Asís, “si supiéramos adorar, nada podría verdaderamente turbarnos: atravesaríamos el mundo con la tranquilidad de los grandes ríos”. Porque “el corazón puro es el que no cesa de adorar al Señor vivo y verdadero. Toma un interés profundo en la vida misma de Dios y es capaz, en medio de todas sus miserias, de vibrar con la eterna inocencia y la eterna alegría de Dios”.

La alegría de Dios

De eso se trata, de la alegría de Dios en los 100 años de la primera alianza de amor en Schoenstatt, alianza con Él atravesando el ser de María. Ella es el costado abierto, acequia de la vida de Dios, corriendo por la Madre a sus hijos todos únicos.

Es la alegría de Dios en los 50 años de la muerte de Mario, cáliz vivo colmado, “trasparentando a Cristo como tú, Madre, como tu santuario, como un cáliz”, y entregado porque “da todo lo propio, se da por entero, lo más querido”, al exacto modo de María: “te desprendes del Tesoro infinito de gracias que tenías junto a tu corazón, sin guardar para ti la felicidad perfecta que es la vida con Dios, nos lo das entero para que gocemos de él”.

También es la alegría de Dios en la intrépida convocación de la primera peregrinación al Cristo de los Andes, oyendo atentamente el sueño de Mario sobre aquel santuario erigido en las cumbres, para que todos vean cuál es el faro de unidad entre los pueblos, entre hermanos, entre gentes de buena voluntad. Van 40 históricos santuarios vivos construidos con veraz fervor a la misma Reina y Madre, y por ella, al Señor Dios de los cielos y la tierra.

La ermita de la Cruzada de María

No es un detalle menor que hayan sido los jóvenes de la Cruzada de María 2014, quienes entronizaron ermita, Mater, y un largo futuro, junto al Cristo, coronando el mayor anhelo sin timidez, al dejar impresa allí esta consigna: “Madrecita, aquí nos invitas a convertir nuestra vida en un santuario, y ser nosotros un santuario viviente. A imagen tuya, ser portadores de la alegría de Cristo al mundo”.

Los 100, los 50, los 40, nos atañen a todos, en particular a quienes se reconocen o quieren ser células vivas dentro de Schoenstatt. De nada sirve hacer memoria, si ella no se transforma en un impulso tan fuerte que haga estallar el amor fuera de las palabras, haciéndolo madurar, y así, volverse más fuerte, más constructor, más coherente, más abierto.

 

Video (Fotos: Cruzada de María de la JM; Música: P. Manuel López Naón)

 

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100 / 50 / 40

CHILE, Amelia Peirone. 100  /  50  /  40 ¿Serán promedios para alguna competencia? Esta rareza no apunta a ningún certamen, muestra las medidas de la Providencia durante el año 2014. 100 años de estrenar la primera alianza de amor con la siempre admirable Reina y Madre de Dios. Se les llama Bodas de Hueso porque designan un amor ya por siempre, en el eco de aquel: “¡Sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!”, del Génesis. También se nombran como Bodas de Milagro. 50 años de la muerte de aquel silencioso cáliz lleno, Mario Hiriart. Son Bodas de Oro, tiempo de adquirir el brillo de un gran legado, construido por un fiel amor.40 años de unidad en torno al Cristo Redentor de los Andes, peregrinos junto a Mario, hermano latinoamericano. Estas Bodas de Rubí expresan una relación que se ha hecho tan sólida y consistente, como para que sea casi imposible de romper, pues son muchos los vínculos creados.

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