Publicado el 2012-05-01 In Vida en alianza

La palabra «Schoenstatt» dicha por ellos suena distinta

ARGENTINA, Claudia Irusta de Lell. El pasado  25 de abril, un grupo de misioneros de Crespo visitó Aldea Santa Rosa, que dista 4 km de Crespo, donde vive una comunidad de descendientes de alemanes del Volga dedicados a las tareas del campo.

 

 

 

 

El  Padre  Juan Frank suele decir:  «Santa Rosa es otro mundo, allí se respira verde, naturaleza, paz, tranquilidad». La  gente mayor es descendiente de alemanes del Volga y hablan un dialecto del alemán que han ido transmitiéndoles a sus hijos y nietos. De hecho, la palabra «Schoenstatt» dicha por ellos suena distinta, quizás sea esta una de las razones por las cuales aman tanto a la Virgen y en especial a la Mater.

Una ermita, centro de la vida

Pero este amor no es de ahora; con mucho esfuerzo y dedicación en diciembre de 2000 se bendijo una hermosa ermita que tiene vida propia. Las mujeres del lugar caminan  hasta allí  todos los días 18 de cada mes para ofrecer su rosario meditado y entregar sus agradecimientos y pedidos. Son tres las misioneras que allí se encargan de que la Peregrina recorra las familias. Por razones de su trabajo y ocupaciones les es difícil integrarse al grupo que forman las misioneras de Crespo y es por ese motivo que decidieron ellas llegar hasta el lugar, organizar una misa, hacer el rito de renovación del compromiso misionero  y hasta incluso entregar una «pergrinita»  que será llevada por dos  niñas a sus compañeros de escuela.

Realmente, la Mater se busca sola la forma de integrar y acercar a sus hijos. Luego de la celebración religiosa, muy sencilla como la gente del lugar pero muy emotiva, las agasajaron con una merienda que compartieron gustosas, pues fue la oportunidad de conversar, intercambiar vivencias y testimonios y compartir ese amor que sienten por su Madre.

Una bolsa con el logo del jubileo de la Alianza de Amor

No faltaron los regalos: a las niñas  les llevaron a manera de souvenir una tarjeta con una frase alusiva y un denario y a las señoras una bolsa pintada a mano con el logo del jubileo de la Alianza de Amor.  Emocionadas y muy agradecidas por su visita ya comenzaron entre todas a organizar una próxima reunión con ellas allí.

«Gracias Madre por estas pequeñas vivencias que nos regalas diariamente. Estos son momentos sencillos pero muy importantes en la vida de la campaña del rosario de la Virgen peregrina de Schoenstatt que nos dan la satisfacción de sentirnos realmente hermanados en la fe; que estamos cumpliendo nuestra misión  que nos impulsa a seguir adelante, y de sentirnos que nosotras aquí vamos peregrinando hasta el 2014 con acciones como esta”.

 

 

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