Publicado el 2011-07-21 In Vida en alianza

Y así descubrir ese fuego que grita en el alma: «¡Soy misionero!»

PARAGUAY, Maria Luz Fleitas. El pasado martes 19 de julio, en la Casa del Padre – Santuario Joven, en Asunción – el Padre Pedro Kühlcke celebró a las 21,30 hs. la Misa de envío para las Misiones Familiares. Unas 450 personas fueron a misionar a cinco pueblos del interior del país: Mboyapey, Tebicuary, Itapé, Carapeguá y Botrell, en el distrito de Natalicio Talavera.

 

 

 

 

El P. Pedro, al proclamar la lectura de María con los Apóstoles en el Cenáculo, encendió los corazones de los jóvenes y de las familias que llevarán a Cristo y a la MTA a muchos hogares que reciben con alegría y esperanza la visita de ellos. La plática del P. Kühlcke fue reconfortante, pues reavivaba en cada uno la ternura de la Virgen María como Madre, recordando que Ella es la que cuida y educa, que se preocupa y tranquiliza a sus hijos. “Pidamos que la Mater implore la venida del Espíritu Santo, así como lo hizo con los apóstoles, para que actúe en nosotros en estos días de misiones y que sea Ella, la Madre de cada misionero, la que nos regale la gracia de la apertura de corazón para regalar la palabra de Dios y su amor”,

Cuando la alegría llega desde arriba, no existen las fronteras, solo hay que compartirla

Esta Santa Misa es el envío de las Misiones Familiares, se parten como los apóstoles, llenos del Espíritu Santo. Algo característico de estos pueblos a donde van a misionar, que hablan casi exclusivamente en guaraní, son la humildad, la hospitalidad, y una gran fe. Cuando se inicia la temporada de las Misiones, la música que llena y hace vibrar todos los rincones donde están los Misioneros es “Misionero”, de Manuel López Naón:

Cuando la alegría llega desde arriba, no existen las fronteras, solo hay que compartirla. 
Cuando la alegría llega desde arriba, no existen las fronteras, solo hay que compartirla. 

Conoces bien, todo lo que te quiero dar. 
Sabes también, cual es mi gran debilidad. 
Hoy me levanto de mis miedos por tu amor. 
Es tu mirada y pide un nuevo «Aquí estoy». 
Y así descubrir ese fuego que grita en el alma: 
«¡Soy misionero!» 

Cuando la alegría llega desde arriba, no existen las fronteras, solo hay que compartirla. 
Cuando la alegría llega desde arriba, no existen las fronteras, solo hay que compartirla. 

Toma mi ser, dale sentido al caminar. 
Quédate aquí, junta mis manos que no sé rezar. 
Cambian los pueblos y las calles, pero el sol, 
sigue alumbrando a los que dan su corazón 
y quieren vivir de ese fuego que grita en el alma: 
«¡Soy Misionero!»

Esta canción se puede escuchar en el CD editado por Manuel López Naón: Quédate con nosotros

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