BRASIL, Hna. M. Nilza P. da Silva. Cuando empieza el día 26 de marzo en la ciudad de Río de Janeiro / RJ, con un sol brillante y un calor intenso, cientos de personas ya están en marcha, con un semblante alegre y mucho entusiasmo. ¿Adónde van tan rápido? Si alguien arriesga su respuesta, a la playa, está equivocado. Estos cariocas tienen una respuesta mucho más feliz: ¡vamos al mar gracias de la Madre y Reina!
Es un día de formación para misioneros en el Santuario Tabor de la Redención Familia. Cuando los coordinadores, el día anterior, colocan 600 asientos en la tienda ya están felices si todos fueran ocupados. Pero los misioneros en realidad demuestran que están animados en la preparación de 2014, por lo que 800 lugares siguen siendo insuficientes. ¡Cuánta animación! El calor aliviado por los enormes circuladores de aire es sólo una pálida expresión del entusiasmo por la tarea de cada misionero que se entrega para que las gracias del Santuario lleguen a muchas familias.
Recibidos por el P. Kentenich
Dada la importancia del equipo, es el propio fundador quien los recibe, ante el Santuario. Es casi imposible resistirse a pasar por delante de su estatua, y no darle la mano. Pero muchos también van más allá de eso, se pondrán espiritualmente ante el Padre Kentenich en el cielo, hablarán con él, pidiendo su bendición y seguirán adelante con alegría.
Los diferentes vicariatos, de la Arquidiócesis de Río de Janeiro, se dirigen a los Santuarios con sus banderas, en una peregrinación estelar. El Padre Frank Franciscato acompaña durante toda la mañana. Preside la bendición del Santísimo, en el Santuario, en la oración de apertura. Con las bendiciones de la Madre y el Hijo todos se reúnen en la tienda de campaña en que son recibidos con cantos de alegría.
Abrazar la misión de la alianza
El P. Kentenich y Pozzobon se encuentran en el cielo para conmemorar las celebraciones de 60 años de la Campaña y traen las imágenes para que todo el mundo esté contento. A continuación, una reflexión que invita a descubrir el misterio del Santuario y la gran gracia de participar en la misión de renovar el mundo, con la Madre y Reina. Los cerca de mil fieles presentes están muy atentos y colaboran con aplausos y expresiones de quien en realidad abraza la misión con alegría. La Alianza de Amor contagia a todos y prepara así el gran jubileo y un compromiso de gratitud. La Hna. M. Agnes Marquet presenta las decisiones del encuentro de coordinadores diocesanos y todo el mundo sabe cuales serán los próximos pasos para que en 2014 cada misionero selle o renueve su Alianza de Amor, entendiendo su origen.
La Santa Misa presidida por el Padre Frank, cierra la mañana. Su homilía cierra el tema con una llave de oro. Él hace una síntesis de la teología de la alianza, que muestra cómo el sacramento de la Alianza de Amor en Schoenstatt, es un medio para vivir la alianza bautismal y todos los sacramentos. ¡Vale la pena escucharlo!
Envío renovado
En el ofertorio, los misioneros ofrecen, con el pan y el vino, el manto de la misión como un gesto de renovación del compromiso de amor con la Madre de Dios. Y la Santa Misa termina con la presentación de dos niños, bendecidos por el sacerdote. Se renueva el envío de las peregrinas auxiliares para cada vicariato, con los nuevos misioneros responsables por las mismas. El P. Frank bendice las imágenes y todos los misioneros parten con la Madre, acompañados de pancartas llevando las gracias del Santuario a toda la arquidiócesis.
La misionera Esther Frances C. Ribeiro, es uno de los misioneros que parten con el corazón renovado. Ella dice que vive en Río de Janeiro hace un par de años. Antes era misionera en la Región Belén, San Pablo. Al llegar a Río de Janeiro, enseguida fue al Santuario para convertirse en una misionera de la Virgen Peregrina también allí. Cuando se le preguntó por qué ella es una misionera, la respuesta fue rápida y alegre, «Porque yo amo a la Madre». ¿Quieres más razones? Amar a la madre es amar también a todos aquellos que ella ama, por lo que Esther ha dicho en su misión se siente realizada, ya que consiguió traer algunas familias misioneras al Santuario.
Nada sin nosotros…
Los coordinadores también tardan más en salir. Es muy hermoso ver, cómo antes y después del encuentro, todos se han comprometido en la casa de la Madre. Ahora es el momento de poner todo en su lugar, dejar los espacios limpios y preparados para la Santa Misa de la tarde. Aunque ya es más de las 14 horas, el almuerzo todavía está esperando un poco más, y allí se están llevando sillas, con escobas en mano y el rostro iluminado con una sonrisa. Todo esto explica por qué la dedicación de este pequeño santuario atrae a tantos corazones y los convierte en misioneros en esta maravillosa ciudad. También es maravilloso porque es el corazón de los instrumentos de la Madre y Reina.
