Publicado el 2011-02-09 In Vida en alianza

“Como familia unida, encontrando a Cristo hoy”

Procesión durante las Misiones familiaresCHILE, rcp. Este año las Misiones Familiares se realizaron en la ciudad de Graneros, en una localidad semi-rural ubicada 70 kms al sur de Santiago y muy cercana a Rancagua. Un primer grupo de misioneros compuesto por varios adultos y algunos hijos partió el 22 de enero en la mañana, y en la tarde de ese mismo día partió un bus lleno de jóvenes misioneros, otros se dirigieron al lugar vía Metro-tren desde Santiago.

 

 

Misiones familiares

El Colegio Hernán Holguín sería el hogar de los misioneros durante toda la semana. La misión comenzó a las 19.30 hrs. con la Santa Misa de apertura y presentación en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen. Esta es una de las parroquias que quedó fuertemente afectada por el terremoto, debido a esto, en la actualidad las misas se realizan en un antiguo recinto policial, mientras se reúnen los fondos para reconstruir la iglesia.

Misioneros y misionados rezaban lo mismo

Parroquia, afectada por el terremotoDurante las cinco semanas previas a las misiones, el párroco, Padre Francisco Cáceres, se preocupó de preparar el ambiente entre sus feligreses y los invitó a ser participes de este tiempo de misión. Fue para todos una alegre sorpresa el descubrir que tanto misioneros como misionados habían conquistado este tiempo rezando la Oración de la Confianza. A continuación de la Santa Misa de apertura tuvo lugar la presentación de las ocho familias naturales, una exquisita cena, y la oración de la noche.

El domingo comenzó el trabajo desde muy temprano. Los misioneros se dividieron en grupos para asistir a las misas que se celebran en la parroquia, tanto en la mañana como en la tarde, y así darse a conocer e invitar a la gente a participar de la Misión. Ese mismo día los jefes jóvenes, Paul Trench y María José Vildósola, presentaron a las familias misioneras, las cuales harían las visitas casa a casa por los diversos sectores y poblaciones de la ciudad.

Las Familias hicieron un recorrido y reconocimiento del sector que les había sido asignado, mientras los jóvenes trabajaban y preparaban los talleres para niños que se llevarían a cabo todas las tardes. Al finalizar el día se realizó una jornada motivacional en el Seminario Cristo Rey. En la oración de la noche, cada misionero recibió su cruz en una significativa ceremonia.

De lunes a viernes se realizaron las visitas puerta a puerta. Muchos hogares acogieron a los misioneros, quienes experimentaron una fuerte y profunda vivencia de Dios a través de estas personas que les abrieron sus puertas y sus corazones.

El desafío, la Pastoral Familiar de Graneros

Entrega de la cruz misioneraTodas las tardes se desarrollaron talleres de diferentes temas para niños, jóvenes y adultos en cada una de las sedes. Entre los desafíos que presentados por el párroco, estuvo el de elaborar un curso para monitores de la Parroquia, los cuales deberán trabajar durante el año formando la Pastoral Familiar de Graneros.

Cada día tuvo un enfoque y actividad especial. Así un día se realizó la Obra de Teatro «El Regreso» en la Plaza de Armas de la ciudad, con el apoyo del Alcalde y del personal de la Municipalidad. Se contó con gran asistencia y participación de la gente. Al finalizar, se realizó un festival del cantar, en el cual participaba la gente local y misioneros. Otro de los días se llevó a cabo una tarde infantil, un té para abuelitos y la visita al hospital de la ciudad; esta última fue una de las experiencias más profundas.

El sábado por la tarde se llevaron a cabo las procesiones que llegaron hasta la Plaza de Armas desde los distintos sectores. Estas concluyeron con una Misa a la «Chilena», es decir, una Misa Folclórica, que contó con la participación de un prestigioso grupo folclórico de la región.

Las Misiones Familiares: Una gracia de transformación interior

Misiones puerta a puertaUna de las vivencias más enriquecedoras para la comunidad de misioneros fue el poder compartir lo que cada uno vivió y experimentó durante esos días. Cada misionero, joven o adulto vivió esta semana en forma muy intensa y profunda. Al final todos llegaron a la conclusión de lo importante que es descubrir las diferentes realidades de vida de las personas y dejarse enriquecer por ellas para valorar la propia realidad.

No cabe duda de que estas Misiones Familiares fueron una gracia de transformación para cada persona que tuvo la oportunidad de participar de ellas. Ahora queda la tarea personal de vivir cada día con ese espíritu misionero que quiere ganar muchos corazones para Dios y para la Mater.

Testimonio de una familia

 

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