REPÚBLICA DOMINICANA, Hna. Marissel. El sábado 28 de agosto se congregaron en el Santuario Victoria Patris cuarenta y tres miembros de la Familia de Schoenstatt. Cuatro generaciones (se llaman así en este país a los círculos de personas provenientes de distintos grupos de vida que se unen en con esta meta) renovaron su consagración en el nivel de la Inscriptio y una quinta generación ha comenzado con el nuevo grupo de dieciséis personas que sellaron su alianza de amor en el mismo nivel.
«Fue una experiencia en la que el cielo tocó la tierra». Era el eco que se escuchaba al final del retiro.
¿Qué significan Inscriptio y Jardín de María?
Quien conozca la vida del Padre Kentenich recordará que al comienzo del encarcelamiento que finalmente lo llevó a Dachau, pasó Navidad estando prisionero en Coblenza. En esa ocasión recibió una cartita dirigida al Niño Jesús en la que se pedía por «el milagro de la Nochebuena»: su regreso a Schoenstatt. Firmaba la Hna. Mariengard («jardín de María»). El Padre Kentenich respondió en nombre del Niño Jesús, indicando que el pedido se cumpliría cuando el corazón de toda la Familia fuera un floreciente Jardín de María (cada flor, una virtud). Indicó también, durante su prisión, que en estos momentos decisivos de la historia la Familia debería crecer en su entrega en la Alianza de Amor hasta el nivel de la Inscriptio (expresión de San Agustín, que define el amor como la inscripción de un corazón en el otro). Esto implica tener un amor y una confianza tan grande en el Padre Dios, que se le pueda pedir que envíe todas las penas y cruces previstas en su plan de amor para la vida de cada uno a fin de colaborar en la redención del mundo, desde Schoenstatt. Esta entrega no es un paso «oficial» dentro del Movimiento de Schoenstatt, sino una decisión libre y personal que generalmente se realiza en privado. Lo mismo vale para la implantación en el Jardín de María.
El retiro comenzó a la mañana con una charla de la Hna. M. Georgina Ramírez, que dirigió y organizó estos dos días de retiro. A la tarde tuvieron un espacio de tiempo para decorar las velas con los símbolos escogidos por ellos para implantarse en el Jardín de María…
La Mater es la dueña de sus corazones
La noche del 28 de agosto cada generación renovó su consagración de Inscriptio, llevaron sus banderas al Santuario y sus velas de alianza encendidas… al terminar la renovación la quinta generación entró al Santuario para hacer su consagración de inscriptio, cada uno tuvo la oportunidad de entrar solo al Santuario y consagrar su vida a la Reina del Jardín de María con la inscripción de sus nombres en un corazón que luego se coloca en el fondo interior de la puerta del tabernáculo.
Esta quinta generación la conforman diferentes miembros de la familia: liga de madres y señoras, matrimonios, señoritas profesionales…
Con sus rostros alegres y encendidos de amor, se han consagrado nuevamente a la Mater y renovado su entrega. No podían ocultar la alegría que los invadía: realmente la Mater es la dueña de sus corazones.
Schoenstatt se hace cada vez más vida en la entrega de sus miembros
El domingo 29 el retiro llegó a su final, todos regresaron a sus casas con nuevas fuerzas y nuevas gracias recibidas. Continúan su vida con una mayor conciencia de misión y de entrega heroica, pidiendo la gracia de la fidelidad a su alianza de amor con la Reina del Jardín de María.
Felicitamos a todos los que renovaron su consagración de Inscriptio y a los que por primera vez se han implantado en el Jardín de Maria. Schoenstatt se hace cada vez más vida en la entrega fiel de todos los hijos de la Familia.
