Publicado el 2010-09-08 In Vida en alianza

Así se construye un mundo nuevo

Centro de Educação Infantil Marabá BRASIL, Hna. M. Nilza P. da Silva. Todavía es temprano, pero quien pasa por la Calle Ananás, 96, en Jardim Interlagos, en Londrina, Estado de Paraná, se da cuenta de que ahí ¡la vida es muy animada! ¡El barullo alegre de los 135 niños que son atendidos en el Centro de Educación Infantil Marabá (CEIM) le da luz al día de quien sea!

 

 

 

 


Cada una es amada

Rosangela«Es apasionante y gratificante trabajar con esos niños», revela Rosangela Marcelino, la secretaria. Dice que lo que más la alegra es la delicadeza de cada niño: «¡Ella trae flores, da abrazos y conquista el corazón de uno!». Y la simpatía es recíproca. Si a los niños les agrada la secretaria al punto de recordar llevarle flores, son recompensadas con el mismo cariño: «Me basta con ver un nombre en la lista o escuchar un ruido en el corredor para poder identificar de quién se trata. ¡De inmediato visualizo la carita!, concluye Rosangela.

Colaborar por un mundo nuevo

Ir. M. EmiliaLa Hna. M. Emilia Costanzi dedica su vida consagrada al servicio de esos pequeños «Niños Jesús», de 1 a 5 años. Cuenta que desde hace 5 años las Hermanas de María asumieron la administración de esa institución, que ya tiene 28 años de existencia. Es decir, desde hace 5 años el camino de la Hna. M. Emilia, todas las mañanas, la lleva al encuentro de esos niños.

Ellos vienen de los alrededores del CEIM, son hijos de familia en situaciones vulnerables. Por eso, los profesores y empleados del CEIM visitan la familia de cada niño que atienden, para conocer el ambiente del que proceden y explicar a los padres la filosofía de la institución, de manera que la misión de la educación de esos pequeños sea una empresa conjunta: guardería y familia. ¡Es un gran desafío!

La coordinadora pedagógica, Daniela Faria Gonçalves, dice que todas las actividades de la institución tienen como objetivo transmitir valores para los niños y ayudarlos a vivir el amor que se les tiene. Hay situaciones difíciles, como cuando al niño le faltan hábitos higiénicos, con un comportamiento que demuestra violencia en el hogar. Todo eso necesita ser compensado por la atención y las actividades de los empleados y profesores. Pero aquí lo principal es el niño, por lo que el amor y el cuidado individual se redoblan y entonces cada pequeño alumno empieza a sociabilizar con sus amiguitos y vive en un ambiente alegre y de mucho cariño.

Conducir al Santuario

El día en el que estoy en la institución, los pequeños preparan una peregrinación hacia el Santuario y están emocionados por el gran acontecimiento. Al preguntársele qué es el Santuario, uno responde: «¡Es la casita de la Madrecita del cielo!». Ellos harán su consagración, así que quiero saber qué significa eso. La respuesta llega de inmediato: «¡Es dar el corazón a la Virgencita allá en el Santuario!».

La actividad del día es preparar el regalo que cada quien llevará a la Virgencita: rosarios de papel crepé, flores recortadas y pintadas, corazones, cada niño está muy concentrado en su regalo, que sin duda trae alegría al corazón de la Madre de Dios.

Pero llueve al día siguiente. Es muy bonito ver el cuidado que tiene la Hna. M. Emilia para ayudar a que los niños acepten que el buen Dios cuida de todo con amor, incluso cuando las cosas no son como a nosotros nos gustaría que fueran. Pero la visita al Santuario se lleva a cabo otro día y así la Virgen recibe el regalo de amor y, más aún, acepta el corazón de cada pequeño.

Es la suma de los pequeños gestos de amor lo que hace que un niño sea feliz y le ayuda a desarrollar sus talentos, para que hoy y mañana sepa que es aceptado y amado, que puede ayudar a mejorar el ambiente en el que vive.

Fuente: www.maeperegrina.com.br

Traducción: Eduardo Shelley, Monterrey, México

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