Publicado el 2010-07-26 In Vida en alianza

Nosotros, sus amigos, celebramos al profeta…

La noche antes de la fiesta: el trabajo se transforme en capital de graciasALEMANIA, mkf. Papá ¿por qué llueve todavía? – Si no lloviera, mañana la pradera no luciría verde, cuando llegue mucha gente para celebrar con nosotros al Padre Kentenich. «Tu palabra viene directamente del corazón de Dios», dice la nueva canción dedicada al Padre Kentenich. Y por lo visto esto también vale para sus amigos, ayudantes, discípulos y colaboradores. Son las diez de la noche, faltan aún dos horas para el comienzo de la fiesta, y la susodicha pradera en ese momento está totalmente empapada, como lo están también los pies de la mayoría de los ayudantes que se reúnen en la sala, sentados en una ronda, para escribir el trabajo hecho durante el día en las esquelas que depositarán en la tinaja. Memhölz está de fiesta una vez más: «Nosotros, sus amigos, celebramos al profeta», dice en los cuadernillos del programa, recién impresos, plegados y encuadernados. Y el trabajo por él y por su fiesta, es en sí mismo ya una fiesta. También para él.

 

12 horas antes de la fiesta

Cinco horas antes

Trabajando para la fiesta Relámpagos, truenos, un verdadero aguacero, un ambiente de risas y alegría. En la casa pululan los ayudantes, desde los más grandes hasta los más pequeños. Allí imprimen, encuadernan, apilan, laminan, decoran, limpian, barren, lavan, pegan, cantan, tipean, calculan, conversan, ríen… Adultos y niños compiten a ver quien trabaja con más dedicación. Todo con total seriedad y mucha responsabilidad, todo muy personal y lleno de cariño, todo simultáneamente y a la vez muy distendido. Se tiene la impresión de que allí todos trabajan a gusto y hacen exactamente lo que más les gusta, con todo su corazón y con todo su empeño. Y la impresión no decepcionó. Realmente fue así. Y en todas partes todo lo que se debe hacer, se hace un poco más hermoso, un poco mejor, un poco más personal, un poco más creador…. «Aquí cada uno puede hacer lo que realmente sabe hacer y lo que le gusta hacer» explica Miriam Stetter, de 17 años. «No es que alguien haya pensado lo que se debe hacer, y otros tienen que hacerlo, sino lo que simplemente le gusta a uno. ¡Aquí se puede crear algo propio!» Al mismo tiempo ella estaba aún allí para anotar los números de la tómbola y sortear los premios. «Nadie quería una tómbola», dice ella. «¡Nadie! ¡Solo yo! Fue difícil convencerlos, pero finalmente el jueves los conquisté». Y ella tiene la plena certeza de que la tómbola será el mayor éxito en la fiesta del día siguiente. Y todo se hace con aquella facilidad que solo surge cuando alguien está en contacto con lo que vive en él. La tómbola es el anhelo del corazón de Miriam, y la fiesta es el anhelo de los corazones de todos los que allí invirtieron, gustosa y fácilmente, su tiempo y sus capacidades.

Una hora después

"Padre Kentenich, nuestro Padre y profeta..." Quien estuvo en las fiestas que se celebraron aquí desde septiembre de 2000, cuando se conmemoró el segundo milenio del nacimiento de Jesús con el lema «por lo mejor que hay en ti», sabe que está por llegar lo mejor. Noche del sábado, 21 hs. Está aquí la «Generación Kentenich» de Memhölz (una de las «futuras generaciones» de las que él, hace 75 años, en las bodas de plata de su ordenación sacerdotal, dijo que querían «reconquistar Schoenstatt» y «entregar por Schoenstatt la sangre de su corazón») sentados en torno a una tinaja y una caja de madera ya algo gastada, en el fondo un tablón de notas con esquelas, y alrededor las huellas del trabajo corriente. Christine y Erwin Hinterberger, jefes del equipo central de la fiesta, con un par de palabras surgidas del corazón motivan a esta hora del corazón abierto, en la que uno tras otro les cuentan al Padre Kentenich, a la Mater y a los demás, su trabajo de hoy. Y entonces se estrujará o doblará alguna esquela, y se la arrojará en la tinaja. Y el quitar las telarañas bajo la escalera, el armado de las carpas, como el tejado colapsado, la decoración en las salas de los talleres, la preparación de la venta de helados, el plastificar los carteles, la composición de la canción, la preparación de la conferencia, el arrastrar los bancos y vestir las mesas… todo esto llena la tinaja, y tal como en Caná se transformó el agua en vino, surgirá de esto fecundidad y alegría, por lo mejor que hay en ti.

Padre Kentenich - tu carisma, nuestra fuerza El chocolate de la famosa caja de madera («la caja de seguridad») simplemente tiene el gusto de fiesta, y el estilo de trabajo que se vive acá el de Kentenich.

Y al fin resonó el nuevo canto para la fiesta, la fiesta del centenario de la ordenación sacerdotal del Padre Kentenich, la fiesta en la que se celebró la fecundidad sacerdotal del Padre Kentenich, que ha orientado a tanta gente y que ha regalado a un Dios más cercano: «Padre Kentenich, nuestro Padre y Profeta… sigues vivo para siempre a través de los hombres, quienes de tu mano, el corazón en tu corazón, siembran contigo eternidad…»

Aún llueve a cántaros…

Tres horas antes de la fiesta

Rumbo al Santuario Original 18 de julio, 7 de la mañana, delante del Santuario. La pradera está muy verde. Y en el cielo apenas nublado, brilla el sol. No hace un calor aplastante como el de toda la semana anterior, no llueve, un clima ideal para la fiesta. La Mater, en algún momento de la noche, ha puesto sus esquelas en la tinaja. Antes de que los ayudantes le regalen la fiesta a Ella y al Padre Kentenich, se ha colocado delante del Santuario la señal indicadora orientada exactamente hacia el Santuario original. Entonces, dentro del Santuario, se pone en manos de la Mater y del Padre Kentenich todo lo que se ha preparado y todo lo que sucederá en este día. Los ayudantes, sobre todo los jóvenes presentes, son los primeros en escribir un saludo y una felicitación en el «Libro de los amigos» del Padre y Profeta… Y vuelven a trabajar. Quien ve a Albert Reich arrastrar los bancos relucientes, quisiera ayudarle. Y quien ve a Markus Stetter arriba de un árbol, colgando el enorme cartel de bienvenida pintado por las «niñas», ya se alegra por los visitantes que serán recibidos de esa manera.

24 horas después

Hasta la próxima fiesta 24 horas, una pradera verde y una fiesta después, ya se forma nuevamente una ronda: cuentan lo que han observado, lo hermoso que estuvo, lo que dijo la gente, y cada vez que se oye la palabra «Kentenich», surge la voz de la «próxima generación», sentada en el centro de la ronda, en el suelo, pintando: «Padre Kentenich, nuestro Padre y Profeta»… «Cuando se ve que la gente sale más feliz de aquí, entonces valen todos los esfuerzos…»

También el esfuerzo que aún les espera al día siguiente, para el que han tomado parte de sus vacaciones: desarmar la carpa y mucho más. También Sofía Hinterberger (5 años) tomó la precaución de explicar en su Jardín de Infantes que el lunes le será imposible ir porque tiene que desarmar la gran carpa.

Y realmente hay cansancio, pero se notará recién a la mañana siguiente. Desde ya, «¡cuando me despierte mañana sabré que ya espero ansiosamente la próxima fiesta!»

Después de la fiesta

Álbum de fotos

Testimonio de una voluntaria de Paraguay

Video de la preparación de la fiesta

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