ARGENTINA, Alicia Granieri. El jueves 8 de julio en la ciudad de Bahía Blanca, en el sur de la provincia de Buenos Aires, se celebraron los cien años de la ordenación sacerdotal del Fundador de la Obra de Schoenstatt, Padre José Kentenich.
La Santa Misa fue presidida por Mons. Guillermo Garlatti – arzobispo de Bahía Blanca – en la Catedral Nuestra Señora de la Merced, y concelebraron el obispo auxiliar, Mons. Pedro Laxague, el obispo emérito, Mons. Néstor Navarro y sacerdotes de distintas comunidades de la arquidiócesis.
Una procesión de entrada emocionante
Desde mucho antes de la hora de comienzo de la Misa llegaron al templo misioneros de varias localidades: de la misma ciudad, de Coronel Dorrego, Carhué, Cabildo y Monte Hermoso, portando banderas del Movimiento de Schoenstatt e imágenes de la Mater; señoras de la rama de madres, matrimonios de la Obra Familiar, juventud femenina y masculina, peregrinos y fieles de la parroquia, en total: más de 400 personas que participaron con alegría y emoción de esta fiesta. Se podía ver la alegría en los rostros, los abrazos al encontrarse tantos hermanos aliados con la Madre y Reina del Pueblo… Se estaba preparando la fiesta con la que la Familia celebraba al Padre Kentenich.
La procesión de entrada fue como si las gracias del Santuario de Schoenstatt de Paso Mayor llegaran hasta la Catedral: a todos los presentes los embargó una fuerte emoción cuando Cholo y Blanca Bartel, que estuvieron con el Padre Kentenich en su segunda visita a Paso Mayor y escucharon sus palabras: «Nosotros somos los oficiales de guardia de este Santuario». Ellos fueron los primeros guardianes del Santuario dedicado a la Madre y Reina del Pueblo en el año 1952. Entraron llevando la bandera papal y la bandera argentina, y se ubicaron a ambos lados del cuadro del Padre José Kentenich ubicado a la derecha del presbiterio. Los seguían en la procesión, el mapa de la arquidiócesis que representaba a todos los que no pudieron llegar desde las localidades en donde está el Movimiento, las distintas modalidades de imágenes peregrinas, entre ellas la imagen tallada en madera – para ciegos – que llevaba Marta Cagiano. Diana y Carlos Zunini llevaban una de las tres Auxiliares que acompañaron la ceremonia a los pies del altar, finalmente los seguían los acólitos, diáconos, sacerdotes y obispos.
Muchas han sido las gracias que la Madre y Reina del Pueblo ha derramado en la arquidiócesis
Luego de las lecturas y de la proclamación del Evangelio, elegido especialmente para recordar la espiritualidad del Padre José Kentenich, Mons. Garlatti dijo en la homilía:
«Con alegría nos hemos reunido hoy para celebrar los cien años de la ordenación sacerdotal del Padre José Kentenich. El Padre Kentenich, inspirador de un movimiento eclesial, el movimiento de Schoenstatt, que ha venido desarrollándose desde el siglo pasado y que está creciendo en valor de una manera muy fuerte en la Iglesia, es una figura que está profundamente arraigada también en la religiosidad de nuestra comunidad cristiana de Bahía Blanca.
Él, antes de ser enviado al exilio, como dicen los miembros del movimiento de Schoenstatt, pasó por aquí, por Bahía Blanca; sin duda su presencia dejó su impronta, y los frutos de su presencia entre nosotros los hemos venido gustando en nuestra arquidiócesis desde entonces hasta ahora, sobre todo en lo que concierne al crecimiento de la espiritualidad que impulsó y el movimiento de evangelización que se ha puesto en marcha aquí, y que ha hecho que la arquidiócesis creciera en miembros, creciera en la vida de fe, creciera en la vida de gracia, creciera en madurez, también en la vida de amor a Dios y amor al prójimo».
El carisma paternal del Padre Kentenich
Resaltando el carisma paternal del Padre José Kentenich concluyó diciendo:
«Los cien años de la ordenación sacerdotal del Padre Kentenich deben volver a hacernos reflexionar sobre este aspecto esencial de la espiritualidad: vivir la presencia de Dios entre nosotros, yo sé que Dios y ustedes serán mi pueblo, todos somos un pueblo de Dios en la Iglesia y por lo tanto Dios recibe de nosotros una respuesta de amor, de un amor tan pleno como lo dio Jesús dando la vida, como lo da un padre, una madre, dando la vida.
La espiritualidad del Padre Kentenich conduce a vivir en profunda unión con la Virgen, arquetipo y modelo de la Iglesia, como auténticos discípulos, recibiendo a ella en nuestro corazón, en nuestra casa, porque ella nos pide también que así sea; la espiritualidad del Padre Kentenich…, responde a lo que nos pide la Iglesia hoy: nos invita a todos los cristianos a ser discípulos y misioneros de Cristo. Aquí en nuestra arquidiócesis el Movimiento de Schoenstatt se ha caracterizado por mantener viva siempre la acción, incluso en los ámbitos más alejados del centro de la diócesis, en todas partes. Tenemos que ser discípulos, tenemos que hacer vida este misterio de la paternidad, y lo ejercemos con nuestro testimonio de vida llevando el evangelio como nos enseña San Pablo, dando el Evangelio, engendrando en nuestros hermanos la vida del evangelio y esto es ser misionero. El verdadero discípulo no puede de ninguna manera sentirse liberado del compromiso con la misión, porque si ha sido entrenado en esto está llamado a engendrar, a llevar el Evangelio de Dios con ese espíritu paternal a sus hermanos… pero no basta solamente con llevar esta fe, sino que el verdadero misionero también trabaja en la Iglesia junto a sus pastores,…y sin duda, este ha sido el proyecto espiritual del Padre Kentenich, de su Movimiento, ese Movimiento que ha enriquecido y está enriqueciendo enormemente a la Iglesia universal y de un modo particular a nuestra Iglesia en Bahía Blanca. Vamos a rezar por la pronta beatificación del Padre Kentenich y para que también en el mundo entero se consolide cada vez más su obra….Que el Padre Kentenich desde el cielo y la Madre del cielo intercedan por nosotros y acompañen nuestra vida en la Iglesia y nuestra misión pastoral en la Iglesia».
Alianza, ofrecimiento, compromiso, entrega, capital de gracias, misión
En las ofrendas también se le regaló al Padre Fundador la vida que se generó desde el Santuario con muchas alianzas y aportes al capital de gracias. Se agradeció por los 25 años de las primeras Alianzas de Amor selladas en el Santuario de Schoenstatt de Paso Mayor por los matrimonios Teresa y Norberto González Codony y Baby y Erico Schönhoff, y también por los 25 años de la llegada de la Campaña de la Virgen Peregrina a la arquidiócesis.
Se siente cómo el amor y la gracia llenan el templo, comentó Betty Raya, muy conmovida. En el momento de la acción de gracias después de la comunión, Fabiana Acosta entonó con los jóvenes del coro «Señora de los vientos» a la Madre y Reina del Pueblo que ante las embestidas del tiempo cobija a todos los que buscan su consuelo.
Cómo era víspera del 9 de julio -día de la independencia nacional argentina- se entonaron las estrofas del himno nacional a viva voz, con lo que se dio por finalizada la ceremonia.
«Los acontecimientos extraordinarios despiertan frutos extraordinarios», fueron las palabras del Padre Kentenich en Paso Mayor ante el recibimiento del pueblo.
Eso fue lo vivido en la celebración que se hizo en su honor, un acontecimiento extraordinario que él regaló a sus hijos. Continuó con una cena, donde se vieron videos del Padre Kentenich, del Santuario y su gente, hubo cantos y alegría, una verdadera fiesta familiar.
Mirta Siliquini, de la rama de madres, expresó con júbilo: «El Padre nos regaló una gran fiesta».
