Publicado el 2009-11-28 In Vida en alianza

Ayúdales a aprender

DequeniPARAGUAY, Clarisa Galeano. Hace unas semanas, {cms_selflink page=»dequeni» text=»Dequení i»}nició la Campaña de Becas Escolares 2010. El año pasado, gracias a la ayuda de muchos de adentro y fuera del Paraguay, se pudo hacer entrega de 2.461 becas a niños y niñas provenientes de familias de escasos recursos. Las becas escolares que se entregan a principios del añoson un apoyo importante para que cada niño pueda tener un buen inicio de clases, además de permitir acompañarlo durante el año hasta lograr su promoción escolar. Son niños como Ángel Antonio, María Magdalena y Ángel Arturo, tres hermanos apoyados por las becas escolares 2009 otorgadas por padrinos de Dequení.


Para muchos en Paraguay, que un niño o niña inicie las clases en febrero luego de las vacaciones de verano, puede parecer normal. Sin embargo, para las familias de comunidades pobres, el inicio de clases representa un gran desafío, primero porque los padres y madres en la mayoría de los casos no han finalizado la escuela básica y parece hasta inevitable que sus hijos repitan esta historia. Ellos no finalizaron la escuela porque empezaron a trabajar desde sus primeros años de vida, tal vez desde los 5 o 6 años.

Tu ayuda es más de lo que imaginás

El inicio de clases también representa un desafío para ellos, pues, aunque la educación gratuita está declarada como un derecho por nuestra Constitución Nacional, el inicio del ciclo escolar significa para estas familias la compra de útiles, uniformes y zapatos con recursos de los cuales no disponen, y menos en una época del año en que la economía local se resiente notablemente. La mayoría de los padres y madres acompañados por lo programas de la Fundación DEQUENÍ, al no haber concluido sus estudios y realizado alguna capacitación para lograr mejores oportunidades de empleo, subsisten con la ventas de alimentos en las calles, labores de limpieza, de albañilería y otros oficios que difícilmente representan un ingreso estable y bien remunerado.

Los EsquivelOsvaldo y Mabel Esquivale, padres de los tres hermanos, son agricultores, viven en una pequeña vivienda rodeada de una vasta plantación de todo tipo de verduras, en la zona de J. Augusto Saldívar (Departamento Central).

Ángel Antonio, el mayor, tiene 11 años y asiste al igual que sus hermanos a la Escuela San Rafael, en el kilómetro 26 de la Ruta 1, distante a unos 2 kilómetros de su casa. Cursa el quinto grado y su maestro, Víctor Silva tiene 27 alumnos y más de 15 años en la docencia. Para este maestro, las becas escolares son un apoyo muy importante para sus alumnos «Puedo individualizar quién recibe becas porque completo periódicamente los informes de la fundación y siento que estos niños se esmeran más en clases, cuidan más de sus cosas. Creo que este apoyo es muy importante. Ángel es un niño tranquilo, amigable y con mucho talento para dibujar».

Con la ayuda de Dequení, es más difícil que dejen la escuela

Magdalena con compañerasAntolina Franco es la maestra de la pequeña María Magdalena o «Chapi», como la llaman con cariño, ella asiste al 3er. grado y comparte el aula con otros 35 inquietos alumnos de su edad «Chapi está un poco floja en lectura oral, dictado y matemáticas y le pedí a la gente de Dequení que me ayude con el refuerzo. Su mamá trabaja todo el día y conmigo está sólo 4 horas. En el aula son muchos alumnos y es difícil que pueda acompañar a todos muy de cerca». Para reforzar sus estudios Chapi asiste cada martes y jueves, en horas de la tarde, al Centro Comunitario de Dequení.

Ángel AntonioHace 4 años este Centro Comunitario inició sus actividades en el Barrio 3 de Febrero de J. A. Saldívar. 219 niños y niñas están becados actualmente por padrinos de Dequení. Doña Nidia Estigarribia es la Presidenta del Comité que conforman 12 madres voluntarias que sienten un gran compromiso con las familias de la zona: «aquí tenemos familias muy humildes y con muchos hijos, que si antes lograban ingresar a la escuela, asistían apenas con 2 o 3 cuadernos, pero ahora están más tranquilos, reciben el uniforme, los útiles, el apoyo escolar y así es mucho más difícil que dejen la escuela».

El más chicoPero los padres y madres de estos niños también deben cumplir con visitar periódicamente la escuela para realizar el seguimiento escolar y conocer el rendimiento educativo de sus hijos «ellos cumplen con el seguimiento escolar y así nosotros podemos tener control de cómo están allá» afirma Doña Nidia. También los padres se organizan con el servicio de almuerzo «tres padres ya están comprometidos durante todo el año para preparar los alimentos del comedor».

Un respiro para los padres

Mientras los niños asisten a la escuela, Osvaldo y Mabel Esquivel trabajan duramente en la «chackra» o en las plantaciones de lechuga, cebollas, perejil, acelga y todo tipo de hortalizas que luego son comercializados para proveer a los supermercados de la capital. Se levantan al clarear el día y terminan la jornada bien entrada la noche. Para ellos, la ayuda que reciben de los padrinos de Dequení para que sus hijos puedan estudiar es muy importante: «creo que no podríamos mantenerlos en la escuela si no tenemos esta ayuda». Mabel asiste regularmente a las reuniones del centro comunitario y asegura que, para lograr las becas, asistió durante un año esperando esta oportunidad.

Los meses de febrero y marzo que coinciden con el inicio de clases, son los más duros para la familia Esquivel: «nuestras verduras bajan de precio en el mercado, tenemos que sacar créditos con la cooperativa para comprar semillas y abono. Apenas empatamos para pagar el préstamo y cubrir la comida de la casa». Por eso las becas escolares parecen dar un respiro para estos padres de familia. «el mayor de nuestros hijos pronto pasará al 7º y nosotros ya estamos preocupados de cómo vamos a continuar con sus estudios».

Mabel pudo asistir a la escuela hasta el 6º grado y su marido Osvaldo llegó al 3º. Ninguno ha concluido la escolar básica. Desde muy pequeños ayudaron a sus padres a cultivar la tierra: «creo que desde los 8 ya estábamos trabajando» afirma Mabel. Ambos son oriundos de la zona y sus familias trabajan en la producción de verduras desde que tienen memoria.

«A mis hijos no les gusta cultivar la tierra. El mayor nos dice «no queremos trabajar ahora, nosotros queremos estudiar, yo no quiero sufrir lo que ustedes sufren». El es chico aún, tiene 11 años nomás pero ya sabe que si va a la escuela puede tener una oportunidad diferente».

Dequení. Una historia de esperanza nacida del amor a María

AgradecimientoLas becas escolares hacen posible que un niño o niña en riesgo de deserción, inicie sus clases. Significa ir cambiando año a año, una historia familiar de carencias y falta de oportunidades, por otra de mayor esperanza para las nuevas generaciones. Todo esto con un único aporte de 45 €/55 dólares.

Dequení nació cuando el 4 de mayo de 1985 un grupo de jóvenes del Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Paraguay tomó la iniciativa de ayudar a los niños que trabajaban en una zona del país, conocida como Calle Ultima en la ciudad de Fernando de la Mora. Organizaron jornadas de catecismo y merienda los sábados por la tarde en la Capilla Medalla Milagrosa. A la primera invitación, llegaron 33 pequeños vendedores de golosinas y diarios. Movido por el amor a María, el espíritu juvenil y solidario de los jóvenes, inició en forma sencilla una obra de servicio hacia los más humildes.

{cms_selflink page=»dequeni» text=»Más información y cómo donar«}

www.dequeni.org.py

 

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