URUGUAY, Maria Fischer con material de www.schoenstatt.org.uy •
Las celebraciones de los 80 años del Primer Santuario Filial de Schoenstatt en Nueva Helvecia, Departamento de Colonia, República Oriental del Uruguay ha sido declarado de Interés Departamental por la Intendencia de Colonia. —
Su fiesta anual se celebra este año el sábado 14 y el domingo 15 de octubre recordando la fundación de Schoenstatt el 18 de octubre de 1914 y el aniversario de su bendición el 18 de octubre de 1943.
El Santuario se encuentra abierto sin excepción todos los días del año de 8 a 19 hs.
Compartimos extractos del relato de las Hermanas de María fundadoras sobre la construcción del primer santuario filial:
¿Cómo nació la idea de construir un Santuario?
La Hna. M. Clara había salido de Alemania en 1938 con la idea (algo remota) de construir un Santuario. Incluso había traído consigo los planos del Santuario original, pero nadie lo sabía. La idea de construir el Santuario nació de una necesidad impuesta por el apostolado. En todas las casas, tanto en Argentina como en Uruguay, comenzamos inmediatamente a trabajar con grupos de Schoenstatt. Para ello era imprescindible vincular a niños, jóvenes y adultos con la fuente de gracias: El Santuario.
Pronto nos dimos cuenta de que esto era prácticamente imposible: Teníamos una gran foto del Santuario Original y también una ermita con la imagen de la MTA, pero nada de esto podía suplir la experiencia del Santuario. En 1941 surgió el deseo unánime de construir un Santuario exactamente igual al original. La causa no fue -como suelen pensar algunos- que las Hermanas construyeron el Santuario porque extrañaban Schoenstatt. No fueron tan fuertes las nostalgias ya que estábamos muy vinculadas interiormente al Santuario original y nos unía la gran misión apostólica.
La Virgen nos hizo ver claramente que, para quienes no lo conocían, era imposible una vinculación intelectual con un Santuario ubicado en Europa al que -por costumbres y posibilidades de aquel entonces- jamás iban a poder visitar. El fracaso apostólico por la falta de la fuente de gracias nos unió profundamente a todas en esta difícil empresa de ser pioneras. Hablando humanamente, esta iniciativa era -desde todo punto de vista- una locura. En lo material, habíamos contraído grandes deudas al tener que pagar el pasaje de las últimas cinco Hermanas y sobre todo debido a la construcción del colegio, aún inconcluso.
A esto se sumaban los gastos normales de alimentación, servicios, etc. que casi no podíamos cubrir pues los ingresos no eran suficientes. (En el Uruguay los colegios privados no reciben subvención alguna del Estado). En mayo de 1941 surgieron algunas iniciativas para recaudar fondos: Al ser Nueva Helvecia un lugar de turismo entre Colonia y Montevideo, los fines de semana había una gran afluencia de gente. Dos Hermanas tomaron contacto con estas personas y trataron de interesarlas por el Santuario. Entre ellas se hallaba el dueño de una fábrica de fósforos de Montevideo que nos ayudó mucho en la realización de nuestro proyecto… Pero antes debo contarles del momento en que tomamos la decisión.
En las vacaciones de invierno hacíamos nuestros ejercicios espirituales. Nos reuníamos todas las Hermanas del Uruguay y de la Argentina: éramos veinte. A principios del mes de julio de 1942 llegó el momento histórico en el que nos decidimos a construir el Santuario. No fue nada fácil tomar esta decisión: Todas conocíamos muy bien nuestra situación económica y por ello varias sostenían que primero era preciso pagar las deudas. El argumento era muy sensato, pero hacer esto nos hubiera insumido muchos años y nos urgía fundar Schoenstatt en estas tierras.
Éramos conscientes de que la construcción del Santuario iba a costar mucho: especialmente el techo, el retablo del altar y las ventanas. En todas nuestras casas filiales se podía «seguir tirando» pero no existían perspectivas de una posible mejoría por la carencia de Hermanas que aportaran su trabajo. Éramos solo veinte (distribuidas en la Argentina y el Uruguay) y todas alemanas; así que debíamos contratar personal docente al que -por supuesto- había que pagarle. Y sin embargo la construcción del Santuario nos urgía. Había aún un problema mucho más importante y delicado: ¿Podemos construir un Santuario igual al original? Al partir de Schoenstatt, todas escuchábamos en el canto de despedida, un estribillo que decía: «Solo hay un Santuario…» ¿Podríamos atrevernos a construir otro? ¿No era eso traicionar lo más esencial de Schoenstatt? ¿A quién preguntar? La guerra había interrumpido las comunicaciones con Alemania y no podíamos consultar nada a la Dirección de nuestra Familia ni a nuestro Padre y Fundador que estaba prisionero en el campo de concentración de Dachau… La decisión estaba totalmente en nuestras manos…
La construcción
El 18 de octubre de 1942 se llevó a cabo la Colocación de la piedra fundamental. Ese día los alumnos del colegio Mater Ter Admirabilis de Nueva Helvecia se consagraron a la Sma. Virgen, aspirando llegar a ser «hijos predilectos»; un ideal verdaderamente acertado: Ellos fueron cofundadores del primer Santuario filial de Schoenstatt. Los niños fueron en procesión desde el Colegio hasta el lugar destinado al Santuario.
Otros veintisiete niños y algunos adultos llegamos en peregrinación desde Cardona. Viajamos en camión, ya que a causa de la guerra mundial escaseaba el combustible y por eso no pudimos alquilar un ómnibus. Las señoras de la Comisión hospedaron generosamente en sus casas a todos los peregrinos. Esta fue la primera peregrinación realizada en tierra americana hacia el lugar del futuro Santuario. Como ya hemos visto, los niños tuvieron un papel esencial en su construcción. Ellos fueron los pequeños instrumentos que la Mater escogió para esta obra grande, de una repercusión insospechada.
El Obispo de Salto otorgó, el 8 de octubre de 1942, el permiso para la construcción del Santuario y delegó en el Párroco, P. Lorenzo Amengual, la tarea de bendecir la piedra fundamental, que luego se ubicó debajo del altar. Fue en esta oportunidad cuando por primera vez en la historia se leyó -en la construcción de un Santuario- el Acta de Fundación del 18 de octubre de 1914.
En la piedra fundamental se pusieron varios documentos y también los símbolos de los aportes al capital de gracias hechos por los niños. La casa filial de Cardona hizo una petición por sacerdotes schoenstattianos santos y la colocó en la piedra. También se puso en los cimientos tierra del Santuario original y piedritas de las tumbas de los héroes schoenstattianos caídos durante la primera guerra mundial.
Inicio de la obra
Inmediatamente después se inició la edificación del Santuario. El constructor aceptó la propuesta de trabajar en tanto y en cuanto hubiera dinero… Se aprovecharon todas las oportunidades para conseguirlo, aunque las sumas eran muy pequeñas.
Durante la construcción, nos presentaron muchas dificultades, ocasionadas por un lado por la inexactitud de los planos y por el otro, por la falta de habilidad de los obreros. Menciono algunos de aquellos problemitas: Los muros del Santuario original son de 60 cm. de espesor. Nosotras resolvimos hacerlos sólo de 30 cm.; por eso -como tomamos las medidas del Santuario basadas en su perímetro exterior- contábamos con que el interior del mismo sería algo más grande que el Santuario original. Sin embargo, el constructor no tuvo tan presente esa diferencia… en el presbítero tomó como base las medidas del interior de los muros. Al darse cuenta tuvo que demoler esa parte ya que sus proporciones no coincidían con las del resto de la edificación y volver a comenzar el trabajo…
En los planos no figuraban exactamente las ventanas -altura, distancia que debía separarla del borde exterior de la pared, etc.- Finalmente fueron mal colocadas y hubo que sacarlas y hacer nuevos intentos. El Arquitecto no llegó el día convenido y la construcción de la bóveda sobre el altar quedó postergada. El techo también ocasionó problemas: no sabían cómo hacerlo, tampoco como debía ser la madera, etc. Nuevamente hubo que llamar al Arquitecto y además tratar de conseguir -con grandes dificultades- la madera en Montevideo. Tampoco tenían idea de cómo colocar la torre y la campana. Pero el problema más grande fue el altar y su retablo. Entre los devotos de la MTA se hallaba un ebanista español: el Sr. Joaquín Vidal quien sólo por amor a la Sma. Virgen se comprometió a hacerlo. Nuestro anhelo era que todo fuera idéntico al de Schoenstatt. Esto era pedir algo casi imposible: No teníamos ni un solo dibujo. Sólo algunas fotos que no permitían apreciar el diseño, de por sí muy elaborado.
A esto se sumaban los datos aportados por nuestra memoria: No todas coincidíamos en los detalles… El Sr. Vidal tuvo que hacer varios croquis, estudiando las fotos con una lupa. Además, el constructor se equivocó en una oportunidad al darle las medidas del presbiterio. En las fotos no podía distinguir el volumen de los relieves ni el tamaño y la forma de las columnas. Debido a que no tenía herramientas necesarias hubo que enviar el trabajo a Montevideo para el torneado. Las distintas partes fueron acompañadas con dibujos del Sr. Vidal y una gran foto del Santuario, con el pedido de que sea una copia exacta del original. Esto disgustó mucho al tornero… Pero la Virgen premió los grandes esfuerzos, la paciencia y el cariño con que todo fue hecho. El altar salió realmente magnífico y el mismo Padre y Fundador destacó su similitud con el original.
La imagen de la Mater tampoco tenía el tamaño exacto. Hubo que recortarla…
La bendición – 18 de octubre de 1943
El 17 fue un día muy importante. A las 20:00 horas trasladamos solemnemente la imagen de la MTA y la ubicamos delante del Santuario. Tal como más tarde se haría costumbre, participaron en los preparativos de esta fiesta los niños, las chicas y muchas familias. El lavadero estaba repleto de flores, traídas por los niños. Las ubicamos de acuerdo a los colores y con las corolas de muchas de ellas, fijadas sobre una madera, hicimos un marco para la imagen.
Mientras tanto otros colocaban en el parque farolitos y banderines, especialmente a ambos lados del camino por el que pasaría la imagen. Por la noche se realizó la gran procesión desde la Iglesia parroquial hasta el Santuario. Fue un suceso muy impactante para muchos de los participantes que jamás habían visto en su ciudad algo parecido. Entre los peregrinos había gente de Cardona y de la Argentina. Hay una foto donde pueden verse seis chicas, algunas de ellas pertenecientes al Movimiento en la Argentina aún hoy. También estuvieron dos sacerdotes de la diócesis de Bahía Blanca: El P. Luis Reim y el P. Francisco Maibach. Ambos nos apoyaron mucho.
La procesión se dirigió cantando al Santuario. Después que el Cura Párroco bendijera el cuadro y dirigiera unas palabras, el Padre Reim habló con gran entusiasmo e invitó a los presentes a levantar los farolitos que llevaban en sus manos para pedir a la Virgen -con este gesto- que tomara posesión del Santuario. ¡Por fin había llegado el 18 de octubre de 1943! Era lunes. La Mater misma había cuidado que la bendición se realizara precisamente en esta fecha tan significativa. Un tiempo antes se había decidido que la inauguración fuera el domingo 17, para que pudiera participar la mayor cantidad posible de gente. Pero el Obispo tenía ese día compromisos que le impedían estar en Nueva Helvecia y por eso lo trasladamos para el lunes 18. También participó mucha gente. Por la mañana la solemne procesión, encabezada por Monseñor Viola, se encaminó hacia el Santuario.
Primero fue bendecida la campanita y colocada en el soporte provisional, mientras el Obispo continuaba con la bendición del interior del Santuario. Una vez terminada la bendición hicimos repicar la campana mientras los niños entonaban un canto alusivo. Inmediatamente el Obispo celebró la Santa misa por primera vez en el Santuario.
Un recuerdo que pone de manifiesto el obrar de la gracia: Una exalumna que a pesar de la catequesis y los buenos consejos recibidos durante siete años no había logrado decidirse a tomar la primera comunión, lo hizo en esta Santa Misa. Este fue sin duda un regalo precioso. Finalizada la Santa Misa, Monseñor dirigió unas palabras llenas de entusiasmo. A continuación, los dos sacerdotes de la Argentina antes mencionados, celebraron otra Misa en el Santuario (en aquel entonces no se concelebraba). Mucha gente participó aún de estas Santas Misas.
Alrededor de las 13:00 horas se sirvió un almuerzo festivo al que asistieron el Obispo y los huéspedes. Entre ellos se encontraba un Padre Palotino de Montevideo, representando a su comunidad. Las familias de Nueva Helvecia colaboraron con mucha generosidad en la preparación de este almuerzo. Esta característica del pueblo se manifestaría en el futuro en cada fiesta y peregrinación. A las 16:00 horas rezamos una hermosa paraliturgia en el Santuario. Los niños del Colegio renovaron su consagración con fervor y entusiasmo. Este acto fue presidido por el Obispo, que expresó su emoción en las palabras que les dirigió. También los alumnos de Cardona renovaron su consagración como pequeños apóstoles de la MTA.
Finalmente, el Obispo se acercó a la puerta y leyó solemnemente el documento de fundación de este Santuario. Durante todo el día llegó mucha gente para rezar en el Santuario.
El gran pedido de este día sigue aún 80 años después: ¡Que este Santuario se convierta en un verdadero lugar de peregrinación y de gracias, igual que el Santuario original!
Con material de www.schoenstatt.org.uy