Publicado el 2014-12-14 In Vida en alianza

Tras las huellas de grandes fundadores

ROMA, Mons. Dr. Peter Wolf. Todos los años se celebra un viaje de Alemania a Roma, organizado por el Instituto de los Padres Diocesanos de Schoenstatt, así ha sido también este año. Partieron el lunes de la primera semana de adviento en dos buses, desde Schoenstatt y Würzburg, respectivamente. El padre Stefan Keller, junto con el padre Wolf, acompañaba al autobús de la cuenca del Rin, el padre Armin Noppenberger el de Lieb­frauenhoehe. Pasaron bien la noche y llegaron a la mañana siguiente puntualmente, hacia las 9, a Belmonte, donde el padre Georg Egle y el padre Frantisek Jirasek los esperaban. El grupo de ochenta personas celebró la misa y el padre Egle les preparó bien sobre el lema del viaje. Tras tomar posesión del alojamiento en el hotel Tra Noi, visitaron por la tarde la catedral de San Pedro. También esta vez había algunos que la visitaban por primera vez.

A la mañana siguiente estuvieron en la audiencia con el Santo Padre en la plaza de San Pedro. Lamentablemente llovía, pero todos aguantaron y quedaron muy impresionados del Papa Francisco, que les hizo partícipes de sus experiencias del viaje a Turquía la semana anterior. El padre Wolf, junto con el padre Keller pudo saludar al Santo Padre y agradecerle por la audiencia del jubileo. Le hizo entrega del folleto de la cruz de la unidad, con la que el Papa envió al Movimiento de Schoenstatt durante el jubileo y su libro con textos de nuestro fundador sobre la Alianza de Amor. El Papa Francisco lo agradeció y pidió oraciones. Al respecto añadió con insistencia: “las necesito”.

San Francisco

Los peregrinos fueron por la tarde a Santa Croce y peregrinaron desde allí, a lo largo de la muralla aureliana en dirección a Letrán. El padre Noppenberger relató de manera viva, como san Francisco, en su tiempo, se puso en camino, con sus primeros compañeros, para ver al Papa. Junto a la estatua de san Francisco recordó la marcha de los Sacerdotes del Instituto, cuando llevaron su regla a Roma para que el Papa la aprobara. En la capilla del coro de la iglesia laterana se celebró la eucaristía.

San Benito

La ruta tras las huellas de los grandes fundadores partió el jueves de la pequeña iglesia de San Benedetto in Piscinula, cerca de la isla tiberina. La iglesia se construyó sobre la vivienda que san Benito ocupó durante su tiempo de estudios en Roma. El padre Keller reveló a los peregrinos lo que movía a san Benito y cómo buscó un nuevo camino en medio de la caída del Imperio Romano. Desde allí salió el grupo hacia el Aventino, haciendo una parada en san Anselmo, donde se concentra hoy en Roma la vida benedictina. El camino siguió hacia santa Sabina, donde ya en tiempos de santo Domingo encontraron su lugar los dominicos. También aquí consiguió el padre Keller exponer los anhelos y novedades dentro de los desafíos del tiempo.

San Ignacio

Por la tarde se trataba de seguir las huellas de san Ignacio de Loyola. Por eso se programó celebrar la eucaristía en Santa María la Mayor, donde san Ignacio celebró su primicia, después de sus largas dudas. El padre Wolf expuso la vida del gran fundador Ignacio desde que fue herido en Pamplona hasta su tiempo de desierto en Manresa, su peregrinación a la Virgen de Montserrat, sus estudios en París y la búsqueda de los primeros compañeros, finalmente su ordenación sacerdotal en Siena y el camino a su primicia en Roma junto al pesebre en Santa María la Mayor. Desde allí siguió el camino a San Pablo Extramuros, donde querían encontrarse de nuevo con el fundador de los Jesuitas en una pequeña capilla lateral. Allí san Ignacio, frente a la antigua cruz y el cuadro de la Virgen, consagró sus votos con sus primeros compañeros, después de ser elegido superior general de la orden.

Los recorridos por la ciudad hacían posible ver y apreciar muchos otros monumentos de la ciudad eterna. La noche pasó por la Plaza Navonna y el Panteón y terminó con una buena copa de helado.

La última mañana llevó a distintos grupos a destinos como el santuario Cor ecclesiae, de las Hermanas de María, el Castillo de Santángelo, Santa María del Trastévere, iglesia del apóstol Bartolomé – en la isla Tiberina – y a la casa Pallotti, con la tumba de san Vicente Pallotti.

Belmonte

Estaba previsto que el final del viaje fuera como el principio. El padre Egle, que representa a la comunidad titular con gran entusiasmo, conducía a los peregrinos de la gran peregrinación jubilar, un mes atrás, por un camino de estaciones por el gran terreno y mostraba las huellas de nuestro fundador, el padre José Kentenich, en Roma, y su deseo de unir Schoenstatt con la Iglesia y el Santo Padre. A continuación, en la eucaristía, el padre Stefan Keller habló del camino de peregrinación tras las huellas de los grandes fundadores. Muchos han experimentado en esta semana que los fundadores son una bendición para la Iglesia y ayudan siempre de nuevo a buscar y dar respuesta a los desafíos de una nueva época.

Original: alemán – Traducción: M. Paz Leiva – Madrid, España

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Publicado el In Vida en alianza

Tras las huellas de grandes fundadores

ROMA, Mons. Dr. Peter Wolf. Todos los años se celebra un viaje de Alemania a Roma, organizado por el Instituto de los Padres Diocesanos de Schoenstatt, así ha sido también este año. Partieron el lunes de la primera semana de adviento en dos buses, desde Schoenstatt y Würzburg, respectivamente. El padre Stefan Keller, junto con el padre Wolf, acompañaba al autobús de la cuenca del Rin, el padre Armin Noppenberger el de Lieb­frauenhoehe. Pasaron bien la noche y llegaron a la mañana siguiente puntualmente, hacia las 9, a Belmonte, donde el padre Georg Egle y el padre Frantisek Jirasek los esperaban. El grupo de ochenta personas celebró la misa y el padre Egle les preparó bien sobre el lema del viaje. Tras tomar posesión del alojamiento en el hotel Tra Noi, visitaron por la tarde la catedral de San Pedro. También esta vez había algunos que la visitaban por primera vez.

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1 Responses

  1. Juan Enrique Coeymans Avaria dice:

    Felicito a los organizadores de esa peregrinación. Hermosa experiencia. Lo único que entristece, es que la visita a la tumba de San Vicente Pallotti haya quedado como optativa. Para un hijo de Schoenstatt no visitar a quien nos regaló el tercer fin de Schoenstatt es una pérdida grande y una minusvaloración de San Vicente Pallotti a quien nuestro fundador lo llamó el cuarto punto de contacto de Schoenstatt.

    org:
    «Cuando yo he visto a un cristiano, a una cristiana así, con el corazón débil, no firme, firme sobre la roca – Jesús – y con tanta rigidez afuera, he pedido al Señor: ‘Pero Señor, tírales una cáscara de banana delante, para que se haga una linda resbalada, se avergüence de ser pecador y así te encuentre, a ti que eres el Salvador”
    Papa Francisco, 15.12.2014

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