ITALIA, Federico Bäuml. Narrar lo que es Asís, cada año que pasa, resulta más difícil: no alcanzaría un libro entero para describirla. Lo que se puede hacer, es intentar contar lo que representa la peregrinación de los universitarios romanos a Asís, un día más especial que el otro, sin hablar necesariamente del desenvolvimiento de las actividades del día, que a groso modo, cada año se repite, pero no sucede lo mismo en la línea de las emociones que este lugar mágico nos trasmite y regala cada vez.

A como arco iris

Probemos a narrar Asís con un juego, pidiéndole a cada uno que la asocie a una palabra, escrita con un color diferente y formar un alfabeto que parezca un arco iris.

Justamente ese arco iris que se veía desde el micro, mientras dejábamos una Roma en la que hasta ese momento había llovido.

En el fondo, Asís es un arco iris, donde tantos colores diferentes se mezclan en una única imagen gigante.

Justo la A de arco iris, que también es la A de Asís, puede comenzar nuestro juego-narrativo, que no puede iniciarse si no es por la Amistad y la Alegría que nos unen y contra distinguen (ya que estamos, en tema de A: A como autobús…. “micro”)

B como la maravillosa Basílica de San Francisco, una de las obras de arte que el mundo nos envidia. B de buenos contra malos, los dos equipos que, como quiere la tradición, se enfrentan cada año, en el micro, en la competencia de la canción interrumpida (con un especial premio revelación al capitán del equipo de los buenos).

C de capellanía, de caminar, de cantar (es verdad que, cantar es rezar dos veces); C de comunión y de compartiendo. C como Clara, patrona de Asís.

D como Damiano (Damián), porque finalmente después de tantos años (y gracias también al viaje en ómnibus) de aquí arriba, hemos podido ver también la Iglesia de San Damiano y detenidos para rezar de frente a un panorama que nos cortó la respiración. D de desorden, otro sello nuestro de fábrica, que también hace rima con la

E de entusiasmo, que cuando se trata de nosotros, nunca falta.

F como Francisco

Y ahora, F como fiesta, porque ir a Asís, es de veras una fiesta. F de fiaccola (antorcha), como las interminables filas, como todas las fotografías que hemos sacado. F como Francisco, porque ir a Asís significa ir a la casa de Francisco, vivir sus lugares, respirar su presencia.

G como grupo, nuestra fuerza y como gioventú (juventud), nuestra riqueza mas grande. G como gracias, porque cada vez que volvemos a casa es justamente esta palabra que más que todas logra describir nuestro estado de ánimo. G como Giurcap (grupo de estudiantes católicos universitarios).

I como io (yo), porque entre tantos regalos que este día nos hace, está también el de tomarnos tiempo para nosotros mismos, para controlarnos, ponernos a punto, reponernos.

K de kinder, porque encontrar un chocolatito en la mochila te hace parecer mas placentero despertarse a las seis de la mañana y como karaoke, porque una canción, bien desafinada, en grupo, puede ser mas divertida que un concierto.

L como liviano, como esa sensación de liberación que no se puede describir sin haberla probado. L de lasciare (dejar), porque cada uno de nosotros en Asís ha dejado algo que le pesaba demasiado.

M como Misa, porque mientras dure la peregrinación, nos divertimos, hacemos ruido, estemos despreocupados, pero el momento central, el motor, es y será siempre el encuentro con Jesús. Y, si este encuentro sucede en un marco como la Basílica de Santa María de los Ángeles, junto a la Porciúncula, cuando miles de corazones palpitan en la misma dirección, es todavía más hermoso.

Z como zaino (mochila)

N de nosotros y como nonna (abuela), porque ninguno puede negar que cuando fue a Asís, al menos una vez, ha comprado una postal de San Francisco para llevarle a la abuela).

O como oasis, gracias a esa sensación de haber encontrado un rincón del paraíso. Es justamente con la P de paraiso, va de igual modo la P de paz, tan amada por nuestro Papa (otra palabra con P sin olvidar que se llama Francisco, y no es una simple coincidencia). Y tal vez sea esa paz de la que, Francisco nos ha llamado para ser instrumentos, que nos ha salvado de otra, tan temida, P de pioggia (lluvia), que milagrosamente, contra todo pronóstico, nos ha agraciado.

Q, en el sentido de quotidiano (cotidiano), recordándonos que el desafío de Asís no comienza cuando ya estamos en Asís , sino cuando regresamos de Asís, en la vida de todos los días.

R de retraso, crónico, infaltable, pero que no nos ha impedido ver el rosedal en el que Franciso estuvo.

Y después vamos con las palabras con la S: serenidad, sonrisa, subida (porque sí, Asís es toda una subida) y santidad, como aquella de Clara y de Francisco, y como aquella a la que todos estamos llamados.

T como el tramonto (ocaso) que hemos visto desde la plaza Santa Clara, y como Tau nos recuerda de cuanto significa en la vida mantenerse humilde y, para robarle las palabras al Padre Kentenich, de que la grandeza reside justamente en ser pequeños.

U de unidad, que nos ha acompañado en este viaje (y tenemos acá a la V) en el cual el destino es importante, pero el recorrido lo es mucho más.

Y finalmente la Z como zaino (mochila), de la que sacamos un poco de pensamientos, preocupaciones, intenciones y entregas, para hacer espacio a todas las palabras (hasta incluso también alguna con h, j, w, x e y) , las imágenes, los colores y los recuerdos que nos llevamos con nosotros.

San Francisco nos ha enseñado que es dando como se recibe, y cada año cuando lo vamos a visitar, nos lo recuerda.

Original: italiano. Traducción: Rosita Ciola, El Palomar, Argentina

ITALIA, Federico Bäuml. Narrar lo que es Asís, cada año que pasa, resulta más difícil: no alcanzaría un libro entero para describirla. Lo que se puede hacer, es intentar contar lo que representa la peregrinación de los universitarios romanos a Asís, un día más especial que el otro, sin hablar necesariamente del desenvolvimiento de las actividades del día, que a groso modo, cada año se repite, pero no sucede lo mismo en la línea de las emociones que este lugar mágico nos trasmite y regala cada vez.

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