ITALIA, Federico Bauml. Sólo una semana después de la Jornada Nacional del Movimiento, ya hay un bello evento nuevo que contar: para Schoenstatt Italia es tiempo de una nueva Alianza.
La atmósfera de las grandes ocasiones
Roma tiene la fortuna de tener dos santuarios. El Santuario de Belmonte inmerso en un gran parque, apenas fuera de la Periférica, casi un oasis a dos minutos de la ciudad que se presta muy bien para eventos con tantas personas. El Santuario Cor Ecclesiae en cambio es una joyita que se encuentra en el mismo centro de Roma, más íntimo, más silencioso.
Impacta ver más de cien personas, en un día de fiesta, todos juntos en un lugar que tiene la extraordinaria capacidad de aislarse de todo lo que lo circunda. Y tal vez esto es lo que hizo el día aún más especial.
Esa atmósfera de fiesta que une al mismo tiempo la sacralidad del santuario, la alegría de tantos niños que corren a toda velocidad por todo el jardín y la elegancia de los futuros aliados y sus amigos venidos para la ocasión, forman un cuadro todo bello y armonioso.
Están verdaderamente todos, los niños, la familia, los Padres y las hermanas de María.
Es una gran ocasión, nuestro movimiento debe vestirse de fiesta y mostrar su rostro mas bello.
En la alianza con mamá y papá.
Las palabras con que el P. Ludovico inicia la homilía son de esas que quedan grabadas: “la primera Iglesia es la familia”.
Esa Familia que está ahí, tras los rostros de los hijos, mas o menos grandes, de las parejas que están por sellar la Alianza; en las referencias continuas hechas en las cartas, en las voces algo titubeantes de los niños que leen las oraciones de los fieles, y en todos los otros detalles que contribuyen a formar la espléndida atmósfera de un momento tan especial. Familia es la única palabra capaz de expresar la emoción en torno al Santuario.
Como es habitual antes de la Alianza se lee una parte del Acta de Fundación del P. Kentenich: una suerte de testamento para quienes hacen la Alianza, pero también una fuente de energía inagotable. Porqué es tranquilizador, antes de un momento tan hermoso e importante, escuchar frases como “no se preocupen por la realización de vuestros deseos, ego diligentes me diligo (amo a los que me aman)”.
Pongámonos de nuevo la pregunta, retórica, que el P. Kentenich se puso el 18 de Octubre de 1914 “¿cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo insignificante el origen de lo mas grande? ¿No sería posible que ocurra lo mismo también con nosotros?
La Alianza es propiamente la respuesta a esa pregunta.
“Nada sin ti, nada sin nosotros”
Durante la lectura de las cartas de Alianza, hay un hecho que no se puede escapar: todas las parejas insertaron en sus intenciones la frase “Nada sin ti, nada sin nosotros”.
Es precisamente este el sentido de la Alianza. La Alianza no es un punto de llegada, no se sella si nos sentimos listos; la Alianza es un punto de partida del camino que nace del convencimiento que sin una verdadera Aliada no se podrá nunca estar listos.
Y ahora, todavía con la emoción de esta jornada en los ojos y en el corazón, nuestros mejores deseos para Sandra, Franco, Giusy, Antonio, Elisabetta, Antonio, Sara, Andrea, Tiziana, Giorgio, Giandomenico y Flo al inicio de este camino, juntos.
Y, perdón por la poca originalidad, pero no puedo encontrar un saludo más hermoso: «Nada sin ti, nada sin nosotros».
¡Felicidades!
Original: Italiano. Traducción: Lorenzo Cintolesi, Santiago, Chile
