ARGENTINA, Guillermo Romero. La primavera no es sólo una estación del año, la más bella en el hemisferio austral. Comienzan a reverdecer los árboles y campos, flores por doquier, hay alegría y entusiasmo en los jóvenes. Esos jóvenes, el pasado 14 de septiembre, organizaron una jornada solidaria en la Ermita de la MTA, en Nogoyá.
Jóvenes de los quintos años de la ciudad dispuestos a sembrar una sonrisa en sus hermanos más postergados. Organizaron juegos, regalos, refrigerios. En una caravana solidaria por toda la ciudad juntaron ropa y alimentos para repartir en la Ermita a los vecinos y niños del barrio.
¡Qué hermosa es la primavera! ¡Cuánta vida surge de la vida!
Así es nuestro Schoenstatt, cuántos momentos y expresiones en la historia nos recuerdan esta estación: “La primavera sagrada”, “el Jardín de María”…
Esos jóvenes han hecho surgir una hermosa primavera, llena de vida, de alegría, de fuerza en Dios.
A esta primavera, le sigue ahora una primavera espiritual, llevar a nuestros entornos, al trabajo, a la escuela, en la familia esa entrega de corazones que tuvo la juventud.
El querido Juan Pablo II nos llamaba a la “primavera de la vida”. En nuestra “pradera asoleada con resplandores del Tabor” queremos seguir entregando nuestra misión, nuestros ideales, nuestra alegría por los próximos 100 años.
