PARAGUAY, Ana Cristina Lassalle de Cabral. El 1 de octubre de 2000 fue un día espléndido que quedó marcado en el corazón de quienes participamos de la bendición del Santuario de la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt en Ciudad del Este. Imágenes imborrables como el cuadro de la Mater llegando en procesión traído por la Juventud Femenina; Monseñor Claudio Giménez presidiendo la Eucaristía y consagrando el altar; el propio Santuario adornado con flores multicolores, flanqueado por palmeras nativas de la zona recién plantadas.
Una Familia feliz viendo hecho realidad el sueño tan largamente anhelado: la Virgen María habitando de manera especial en el Alto Paraná, la región hacia la que emigraron los guaraníes buscando la Tierra sin Mal.
¿Qué quieren Dios y nuestro Padre Fundador de este Santuario?
La pregunta recurrente por aquel entonces era… ¿qué quieren Dios y nuestro Padre Fundador de este Santuario? ¿Qué idea tienen de lo que debe llegar a ser?
Meses de recabar datos, estudio, reflexión, dieron como resultado la frase que resume la misión, el ideal de nuestro Santuario: «Portal de la Trinidad, Jardín del Padre». Completar el trabajo inconcluso de los guaraníes y hacer de esta región un Jardín del Padre, la porción de la Nación de Dios en el este de nuestro querido Paraguay.
A medida que las palmeras y otros árboles crecían hacia lo alto y echaban raíces más profundas en el suelo, también la Familia crecía en cantidad y profundidad.
Así como se renuevan las plantas y las flores en el jardín del Terruño, también la Familia se fue renovando constantemente, asumiendo mayores compromisos apostólicos, ofreciendo nuevos servicios.
Toda entrega es un granito de arena en la construcción del Reino de Dios
A las exigencias de la Virgen…»tráiganme abundante capital de gracias…», la respuesta fue un sí generoso y abnegado de la Familia, creciendo de esta manera en la profundización de la Alianza de Amor. Tareas, sencillas algunas y otras no tanto, de mayor o menor responsabilidad, fueron asumidas con la certeza que toda entrega es un granito de arena en la construcción del Reino de Dios.
El quinto aniversario de la bendición del Santuario quedó grabado en nuestra historia sagrada con la colocación del Símbolo del Espíritu Santo, luego de un año de preparación espiritual.
En estos 10 años de vida del Santuario quizá podamos contabilizar cuántas Alianzas de Amor se han sellado, cuántos Santuarios del Hogar se han bendecido, cuántos compromisos de grupo, consagraciones se han llevado a cabo. Pero no podremos saber nunca cuántos corazones han encontrado sosiego y paz, cuántas almas se han reencontrado con Dios, con Cristo o han recibido los frutos del Espíritu Santo; cuántos peregrinos recibieron las gracias de cobijamiento, transformación interior y envío; cuántas bendiciones regaló la Madre a sus hijos predilectos.
La corona
Es por todo esto que el regalo que la Familia le hace a la Mater en este décimo aniversario de la bendición de su Santuario es la corona. Es la manera de agradecerle todo lo que hizo por su Familia de Ciudad del Este, por todos quienes se acercaron a su casa. Es la forma de reconocer su poder, de decirle que Ella es la Reina de este Jardín, de este pequeño Cielo.
Y es también la manera de renovar nuestro compromiso de extender el Reino, de atraer más y más peregrinos al Santuario, de forma tal que se cumpla otro sueño de la Familia de Ciudad del Este: convertir nuestro Terruño en un centro regional de peregrinación mariana.
CON MUCHA ALEGRÍA COMPARTIMOS CON TODA LA FAMILIA DE CIUDAD DEL ESTE ESTOS 10 AÑOS DE VIDA Y LA CORONACIÓN DE NUESTRA QUERIDA MTA. VALORAMOS TODA LA PREPARACIÓN QUE DÍA A DÍA VENÍAN COMPARTIENDO CON NOCOTROS.
DAMOS GRACIAS A DIOS A LA MATER Y A NUESTRO PADRE FUNDADOR POR LA FECUNDIDAD DE LA FAMILIA DE CIUDAD DEL ESTE, A TRAVÉS DE LA ENTREGA GENEROSA PARA TODA NUESTRA FAMILIA EN TODOS ESTOS AÑOS, PARA TODAS LAS RAMAS, A TRAVÉS DE SUS HIJOS COCNOCEDORES DE NUESTRO PADRE FUNDADOR.
MPHCEV
QUEDAMOS EN ESO, PERMANECEMOS FIELES
MIRTA Y BETO ETCHEGARAY