Publicado el 2010-08-31 In Vida en alianza

María, Reina de una Argentina nueva

Procesión de entradaARGENTINA, Juan Barbosa. En la celebración de María Santísima Reina, el pasado 22 de agosto, se coronó en el Santuario de la Vida y la Esperanza del Cerro de las Rosas, en Córdoba, a la Madre de Dios como Reina de una Argentina nueva, ante la familia en pleno reunida en la Celebración eucarística. Esta coronación fue el resultado de una larga preparación, realizada en una pulida ceremonia, y con una proyección futura que supone el esfuerzo de cada schoenstattiano en pos de una Argentina con vida y esperanza para todos.

 


22 de agosto, Córdoba

La familia se preparó sin prisa pero sin pausa

Mucho tiempo atrás el P. Marcelo Gallardo recibía de la Hna. Kornelia, desde Schoenstatt, Alemania, una corona donada por la Federación de Madres en Alemania. Ese regalo fue realizado para «una Juventud que quisiese coronar a María». Las juventudes de Schoenstatt de Córdoba, tomaron ese mensaje y bajo el lema REINA, GLORIFÍCATE, iniciaron una campaña que empapó cada acto de la Familia. Rápidamente ésta tomó el mensaje y lo convirtió en su eje central con una consigna: Para la Reina… ¡Todo!

Los talleres de coronación fueron el común denominador de las acciones de los grupos de los distintos estamentos. Los cantos alusivos pasaron a ser una constante en las misas y el símbolo de la corona se insertaba en cada escrito y cada comunicación que se emitía. Incluso se originaron nuevas costumbres como las ya famosas misas al aire libre durante el Mes de María de 2009. En ellas se convocó entre 200 y 500 personas diariamente en torno a María en las celebraciones eucarísticas realizadas en la explanada del Santuario. ¡Esto realmente ha sido inolvidable!, nos cuenta un integrante de la Familia de Córdoba al evocarlas…

El día tan esperado llegaba

CapitalarioMuy temprano el predio Centro Padre Kentenich, donde está ubicado el Santuario, era «un hervidero de gente», como se dice vulgarmente, que corría de un lado para el otro con su tarea específica. Acomodar las 400 sillas dejando en ellas el Rito y la oración de coronación, adecuar el lugar para el Altar, instalar el sistema de sonido, el ensayo del coro, etc. eran tareas que se desarrollaban en un entorno fundamental y llamativo: un días soleado, con temperatura primaveral y sin viento. Estas cosas son absolutamente extrañas en Córdoba, donde se conoce a agosto como «el mes de los vientos…».

Sobresalían entre la multitud que se iba dando cita muchos jóvenes vestidos de fiesta. Las mujeres con elegantes atuendos y los varones de riguroso traje, daban un marco verdaderamente llamativo. «Es que para una Coronación no podemos venir como un domingo cualquiera a misa. ¡Es para la Reina que hoy llegará!», contaba una de las chicas mientras controlaba los últimos detalles.

Una verdadera lluvia de pétalos de rosas

BandaDio comienzo la celebración y, mientras la Banda de la Fuerza Aérea Argentina ejecutaba una marcha esplendorosa, una procesión integrada por 40 jóvenes acercaba al Altar, en andas, el cuadro de la MTA atravesando una multitud estimada en 900 personas. El avance del cortejo era celebrado con vivas y aplausos y una verdadera lluvia de pétalos de rosas acompañaba su ingreso por una alfombra roja, digna de una Reina. Su llegada al Altar fue celebrada con un fuerte aplauso y una fanfarria sostenida, mientras el «Viva la Mater» surcaba el cielo provocando el vuelo de las siempre presentes palomas del lugar.

El Acto de Coronación se realizó previo al Ofertorio, y el mismo fue preparado minuciosamente por la Familia en pleno, dado que esta Fiesta, que es a su vez un compromiso, debía integrar a todos. La imposición de la corona, ese momento tan esperado, fue seguido con un respetuoso silencio primero, y una posterior algarabía sostenida mientras los aplausos, las vivas y las lágrimas se continuaban unos a otros.

La nutrida concurrencia entonó luego el Himno Nacional Argentino y una vez más los vivas, las lágrimas y los aplausos cerraban esta inolvidable celebración en el día de María, Santísima Reina.

Una tarea futura para todos y para cada uno

CoronaciónLa Santa Misa fue concelebrada por tres Padres de Schoenstatt, el P. Pastor, el P. Paul y el P. Marcelo, quien ofició como Celebrante Principal. Invitó desde su homilía a integrar las filas que, con su conducta diaria, estén dispuestas a cambiar su entorno. «No solo debemos pregonar el cambio, sino también debemos liderarlo desde nuestro estado». «La Argentina nueva depende de cada uno de nosotros, y es en nosotros que la Reina ha de manifestarse pero somos nosotros los que debemos dar el primer gran paso», comentaba invitando a reflejar a María en cada acto de la vida. «Hemos trabajado mucho para llegar a este día, disfrutamos de la preparación y desde ahora lo haremos en la ejecución de un cambio que nuestro país necesita y que los schoenstattianos, con el carisma del P. Fundador y la compañía siempre cercana de María, podemos reflejar a un entorno que realmente lo necesita y con urgencia».

Al término de la Celebración los fieles lucían una imborrable sonrisa y las charlas parecían no tener fin. La Familia de Córdoba vivía sin dudas, una de sus horas más felices.

Culminaba así una Ceremonia de Coronación esperada y anhelada por todos y comenzaba otra, más extensa, que tomará la vida misma. Una canción del seminarista Manuel López Naón grafica claramente lo vivido cuando dice: «Argentina nos necesita… Su juventud dice ¡Aquí estoy!».

Córdoba, 22 de agosto

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