Publicado el 2009-10-31 In Vida en alianza

Reseñas de un 18 de octubre en Tuparenda…

Testimonios del 18 de octubre en TuparendaEstela Franco. Con lágrimas en los ojos una señora me decía: «Mi hermano y mi sobrino están en la cárcel, pero son inocentes; por eso hoy vengo a pedirle a Ella que por lo menos para Navidad puedan volver a casa». Esto me hizo recordar cómo la gran familia de Schoenstatt pudo tener a su Padre José en casa para la Navidad de 1965 luego del exilio en Milwaukee. Fue un regalo de la Mater… y también de aquella Hermana que tanto le pidió a la Mater que el Padre José vuelva del campo de concentración como regalo de Navidad…


60.000 peregrinos, 60.000 historias unicas ...Entonces me dije: ¿por qué no podría ser posible el deseo de esta mujer? La Mater escucha a sus hijos, y más aún a quienes le entregan todo su ser y toda su confianza…

Cuánta felicidad sentí al ver a tanta multitud saludando a nuestra querida Reina, gente de todas partes del país – jóvenes, adultos, ancianos, niños – congregándose frente al Santuario de Tuparendá el domingo 18 de octubre, y dije: ¡Qué feliz estará Ella viendo los rostros que reflejan tanta entrega, tanto amor!

Me decía una viejecita: «¡Le prometí a mi Mater que me compraría un auto para traerla a Tuparendá, y se cumplió el milagro de que me dieran una indemnización por la que peleaba hace años y, gracias a eso, desde hace dos años la traigo a mi Matercita en auto cada 18 de octubre!».

Un 18 de octubre en Tuparenda... Fotos: PardoOtra señora contaba: «Estoy con mi familia muy desordenada y le pido a la Virgencita que Ella pueda llegar a ellos, así como llegó hasta mí».

Una joven señora, feliz, relataba: «Ofrecí a la Mater como capital de gracias diez Avemarías diariamente por la felicidad de mis hijas, y ahora una de ellas está becada en el Japón, feliz de la vida».

«Encontrarla a la Mater cambió nuestras vidas»

Entrevistando a una pareja, me comentaba ella: «Este es un lugar maravilloso donde uno siente algo distinto, paz, naturaleza, oración. Tenemos 19 años de casados y ya de novios, cuando veníamos a Tuparendá, yo le decía en voz bajita a la Mater, sin que él se dé cuenta: ¡Hacé que se case conmigo!».

Y una pareja ya entrada en años me decía: «Tenemos cinco hermosos hijos, ya todos grandes; mi hijo de 47 años antes de realizar sus viajes a Sao Paulo como chofer se acerca a nuestro Santuario Hogar y le pide a la Mater que no le pase nada, ¡y nunca tuvo inconveniente alguno! ¡Mañana (por el 18 de octubre) voy a traerles a toditos para que la saluden a la Mater en su día!».

Misioneros de Villa Florida«Siempre le pido a la Mater», me decía otra persona, «que Ella sea la que hable por mí, que yo pueda ser su mensajera en mi comunidad, y todos los días tengo tropiezos y siempre me da fuerzas para levantarme de vuelta».

Y así decenas de testimonios tan ricos: «Encontrarla a la Mater cambió nuestras vidas».

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