PARAGUAY, Dionicia Martínez •
La ermita de la Madre Tres Veces Victoriosa de Schoenstatt, ubicada en el barrio San Miguel de Cambyretá (en guaraní Kambyretã significa “tierra de la leche”) cumplió cinco años el 6 de enero, por lo que se ofició una misa y una recordación especial. Al coincidir con el Dia de Reyes se ofreció, como cada año, una rica merienda y entrega de regalos para los niños presentes. —
En una entrevista publicada unos días antes de la celebración en el portal Encarnación Mas, Dagiana Bogado, la coordinadora de la Campaña de la Virgen Peregrina de Schoenstatt en Cambyretá, explicó que todo comenzó con unos cuatro o cinco misioneros formados en Encarnación, donde Schoenstatt ya está muy arraigado y difundido. Con el rezo del rosario y su entrega misionera, junto a la comunidad, conquistaron la ermita, donde cada 18 de octubre se celebra la fiesta de la Virgen de Schoenstatt. Hoy son 21 misioneros, misionando con las modalidades de familia y de serenidad. No hay alguien que más o menos trabaje. Todos colaboran, todos ponen su granito de arena, cada uno. Son todos misioneros.
Una fiesta para todo el barrio
Con mucho compromiso y anticipación, los misioneros prepararon todo – desde la merienda para los chicos hasta la torta de cumpleaños, las sillas, las flores, los globos… Mucho trabajo, todos haciendo algo para ayudar y cumplir con todo.
A la hora de la celebración, el espacio en torno a la ermita se llenaba de muchísimas personas, muchísimos niños.
Nidia, una misionera, dice que para ella la Mater es todo, dice que le protege y le guía siempre en la salud, el trabajo y en las familias que visita.
Todos se mostraron agradecidos a la Mater por tan hermoso momento vivido y con todo lo que solo ella sabe obrar en cada uno de nosotros
Contar lo vivido en palabras es poco. Una misionera dice que las gracias que ella nos da son imposibles de describir.
Todo culminó con la misa de acción de gracias celebrada por el párroco de la parroquia de San Miguel, un sacerdote muy vinculado a la Campaña.
Cambyretá y su hermosa ermita, a solo tres kilómetros de Encarnación, merece una visita.