Publicado el 2019-08-08 In José Kentenich, Vida en alianza

“¿Vas conmigo?”: inédito musical sobre aspectos de la vida del Padre Kentenich

CHILE, Octavio Galarce Barrera  •

El musical “¿Vas conmigo?” fue estrenado, en su primera versión, el 1º de junio en la Iglesia del Espíritu Santo en Bellavista, Santiago. Fue en el marco de la Jornada Nacional de Dirigentes (JND), realizada este año en el contexto de los 70 años de la Misión del 31 de Mayo. —

En el musical se relatan, de manera artística, los acontecimientos acontecidos entre 1948 y 1952 en torno al examen al cual la Iglesia sometió la espiritualidad de la Obra de Schoenstatt y los métodos pedagógicos de su fundador, el P. José Kentenich. Esta prueba tuvo, como consecuencia, el exilio del P. Kentenich a Milwaukee, Estados Unidos, medida disciplinaria en la cual no medió proceso alguno y que se prolongó durante 14 años. Gracias a los cambios ocurridos durante el Concilio Vaticano II, en 1965 el fundador de Schoenstatt fue rehabilitado, y fue posible su vuelta a Schoenstatt, Alemania, hasta su muerte en 1968.

En el contexto de las duras pruebas que en los últimos tiempos ha vivido la Iglesia en Chile, por delitos de miembros de ella, lo sufrido por el P. Kentenich y la Familia de Schoenstatt hace 70 años se configura en una actualización de la Pasión de Cristo junto a María para nuestra época. En la radicalidad de esa unión como alianza libre, fuerte y fiel a la Iglesia, está el secreto del vigor que requiere el anuncio del Evangelio a las culturas del tercer milenio.

A cargo de la producción general y de los textos estuvo Blas Barros, del Instituto de Familias; y de la musicalización, Rolando Cori, de la Federación de Hombres. Un extraordinario equipo logró plasmar en escena una obra maravillosa que tuvo un coro, orquesta, personajes y equipo de iluminación, sonido, escenografía; más de 50 profesionales trabajaron arduamente para presentar este Musical.

Para conocer más detalles de lo que significó este gran trabajo, conversamos con sus creadores, Blas y Rolando.

¿Cómo y cuándo se les ocurrió hacer un musical de estas características?

– Blas: Hace 5 años tuve la suerte de participar en el musical “Los Miserables”, una historia dramática que me encantó. Desde entonces, visualicé que la vida del padre Kentenich podía presentarse en este formato. Comencé a escribir un libreto para este sueño, teniendo como condición, que pudiera entenderse fácilmente y siendo lo más fiel posible a las fuentes. Creo que los musicales son un excelente modo de catequización.

– Rolando: La idea surgió hace unos dos años en la agrupación Artistas por Schoenstatt, formada por Blas Barros, Rolando Cori, Cristián León, Juan Martínez y Felipe Riffo. Este grupo forma parte de la acción sectorial laical que impulsó Guillermo Frez, del primer curso de Federación de Hombres. Los otros grupos se focalizan en la educación, las Jornadas Sociales y el empresariado, entre otras iniciativas. Veíamos que se acercaban las efemérides, los 50 años de la muerte del padre Kentenich y los 70 años de la Misión del 31 de mayo.

En medio de la crisis de la Iglesia en Chile, el debate al interior del grupo era cómo realizar un acto artístico que armonizara el anuncio victorioso del 31 de Mayo, y el ánimo de contrición y reconocimiento de la abismante miseria moral que nos envolvía. Conversamos incluso el asunto en reunión con el director del Movimiento de Schoenstatt en Chile, P. Juan Pablo Rovegno, quien nos manifestó su apoyo.

Finalmente, con Blas decidimos, a fines de enero último, poner manos a la obra. Blas tenía en mente un musical para solistas, coro y orquesta. Sin pensar aun en costos, decidimos la conformación de una orquesta pequeña junto a una banda de rock —que es típico del género— además de solistas y coro. Durante febrero y marzo compuse dos escenas en el computador que entrega una maqueta aproximada de lo que va a sonar. Se las mostramos al resto del grupo que se entusiasmó en colaborar en el montaje. Cristián León se comprometió a producir la iluminación, proyecciones y escenografía. Juan Martínez se encargó de la edición y diseño de los textos para su impresión digital. Blas convenció a los organizadores de la JND 2019 de programar el musical durante la Jornada, tuvo conversaciones a diverso nivel sobre la temática y su pertinencia —cosa que no concluye aún— y trata de obtener donaciones para la producción.

¿Cómo surge la temática, el contenido, los textos?

– Blas: Partimos redactando los diálogos de la infancia del padre Kentenich, del primer y segundo hito, del tercero no teníamos casi nada. En octubre del año pasado, Rolando me dijo “Ya, pongámosle música”. Le propuse que hiciésemos la infancia y el primer hito, que desde el punto de vista del libreto es lo más acabado. Rolando me insistió que debía ser el tercer hito, dado que era la celebración de los 70 años; no dejaba de tener razón. Así que me puse manos a la obra con la redacción del tercer hito… y encontré historias fascinantes. Por ejemplo, el padre, después de enviar la carta del 31 de Mayo, a la primera persona que escribe sobre lo enviado a los obispos los primeros días de junio del ‘49, es a un sacerdote diocesano llamado Anton Engel, hermano de la Hna. Emilie. Creo que no es algo casual… es una carta muy cordial, en la que el P. Kentenich le pide al P. Anton que cualquier cosa que él quiera entender sobre la carta del 31 de Mayo, él “se tomará todo el tiempo necesario para explicarle todo lo que estime necesario saber”.

Por otro lado, creo que la carta no tiene nada de qué avergonzarnos, sino todo lo contrario, debemos sentirnos orgullosos de que nuestro Padre fue claro y directo, virtudes de las cuales todos debemos aprender. Él fue consecuente con la necesidad de franqueza que él predicaba, algo inusual para la época ya que se entendía que si la autoridad hablaba se debía obedecer. Para el Padre es muy importante la libertad de conciencia, de poder decir lo que se piensa respecto de la orden que se está recibiendo, fue un adelantado a la libertad de conciencia que ni siquiera nosotros los schoenstattianos hemos sabido aprender y educar. Por lo mismo, diría que para la sensibilidad actual, no tiene nada de escandaloso. Adicionalmente, el padre advierte a los obispos alemanes lo que estamos viviendo hoy: problemas de obediencia y problemas en el orden sexual, que para él tienen como causa un insano ejercicio de autoridad.

Respecto a las letras del musical, no queríamos hacer algo solamente poético como puede ser una cantata, por ello fuimos a las fuentes, a buscar diálogos, cartas, escritos, testimonios reales. El formato musical permite hacer eso. Por ejemplo, en el musical ponemos en boca de la Hna. Emilie frases del P. Kentenich, y tenemos la certeza moral de que ella vivió aquello de modo ejemplar.

– Rolando: El libreto de Blas da una excelente curva dramática a los acontecimientos en torno al 31 de Mayo de 1949. Se basa en hechos concretos tal cual ocurrieron y están documentados. Ahora bien, con el fin de ponerlo en escena, donde es habitual un nudo de amor, se resalta con cierta libertad histórica, la figura de la Hna. Emilie Engel. No obstante, esto no es mera dramaturgia.

Históricamente, el surgimiento de la mujer es paralelo al nacimiento de Schoenstatt y la Alianza de Amor es un camino para que esta revolución alcance plenitud y fecundidad. En este sentido, las Hermanas de María también educan a su Fundador, despiertan la conciencia de su paternidad y le entregan su corazón y, tal como dice el texto, “ustedes sin mí y yo sin ustedes no somos”. En esta relación está el centro del problema que es defendido en la provocadora Carta del 31 de Mayo, no como apología de Schoenstatt sino pues —tal como se comprobó por el fortalecimiento de la Obra durante Dachau y el nazismo— donde “corazones nobles laten en la intimidad” (Cántico al Terruño, Hacia el Padre), el Evangelio se hace resistente a la atomización del individuo y la sociedad.

Por esta razón, la relación cantada de los hechos es oportuna en medio de la crisis de la Iglesia en Chile. Esta es la primera vez que los hechos del 31 de Mayo, no tanto su teorización, son puestos a la luz pública como diálogos cantados donde aflora la tensión entre lo paulino y lo petrino, carisma y autoridad, viento y timón que conducen a la Iglesia desde el Concilio de Jerusalén en adelante. Relatar lo que pasó nos ayuda a mirarnos unos a otros de manera más sincera, sin maniqueísmos.

¿Habían trabajado antes en algo parecido?

– Blas: He podido participar en varios musicales de modo aficionado (Los Miserables, El rey León y Matilda). De algún modo, lo realizado me dio la experiencia para entender los códigos de los musicales y cómo hacer de la historia del P. Kentenich un musical.

– Rolando: Este es mi primer musical en el sentido genérico de término, con sus diálogos cantados que vienen de la ópera. Antes había compuesto oratorios y cantatas, esencialmente declamatorios. En 1974 compuse, junto a Pedro Montesinos, la “Cantata del 31 de Mayo” con texto de Juan Enrique Coeymans. Luego, en 1985 y 1987 en Schoenstatt, Alemania, compuse “Peldaños al Padre” y “Redemptoris Mater” con textos del P. Joaquín Alliende. Aquí se trataba de hacer algo que también fuera posible de montar en colegios.

Sabemos que colaboraron artistas que no participan en el movimiento, ¿cómo hicieron para convocar a los músicos, cantantes y equipo técnico?

– Blas: Armar el musical ha sido trabajo de muchos miembros del movimiento, en particular de Rolando que ha dedicado mucho tiempo a la composición. Lo más difícil de todo ha sido conseguir los fondos para financiarlo. Esta vez no quisimos aportes de empresas ni cobrar entrada, no nos parecía correcto para una Jornada con retiro incluido. Nos fue muy difícil conseguir aportes personales, pero hubo personas generosas que de inmediato nos ayudaron. Si queremos hacer presentaciones profesionales se necesitan fondos, el arte no es gratis. De hecho, todavía no terminamos de financiarlo. Si alguien quisiera cooperar aún lo puede hacer.

– Rolando: La idea era hacer algo de calidad profesional dentro del poco tiempo de preparación. Casi todas las personas que trabajaron fueron contratadas.

Fue muy hermoso ver como diversas posturas frente a lo religioso convergían con mucho entusiasmo y compromiso personal en sacar adelante el musical. El primero que surgió fue el compositor y director Andrés Daneris, que tiene mucha experiencia en orquestas juveniles. Andrés colabora conmigo en un proyecto en la Universidad de Chile. Comentándole sobre lo que estaba haciendo, me dijo espontáneamente “Yo lo dirijo”. Allí se comenzó a armar el equipo realizador. Él trajo a sus alumnos y ex-alumnos y formó la orquesta, la banda de rock y a una solista. Luego, después de muchas consultas a directores de coros, llegamos a Valentina Varas que está concluyendo el pregrado en Dirección Coral en la UC, quien tomó el riesgo de preparar a coro y solistas en tan solo un mes. Ella asumió el compromiso y colaboró con Andrés con mucha seriedad y conocimiento. Los solistas vocales que ella comprometió resultaron excelentes. Hicimos 4 ensayos “invadiendo” la casa de los padres de Schoenstatt en Bellavista, mientras Valentina hacia además otros ensayos aparte con el coro.

En el aspecto visual y escénico, Cristián León dio la sorpresa cuando anunció la participación del profesor Germán Droghetti en la escenografía e iluminación. Germán es profesor en la Universidad de Chile, un prestigioso escenógrafo de trayectoria internacional en salas de ópera europeas, y autor de innumerables escenografías para el Teatro Municipal de Santiago. Finalmente, Hans Grawe, sonidista también de la Universidad de Chile, con quien habíamos trabajado con anterioridad, realizó un muy audio profesional del estreno.

¿Habrá otras presentaciones del musical, dónde y cuándo?

– Blas: Queremos presentar completo el tercer hito en septiembre, ya que en esta ocasión nos faltó tiempo para ensayar. Y los próximos hitos… si es que hay financiamiento. Nos gustaría presentarlo completo en un teatro profesional e invitar al clero diocesano, congregaciones y obispos para que conozcan la vida del P. Kentenich. También quisiéramos hacer una función para los niños de Sename y María Ayuda, ya que el P. Kentenich es un ejemplo de resiliencia en condiciones similares. Para los schoenstattianos, esta vez será pagado con entrada diferenciada, para los peregrinos será más barata y para los Institutos, más cara.

– Rolando: El estreno no fue completo. Por falta de tiempo de ensayo, faltó ejecutar una escena que trata el desenlace de los acontecimientos del 31 de Mayo. La versión completa se realizará el domingo 8 de septiembre en Bellavista, en el contexto de la Jornada Internacional de la Columna de Hombres.

Fuente: Revista Vínculo, Chile

 

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