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Cuarenta años: el Santuario de Belgrano, Buenos Aires. El 18 de octubre se proclamará su misión. Fourty years: the Shrine in Belgrano, Buenos Aires. On October 18, its mission will be proclaimed Vierzig Jahre Heiligtum in Belgrano, Buenos Aires. Am 18. Oktober wird seine Sendung verkündet |
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Casa de las Hermanas de María con el Santuario en el jardín. House of the Schoenstatt Sisters with the Shrine in the garden. Haus der Marienschwestern mit dem Heiligtum im Garten. Fotos: Schoenstatt Belgrano © 2003 |
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ARGENTINA, Lito y Norma Barbieri/ HMA. Con profunda alegría y gratitud, las Hermanas de María, el Director Nacional del Movimiento, y la Familia de Schoenstatt del barrio de Belgrano, invitan a todos a celebrar los 40 años del primer Santuario porteño el 18 de octubre próximo. El festejo comenzará a las 19.00 hs con una hora de acción de gracias. Las Madres, las Profesionales, la Obra Familiar, la Campaña del Rosario y las Voluntarias de María van a expresar su gratitud por estos cuarenta años del Santuario. Antes de la Misa, a las 20.00 hs. el Padre Guillermo Carmona, Director del Movimiento, proclamará oficialmente la misión del Santuario.
Todo el resto del programa del festejo, como por supuesto el lema recientemente definido por una numerosa comisión representativa de la Familia de Belgrano, por ahora y hasta el 18 de octubre a las 19.00 hs. se reservan como una sorpresa para ese día.
Una historia unida a María
En 1536 Don Pedro de Mendoza fundó "la muy noble ciudad de Santa María de los Buenos Aires" con su puerto dedicado a la Sma. Trinidad, en la margen derecha del Río de la Plata. Poco tiempo después el humilde caserío de adobe y paja fue destruido por los indígenas que habitaban esa amplísima llanura "... esta tierra que tanto exagera su cielo" al decir del escritor francés Roger Caillois, enamorado de la pampa.
En 1580 fue fundada nuevamente por Don Juan de Garay que llegó desde Asunción del Paraguay (madre de ciudades) acompañado por "mancebos de la tierra". Esta vez la nombró Ciudad de la Sma. Trinidad, y a su puerto: Santa María de los Buenos Aires, considerando que esta advocación de la Sma. Virgen había sido traída por los marinos italianos de la isla de Bonaria, donde se la veneraba. Pero la sociedad, reacia a los cambios, la siguió llamando simplemente Buenos Aires.
Y aquí llegó otra advocación de la Madre de Dios: la tres Veces Admirable Señora de Schoenstatt, Educadora y Victoriosa. En 1935 la trajeron cuatro Hermanas de María, a quienes les debemos la presencia de su Obra en la Argentina y más allá... En 1947 llegó también su Profeta, el P. José Kentenich a proclamarla Reina y llevar – como lo dijo él – su "carroza triunfal" por las nuevas tierras a conquistar para su Reino de Amor.
Visitó repetidas veces la Argentina entre 1947 y 1952 cuando llegó por última vez – ya exiliado – para bendecir el 20 de enero el primer Santuario de Schoenstatt en esta tierra. En total estuvo 453 días en la Argentina, muchos de ellos dedicados a escribir el documento que finalizaría entregando a la Mater en Chile el 31 de mayo de 1949.
La preocupación del Padre: la importancia del Santuario de Buenos Aires.
El Padre Kentenich estuvo varios días en la primera casa de las Hermanas en Buenos Aires, en la calle Echeverría 3632, del barrio de Belgrano. Una hermosa y antigua casa con una amplio jardín, en un barrio residencial, muy arbolado. Allí manifestó en innumerables ocasiones su fe en la Providencia, en el amor misericordioso del Padre, que busca lo mejor para sus hijos. Eran los años difíciles de la visitación (en Alemania) y de la búsqueda del terreno para el primer Santuario en territorio argentino, que luego se consiguió en las afueras de Buenos Aires, en Florencio Varela.
Ya en el exilio, supo que las Hermanas querían construir un pequeño Santuario en el jardín de la casa, en menor escala que los Santuarios filiales (tal como el que está en la parroquia San Bonifacio, del barrio de Nuñez, y que festejó sus bodas de oro el año pasado. Por medio de personas conocidas de ambos, les hizo saber que debía ser un Santuario con las dimensiones habituales, ya que era importante que la capital del país tuviera su propio Santuario filial, como lo tendrían más adelante otras ciudades.
Así fue que en el origen del Santuario que celebra ahora 40 años estuvo la preocupación y sabiduría paternales del Fundador. El 18 de octubre de 1961 se bendijo la piedra fundamental, y dos años después – la situación económica no era floreciente – fue bendecido. Como era el primer Santuario cercano a Nuevo Schoenstatt (Florencio Varela está a 27 Km de distancia), contribuyeron a formar su Capital de Gracias, además de la Familia porteña, las comunidades schoenstattianas del gran Buenos Aires: Villa Ballester, Munro, y demás localidades que rodean a la capital. Por muchos años fue la fuente de vida schoenstattiana y lugar de encuentro para la Familia de toda la región.
Un oasis de paz y de gracias en medio de vida urbana
Actualmente es visitado por centenares de peregrinos que buscan un oasis de paz, de silencio, de gracias, en medio del ajetreo de la vida urbana. Allí nació – entre otras acciones apostólicas – la "Misión de los taxistas católicos" que llevan una pequeña imagen de la Virgen peregrina en sus autos y se comprometen a rezar el rosario. Alguno que otro lo hace también con sus pasajeros, y los invitan a llegar al Santuario.
Como preparación para este aniversario, la Familia de Schoenstatt de Belgrano (ya que actualmente el Movimiento está organizado de acuerdo a las cuatro vicarías del Arzobispado de Buenos Aires: Centro, Flores, Devoto, Belgrano) decidió definir el nombre el Santuario. Hace años que tenían ya una frase que sintetizaba la búsqueda del ideal, pero faltaba llegar a definir un lema que fuera aceptado por todos.
Entre otros medios para llegar a este fin, se colocó en el Santuario un gran libro con una invitación a los peregrinos (la inmensa mayoría no son schoenstattianos y algunos ni siquiera católicos) para que dejaran su testimonio – anónimo o no – de lo que les significaba este lugar.
Hay algunos que son maravillosos:
"Muchas veces vengo cuando hay poca gente, pues sé que mi Padre y mi Madre me esperan. Es un lugar acogedor, cálido, despojado de artificios y rarezas. Lo natural, las flores frescas, el canto de los pájaros, el movimiento y murmullo de las hojas, el sin fin de luces y colores que se amplifican por el efecto de los vitrales, me hacen reflexionar sobre las maravillas de la creación, elevando mi alma hacia el Reino del Padre. Aquí le confío mis alegrías y tristezas a la Virgen, dejando a sus pies mis preocupaciones y mi familia... Sé que María me ha transformado en esta su sencillez y silencio".
Fue el comienzo de una nueva vida.
"Para mí significa el lugar donde renací y volví a empezar. Mi vida estaba destruida a causa de las drogas que había consumido durante años. Todos mis vínculos estaban rotos, hasta que un amigo me trajo hasta aquí, al Santuario. Ese día, ya cansada de haber probado tantas cosas para dejar de consumir, me rendí ante la imagen de esta Virgen y seguí, seguí viniendo. Hay ya casi van a ser dos años que vengo aquí, y que mi vida cambió completamente. Ya no me drogo más. Tuve mi segunda hijo, me casé y estoy entregada en cuerpo y alma al bien. Este Santuario me significa mucho. Fue el comienzo de una nueva vida. Aquí experimenté mucha paz, respeto, serenidad, amor, fe, humildad. Siento que desde aquí, todo se puede. Quiero agradecer a las Hermanas que cuidan este lugar, a la Virgen por haberme cuidado, por cuidarme y protegerme del mal. Mis palabras y sentimientos de gratitud son y serán eternos e infinitos".
Gracias a todos los que, con su oración y buenos deseos, acompañen a los que puedan participar físicamente de esta celebración.