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Sesenta años de los "Caballeros del Santo Graal"
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 published: 2009-05-29

Sesenta años de los "Caballeros del Santo Graal"

Grupo de Mario Hiriart, grupo fundador de la Juventud masculina en Chile

 

Die “Ritter des Heiligen Gral”, die erste Gruppe der SMJ in Chile

Los „Caballeros del Santo Graal“, primer grupo de la JM de Chile

The “Knights of the Holy Graal”, first group of the Schoenstatt Men’s Youth in Chile

Die “Ritter des Heiligen Gral”, die erste Gruppe der SMJ in Chile

 

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Im Schatten des Heiligtums  

A la sombra del Santuario

In the shadow of the Shrine

Im Schatten des Heiligtums

 
Erinnerungen  

Recuerdos…

Memories...

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Fotos: Schoenstatt Chile/Vinculo © 2009

 
   

CHILE, Sergio González Urzúa. Al revivir el período de fundación y desarrollo inicial de la Juventud Masculina de Schoenstatt de Santiago, en los años 1948 adelante, lo primero que aflora es una especial gratitud al Señor Jesús y a la Mater por haber podido vivir esta historia, la del Santuario Cenáculo de Bellavista y los contactos con nuestro Padre Fundador, y porque la irrupción de gracias recibidas en relación con la pequeñez de los instrumentos ha sido inmensa.

Particularmente, si se tiene en cuenta que esta historia coincide con la llegada más adelante de muchos otros y con el desarrollo en estos 60 años de toda la Familia en Chile, que partiendo de Bellavista y Valparaíso, se ha extendido a todo el país, con la realidad de sus santuarios y de alguna manera también en otros países de Latinoamérica y más allá.

El primer grupo de la Juventud universitaria de Santiago del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, tiene una pre-historia que se inicia en 1945/46, cuando el P. Benito Schneider, sacerdote pallottino alemán que años después obtuvo la nacionalidad chilena, ordenado en Chile y seguidor del Padre Kentenich, buscando la manera de contactarse con jóvenes chilenos para entregarles la pedagogía y espiritualidad de Schoenstatt, llegó como asesor del Centro de Acción Católica de los alumnos del Instituto Alonso de Ercilla, de los Hermanos Maristas.

Durante esos años conoció a los alumnos Mario Hiriart Pulido y Vicente Olea Álvarez de 5° año de humanidades y Sergio González Urzúa, de 6° año, equivalentes hoy día al 3° y 4° Medio y los dirigió espiritualmente, sin hablar directamente de Schoenstatt ni del Padre Kentenich, pero inspirado en sus principios que fueron acogidos con entusiasmo por lo novedoso y moderno que les parecieron. A fines de 1947 a los dos primeros, antes de egresar del colegio, les habló de Schoenstatt y les contó de su historia y de su Fundador y a ambos junto con el actual P. Patricio González del Campo, que habían conocido en la Acción Católica estudiantil y con quien escribo estas líneas, los instó a invitar a nuevos miembros para ese grupo que se estaba formando.

Detectar jóvenes con inquietudes apostólicas

De esta manera, Mario Hiriart en Ingeniería y los demás en Leyes, iniciaron su labor de detectar jóvenes con inquietudes apostólicas que pudieran sentirse atraídos por esta nueva espiritualidad, caracterizada por su entrega a la Sma. Virgen María y apropiada a las necesidades de la época, a partir de los respectivos centros de la AUC, Acción Católica Universitaria.

Este trabajo silencioso y la invitación a los primeros retiros predicados por el P. Benito Schneider, extraordinario educador, (setiembre de 1948 sobre Ideal Personal y mayo de 1949 sobre María, la verdadera imagen del hombre), además de las reuniones semanales de los días sábados en la tarde en la Casa de los Padres Pallottinos de República 173, dieron sus frutos sumando nuevos integrantes que finalmente llegaron, a fines de 1949, a los 19 miembros que formaron el grupo fundador de la juventud, que tomó por nombre, ideal y misión el de "Caballeros del Santo Graal" : 7 de ellos ya están en el cielo, destacando a nuestro Siervo de Dios Mario Hiriart, 4 han permanecido como peregrinos, muy cercanos y hermanados en la Alianza de Amor que en diversos momentos hicimos juntos con los 8 que permanecemos como miembros activos de la Familia de Schoenstatt, uno en el Instituto de los Padres, otro en el Instituto de Familias y los seis restantes en diversos Cursos de la Federación Apostólica de Familias.

Del anterior resumen histórico, podemos destacar algunos aspectos que fueron fundamentales para el desarrollo de este pequeño grupo de jóvenes, recién ingresados a la Universidad, con todos los deseos y entusiasmo de cambiar el mundo, propio de todo universitario que se precie de tal, pero también con todas las limitaciones, dudas, luchas y esfuerzos por un desarrollo personal y la expansión del Movimiento, que como obra de Dios y a pesar de la pequeñez de sus instrumentos, irrumpía en la sociedad chilena con gran fuerza y fecundidad.

Reflexiones

Luego de reflexionarlo en conjunto varias veces desde abril del año pasado, para recordar, agradecer, "saborear y gustar" lo sucedido en estos 60 años, los ocho que participamos activamente en las comunidades de la Familia antes señaladas hemos concordado en varias conclusiones:

  • Señalar que el llamado que recibimos fue absolutamente gratuito del Señor Jesús y la Mater y que fue precisamente por nuestras debilidades y limitaciones que nos eligieron para que no existiera duda que lo que se estaba gestando, era una obra de Dios
  • Reconocer y agradecer que el P. Benito Schneider fue el especial instrumento y extraordinario educador elegido por la Mater para despertar y desarrollar nuestra misión personal y en el grupo y que el marco de sus enseñanzas y retiros, todos inspirados en el Padre Kentenich, reflejaron plenamente la espiritualidad y pedagogía de Schoenstatt, teniendo siempre como horizonte el dar respuesta a los grandes desafíos antropológicos y culturales del tiempo al desarrollar en sus miembros, en el ámbito natural y sobrenatural, las dimensiones personal y comunitaria como un todo orgánico.
  • En el cimiento espiritual recibido en esos primeros años, lo central fue la fe en la Alianza de Amor con la Mater en el santuario que se expresó en la permanente disposición de atraerla para que de a luz a Cristo y nos transforme por las gracias propias del santuario. La calidad y profundidad de esta actitud recibida y madurada en el grupo de los Caballeros del Santo Graal, es el mayor regalo recibido del Padre Dios.
  • El haber conocido al Padre Kentenich y participado en muchas de las actividades que desarrolló en sus visitas a Chile entre 1947 y 1952, destacando el encuentro que tuvimos con él los primeros, en septiembre de 1948, en el que junto con la paternidad que irradiaba y sus dotes de educador, percibimos que estábamos ante un sacerdote extraordinario, un profeta que nos abrió grandes horizontes y nos mostró una amplia perspectiva del mundo, sus carencias, las dificultades que tenía el hombre de mediados del siglo XX y las respuestas que la Mater daba a sus inquietudes, que nos conquistó de inmediato y para siempre. Pocos días después, el 18 de octubre varios participamos en la bendición de la Primera Piedra del Santuario de Bellavista por el Fundador, que el mismo inaugurara el 20 de mayo de 1949. El 29 de mayo de ese mismo año, cinco de ellos, entre los que se encontraba Mario Hiriart, hicimos nuestra Alianza de Amor con la Mater, las primeras que se efectuaban en el recién bendecido santuario. Para la ocasión, se invitó al Padre Kentenich quien nos mandó una estampa de la Mater con su saludo y su firma y se excusó de asistir porque se nos informó que estaba trabajando en un importante documento. ¡Se trataba nada menos que de la carta del 31 de Mayo¡
  • En este breve recuento, no podemos dejar de señalar el haber sido testigos de cómo la Mater fue conquistando y transformando poco a poco a nuestro hermano Mario Hiriart, hasta convertirlo en un referente indispensable en la vida de los Caballeros del Santo Graal y en el máximo ejemplo de los ideales que ellos buscaban encarnar, como fundadores, guardianes y mensajeros del carisma de Schoenstatt en la generación fundadora chilena, además de ser el caso preclaro del Schoenstatt chileno de fidelidad heroica a la Alianza de Amor y al Fundador, y a quien él mismo lo señalara como "una persona canonizable" y que más adelante, el P. Menningen lo mostrara como ejemplo "del 31 de mayo vivido".

Fundadores de Schoenstatt en Chile

Finalmente, se puede resumir todo lo anterior y mucho más que la brevedad de este artículo no lo permite, que el sello o marca característica de los Caballeros del Santo Graal fue el ser fundadores de Schoenstatt en Chile, en toda su amplitud, con una clara conciencia de su misión y de la necesidad de una entrega absolutamente incondicional en manos de la Mater para que ella realizara su rol de Corredentora para nuestro tiempo, usándolos como sus instrumentos predilectos. Nuestra comunidad juvenil, con todas sus debilidades y pequeñez, tuvo una raíz, una solidez y una profundidad que se incorporó en nuestras vidas de manera semejante a como lo hace la familia en el ámbito natural, enriqueciendo la maduración de nuestras diferentes vocaciones a los diversos estados de vida, siendo claro que tanto el sacerdocio, la vida del laico consagrado o el matrimonio, eran caminos para entregarnos a su misión propia, con iguales vocaciones a la santidad y a la evangelización y una misma responsabilidad apostólica con la Iglesia, el propio Schoenstatt y el mundo. De esta manera todos nos sentimos unidos, responsables y respetuosos de sus caminos propios y de la autonomía de desarrollo que cada uno requería y cuando las voces de Dios lo señalaron, asumimos y nos integramos en la estructura oficial establecida para Schoenstatt por el Fundador, de acuerdo a las vocaciones y estados de vida de cada uno, hasta llegar a dar los primeros pasos para el surgimiento de la Federación y del Instituto de Familias.

Se puede decir que el inicio y desarrollo de estas comunidades que son parte motriz de la Obra de Schoenstatt, marcan en cierto modo, la culminación de la tarea fundacional de los Caballeros del Santo Graal

Origen y significado del ideal de los Caballeros del Santo Graal

Así como cada miembro de Schoenstatt orienta y regula su vida mediante un "ideal personal", cada grupo sintetiza las aspiraciones de sus miembros en un ideal de comunidad que da cabida a los ideales propios de sus integrantes y expresa la idea central que los anima en su lucha por la conquista del ambiente y de su propia aspiración a la santidad. A fines de 1949 comenzó a plantearse entre los miembros del grupo fundador, la inquietud por encontrar un ideal que expresara lo que habían estado reflexionando como elementos propios del grupo y una mañana dominical, junto al santuario de Bellavista, el P. Benito les relató la leyenda del Santo Graal, inspirada en la escena VI del acto III de la obra Lohengrin de Ricardo Wagner y que en síntesis narra la existencia de un lugar lejano en cuyo castillo se conserva un vaso sagrado que habría sido usado por Cristo en la última Cena al instituir la Eucaristía y que los ángeles entregaron a la piadosa guarda de los hombres más puros a quienes infunden de un ardor y poder sobrehumano y seguro de la victoria y desde donde salen a recorrer el mundo para proteger el derecho y la virtud y servir a los más débiles y necesitados.

Cada Viernes Santo, los Caballeros regresan al castillo pues una Paloma cruzando el espacio, acude a renovar el esplendor del Vaso Sagrado y con ello, a los mismos caballeros para continuar su misión.

El tema de la leyenda del Graal o Grial, encendió esa mañana a los miembros del grupo y las semanas siguientes cundió el convencimiento que habían encontrado el hilo para elaborar un hermoso simbolismo que los expresara: el santuario sería el Castillo del Graal; la Alianza de Amor, el misterio del Santo Graal; Bellavista, al pie de la cordillera, sería la sede del nuevo Graal en Chile; la Madre de Dios, sería la Reina del Graal y la comunidad formada por el grupo, los Caballeros del Santo Graal.

Tiempo después, el grupo diseñó su bandera en forma de pendón que simbolizara el contenido de su ideal: sobre fondo blanco, la silueta del santuario de color rojo sangre; en su interior el cáliz de oro, atravesado de arriba abajo por una espada y sobre ésta, el Espíritu Santo. Esta bandera fue bendecida en una vigilia de toda noche en el Santuario y dada a conocer al día siguiente en una ceremonia con toda la generación fundadora del "Ver Sacrum", acompañó al Grupo en todas sus ceremonias y es la misma original que el 16 de octubre de 1965, fue enterrada junto a la primera cruz negra del Schoenstatt chileno, Mario Hiriart, en su tumba detrás del Santuario Cenáculo de Bellavista.

 


 

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Last Update: 29.05.2009