published: 2009-03-24 |
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Entonces se enaltece aquello, por lo cual uno se decidió...Celebración de la ordenación diaconal de Daniel Bořkovec y Frank Riedel el 21 de marzo en Schönstatt |
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SCHÖNSTATT, mkf. El obispo auxiliar, Dr. Ulrich Neymeyr, obispo auxiliar de Maguncia, ordenó diáconos, el 21 de marzo de 2009 en la Iglesia de la Adoración en Schoenstatt, en presencia de numerosos sacerdotes y de una gran comunidad celebrante, a dos jóvenes de la comunidad de los Padres de Schoenstatt: Daniel Bořkovec de la Republica Checa y Frank Riedel de Alemania. En la "casa de un gran pastor de sacerdotes", como dijo el Padre Michael Marmann en el saludo, los nuevos diáconos dieron un paso decisivo en su camino al sacerdocio. Es hasta ahora el día más lindo del año – sol de primavera, cielo azul, un soplo de verde en los árboles... vienen personas de todas partes para festejar con Daniel Bořkovec y Frank Riedel: De la República Checa vinieron algunos jóvenes, madres y Hermanas de María, la familia de Schoenstatt de Maguncia, jóvenes y amigos de Munich, donde al final ambos estudiaron, los jóvenes que preparan la "Noche del Santuario" y finalmente muchas personas de la localidad de Schoenstatt que quisieron estar ahí cuando dos jóvenes recibieran su ordenación diaconal y dieran ese otro paso hacia el sacerdocio. Es la primera ordenación diaconal en Schoenstatt desde que se proclamó el año del sacerdocio, que comienza en junio de 2009. El Santo Padre honra de esta manera al santo párroco de Ars y hace un llamado a toda la iglesia a reflexionar nuevamente sobre el regalo del sacerdocio. Al final de este año del sacerdocio se cumplirán y celebrarán los cien años de la ordenación sacerdotal del padre Kentenich, cuya espiritualidad y huella es la que quieren seguir los dos nuevos diáconos. La música de la misa estuvo a cargo de estudiantes de los Padres de Schoenstatt y de miembros de la juventud de Schoenstatt de Munich. El largo aplauso al final de la misa habló por sí solo. El que se humilla a sí mismoEl obispo auxiliar, Dr. Ulrich Neymeyr, en su sermón, se basó en el evangelio de los fariseos y los publicanos para explicar un simbolismo central del acto de bendición: acostarse en el piso, mientras la comunidad canta las letanías del santísimo. Un rito antiquísimo con tremenda fuerza simbólica. A las personas no nos gusta acostarnos en el piso, y tampoco al obispo. Solo los niños se acuestan en el piso (y quizás algunos deportistas al hacer sus ejercicios). Cuando estamos en el piso queremos levantarnos, e inconcientemente buscamos la perspectiva para ser más grandes, mejores que los demás. Pero es una bendición y hasta sano para la convivencia, cuando vemos grandes a los demás, más grandes que nosotros mismos. En otras palabras, vivir desde la perspectiva de un niño. En el ámbito pastoral existen muchas posibilidades de descubrir esa grandeza escondida. En el año paulino es natural, según el obispo auxiliar, ver las experiencias de humillación del apóstol de los pueblos: "Para engrandecerlos a ustedes, yo mismo me he humillado", decía él a la comunidad de Corinto. Uno debería poder vivir de la predicación del evangelio…Y esto, según el obispo Neymeyr, se vive en concreto. Cuando no está el sacristán y uno mismo como sacerdote debe ocuparse de la sacristía, cuando uno mismo debe comprar la comida para el retiro de la juventud, puede uno preguntarse: ¿Para esto me hice sacerdote? En el caso de Pablo, la situación era que él en Corinto no recibía ningún dinero por predicar. Era humillante para él no ser recompensado por su trabajo por el evangelio, ya que para mantenerse tenía que pedir contribuciones en otras comunidades y trabajar como constructor de tiendas. La predicación del evangelio es algo tan importante que uno debería poder vivir de ello. Sin embargo, para él humillarse era a la vez engrandecerse. "Quien está preparado para actuar aún contra su debido sentimiento de honra, ese eleva a aquél, por el cual se humilló", opina el obispo auxiliar. Uno también puede fijarse en aquello a lo que uno renunció al decidirse por el sacerdocio, según el obispo Neymeyr. Si entre las miles de opciones uno se decide por el sacerdocio, y de ahí entre los posibles caminos se decide por el de los Padres de Schoenstatt, entonces este llamado sacerdotal y esta comunidad más se enaltecen, mientras más humillación se soporte libre y voluntariamente. Claro que existe una enorme fe en el gesto de acostarse en el piso. "Ustedes pueden poner su vida, sus talentos y su idealismo en las manos de Jesucristo. Él nunca los defraudará." Al final de la misa los dos nuevos consagraron a la Madre de Dios su camino al sacerdocio. La celebración terminó frente a la iglesia de la Adoración con muchos saludos y emotivas felicitaciones. Los dos nuevos diáconos trabajarán a partir de ahora en el obispado de Maguncia. Traducción: Alejandro Quiroz, Costa Rica |
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28.04.2009