Una oleada de paternidad que sana

Un cumpleaños especial: 180 personas sellan la Alianza filial con el Padre Kentenich, en Tuparenda

Un momento de alegría... A moment of joy... Ein Augenblick großer Freude...
... y de compromiso con su misión... ... and of commitment with his mission …und  der Verpflichtung für seine Sendung
Una oleada de paternidad que sana A healing wave of paternity Eine heilende Welle der Väterlichkeit
Alianza filial de la Juventud Femenina Girls Youth: Covenant with Father Kentenich Vaterbündnis der Mädchenjugend Fotos: Franco © 2008

PARAGUAY, P. Antonio Cosp. Domingo 16 de noviembre. Conmemorábamos su cumpleaños. ¡Llegó el día y la hora marcada! ¡Tupãrenda de fiesta! Nos preparamos todo un año para este día. Al tratarse de una invitación amplia, no sabíamos cuántos querrían hacer su alianza filial con el P. Kentenich. Para la misa de 9 hs. el salón de peregrinos desbordaba y al término de la misma estábamos unas 180 personas haciendo fila para anotar nuestros nombres, frente al santuario y al bosquecito del Padre.

Allí escuchamos sus palabras grabadas. Eso siempre nos estremece. Su voz es algo vivo de él que pervive en el tiempo. Y luego ya en castellano: "Desde un comienzo fue mi ideal conducir a todos uds. a la Madre, y Ella los tomó de la mano y los condujo al Padre. No olviden: el Padre es siempre lo último, lo más profundo; el Padre es el principio y el fin de toda la historia de salvación". Y el celebrante que trataba de interpretar lo que hoy nos estaría diciendo el Padre: "Hace tiempo yo les entregué mi corazón. Mi mirada pensativa se fijó aquel día de la primavera de 1949 en la naturaleza pujante de las selvas misioneras de Paraguay y Argentina. Ello hizo que augurara una gran fecundidad espiritual para esas tierras bendecidas por la sangre de los mártires jesuitas".

Responsabilidad por su obra y por la Nación de Dios

El sí agradecido de los hijos respondía al regalo de su corazón entregando el propio y asumiendo la responsabilidad por su obra y por la Nación de Dios en Paraguay. Es cierto que el desierto invade a muchos en nuestra patria y por ello la tristeza y la violencia. Pero estos hijos quieren que la presencia del Padre José se torne real a través de cada uno de sus hijos. El Padre nos enriquece a nosotros y nosotros al Padre.

Muchos antiguos miembros de la Familia, gente nueva y algunos peregrinos de Tupãrenda que también se habían preparado iban luego a poner su mano en la mano del Padre. Gesto que sellaba el compromiso de representarlo a él, hoy, en el corazón de América.

Su libertad, su paz, su serenidad…

Y luego los comentarios. "Me preparé todo un año para vivir este día. Sentí un cobijamiento tremendo al sentir que mi corazón estaba en sus manos". Y días después: "Siempre he sido ansiosa, hiperactiva. Le escribí al Padre una carta antes de la alianza donde le pedía su libertad, su paz y serenidad. Desde este domingo vivo inundada por la oleada de su paternidad, con mucha paz. Mi carácter ha cambiado. Me contiene una fuerza maravillosa".

Concluyo. Aliarse con las figuras paternas que Dios nos ha regalado es un camino excepcional para anclarnos en el Padre Dios, así como su Hijo, el Hijo está desde siempre en Su seno y nos invita a compartir su filialidad.

¿La respuesta del Padre?

La noticia fue publicado, casi simultáneamente, en todos los diarios del país: La Comisión Directiva del Instituto Tomás Moro de la Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción" ha decidido conferir al Movimiento Apostólico de Schoenstatt el Premio Tomás Moro 2008 Categoría Servicio a la Iglesia y al Mundo, en reconocimiento a la obra apostólica del Padre José Kentenich, cuyo 40 aniversario de su Partida a la Casa del Padre la hemos celebrado en este año 2008 que culmina, se encuentra presente en el Paraguay, con gran arraigo en el ámbito de la familia, de la juventud y del mundo empresarial. La devoción a la Virgen María en su advocación de Virgen de Schoenstatt o la Mater como la conocen sus hijos y consagrados del movimiento se ha constituido en una de las más representativas de nuestro país.

La entrega tendrá lugar el jueves 4 de diciembre a las 20 horas en el Patio Central del Arzobispado de la Santísima Asunción.

Al mismo tiempo, Lys de Giangreco, Federación de Familias, recibe, como reconocimiento póstumo, el premio "Testimonio de la vida". El comunicado destaca que "Elizabeth Ayub de Giangreco dedicó su vida a los más necesitados a través de sus incansables emprendimientos y años de trabajo en la Pastoral Social de la Arquidiócesis de la Santísima Asunción en el Paraguay."