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José Engling, poco antes del 17 de junio
Nachrichten - News - Noticias
 published: 2008-06-13

"... y así quiebres todos los obstáculos que coartan la eficacia de tu Obra"

José Engling, poco antes del 17 de junio, día del cierre de la fase diocesana del su proceso de beatificación

 
Pater Kentenich und Josef Engling

El Padre José Kentenich con José Engling

Fr. Kentenich with Joseph Engling

Pater Kentenich und Josef Engling

Foto: Archiv © 2008

 

Auch heute setzten junge Leute sich ein wie Josef Engling

Jovenes que hoy se comprometen como José Engling

Young people who today live their commitment like Joseph Engling

Auch heute setzten junge Leute sich ein wie Josef Engling

 
Mit der Radikalität der Jugend  

Con su radicalismo y entrega

With radical love

Mit der Radikalität der Jugend

 
Vom Heiligtum und für das Heiligtum  

Viviendo del y para el Santuario

Living from and for the Shrine

Vom Heiligtum und für das Heiligtum

Fotos: Cruzada de Andes 2007 © 2008

 
Das “kleine Heiligtum” in Buenos Aires  

El „pequeño Santuario” en Buenos Aires

The “small Shrine” in Buenos Aires

Das “kleine Heiligtum” in Buenos Aires

Foto: Knes © 2008

 
Josef Engling mit Sodalen – Schönstatts Anfang

José Engling con congregantes – la semilla de Schoenstatt

Joseph Engling with sodalists – seeds of Schoenstatt

Josef Engling mit Sodalen – Schönstatts Anfang

Foto: Archiv © 2008

 

 

 

SCHOENSTATT, mkf. Según el Padre Kentenich es el "Acta de Fundación vivida". Ya un año después de la muerte de José Engling, en 1919, el Padre Kentenich comenzó a publicar sus cartas y las anotaciones de su diario en la revista schoenstattiana "MTA". En medio del infierno de Dachau, redactó una oración por la beatificación de San Vicente Pallotti (canonizado en 1963), y de José Engling: "Haz que pronto sea canonizado José Engling, y así quiebres todos los obstáculos que coartan la eficacia de tu Obra e impiden mirar con fe el plan del Padre". El 17 de junio se cierra, en la ciudad de Tréveris, con un acto oficial en la Sala Gótica de la catedral, la fase diocesana del proceso de beatificación de José Engling. Se realiza en el año del 40° aniversario de la muerte del Padre Kentenich, y 40 años después de que él escribiera, de mano, para el 50° aniversario de la muerte de José Engling: "En la historia de este joven héroe encuentran a alguien que vivió el acta de fundación y anticipó, a través de un ejemplo perfecto, la historia de nuestra fundación con sus tres puntos de contacto": la Mater, el Padre, el Santuario.

José Engling, miembro de la generación fundadora de Schoenstatt, nacido en un pueblo remoto de Prusia Occidental (entonces Alemania, hoy Polonia), era un estudiante del Colegio Pallottino en Schoenstatt. No estaba presente el 18 de octubre de 1914, cuando nació Schoenstatt por la Alianza de Amor, sellada por el Padre Kentenich y un grupo de estudiantes con la Santísima Virgen, en la capilla actualmente conocida como "Santuario Original". Pero abrió su corazón sin reserves e hizo de Schoenstatt su vida. Las notas de su diario y sus cartas son un reflejo puro y profundo de los impulsos transmitidos por el Padre Kentenich. José ofreció sus limitaciones físicas, sus éxitos y sus vastas experiencias de fracaso en el campo apostólico, su auto educación y los contratiempos de su vida como soldado en el campo de batalla durante la primera guerra mundial, por el crecimiento y expansión de Schoenstatt. El 31 de mayo de 1918 ofreció su vida por esta intención. Murió el 4 de octubre de 1918, cerca de Cambrai, en Francia. En estos dos lugares – Cambrai con su Santuario, Merville con la ermita – brotaron innumerables vocaciones para Schoenstatt entre generaciones de jóvenes, y hace poco ha comenzado una primavera schoenstattiana en Francia. Se quiebran obstáculos...

¿Cuál es el carisma de José Engling? Despertar vocaciones para Schoenstatt, quebrar obstáculos, mostrar mas claro el plan del Padre en la vida personal y de la Obra de Schoenstatt, despertar el deseo de ser "un segundo José Engling" para un país, una comunidad... para Schoenstatt, para el Padre, hoy.

El que probó que es posible amar a la Mater hasta ofrecerle la vida

"Conocí Schoenstatt en Buenos Aires, en 1957, cuando estaba en el último año del bachillerato (colegio secundario), cuenta una Hermana de María.   Dos compañeras de clase que habían llegado ese año al colegio eran schoenstattianas. Sin que me invitaran fui una vez con ellas a la Sta. Misa diaria que se celebraba en el pequeño Santuario de la parroquia alemana, San Bonifacio, que nos quedaba a mitad de camino al colegio. Fue en el mes de mayo. Inmediatamente noté que allí había algo excepcional y comencé a participar todos los días en esa Misa.

Al poco tiempo me invitaron a participar del grupo de ellas de la juventud femenina. Era el único grupo que había en Buenos Aires en ese entonces. También había un solo grupo de muchachos, en el que estaba quien sería el P. Esteban Uriburu.

Lo único que teníamos para leer en ese tiempo era La santificación de la vida diaria, que por supuesto no leíamos, unas hojas mimeografiadas sobre la Jornada de Hoerde, que tampoco leíamos, el Hacia el Padre traducido al castellano en verso y, lo mejor de todo, la biografía de José Engling, del P. Alex Menningen.

Ese libro era algo extraordinario para todas nosotras. José era nuestro héroe, el modelo de joven católico y schoenstattiano, el que probó que es posible amar a la Mater hasta ofrecerle la vida. Y no en un arranque de entusiasmo sino después de "probarle con hechos" (sus flores de mayo) que la amaba realmente.

José marcó decisivamente esa etapa de mi ingreso en Schoenstatt. Y todos los años que siguieron... Fue y es una continua apelación a lo más alto. Si él pudo... ¿qué hago yo?. Un ejemplo también de cómo lo transformó la relación con el Padre y Fundador, el saberse digno de su confianza, objeto de su interés y amor paternal, un amor sobrio, varonil.

Muchos años después supe que también José fue importante en la vida del Padre. Fue su primer hijo espiritual, el que le ofreció la "resultante creadora" de su actuar paternal. ¡José se hizo santo! Y el Padre confirmó su misión paternal para todos los tiempos.

Me llena de felicidad saber  - gracias a schoenstatt.de - que también ahora son muchos los jóvenes que lo tienen como modelo. Y que quizás muy pronto la Iglesia lo presente, con su beatificación, como un ejemplo de lo que Schoenstatt (el Santuario, la Mater y el Padre) puede ofrecer a todos los que sigan este camino."

Si este Schoenstatt todavía existiera, me uniría a él inmediatamente

"Fue en el año 1939 – tenía 15 años – en pleno auge del nacional-socialismo, cuando el joven capellán de nuestra parroquia, estando un día en la librería parroquial me entregó un libro", cuenta Hubert Fischer con el entusiasmo de un joven a un grupo de jóvenes.

"Héroe en la vida diaria", se llamaba. Lo tomé como una novela, y fue una "novela" que página tras página aumentaba mi fascinación. Este Alexander Menningen – un autor completamente desconocido para mí, que había leído mucho – describió en este libro la historia de un joven, José Engling, que me impresionó mucho. Su entrega, su heroísmo, su vinculación armónica con la vida diaria, y sobre todo: este nuevo estilo de profesar la fe con suma libertad, suma generosidad, sumo compromiso. Era tan novedoso, tan hermoso, que solo podía ser una novela, pensé, pero si alguna vez fue realidad este Schoenstatt, ¡qué pérdida para la Iglesia su desaparición!. Si este Schoenstatt todavía existiera, me uniría a él inmediatamente. Un día el capellán invitó a algunos muchachos a participar de una charla de "un sacerdote interesante". Y este sacerdote, después de una introducción medio aburrida, ¡de repente comenzó hablar de mi novela! Fue un segundo: no es una novela, ni algo desaparecido, ¡existe y me puedo unir a ellos!. Desde esa noche en la sala de nuestra parroquia, Schoenstatt es mi vida. Lo fue en las batallas de la segunda guerra mundial, lo fue cuando en las trincheras de Rusia fui herido y dejado minusválido (perdí una pierna) teniendo apenas 18 años, lo fue en el tiempo de trabajar por la Juventud Masculina y la Obra Familiar, lo fue en momentos de desilusión con el momento humano de Schoenstatt. Cuando hoy, casi 70 años después, pienso en mi camino en Schoenstatt, puedo decir: quise, en una manera muy humilde, ser al lado del Padre Kentenich alguien como otro José Engling, que anuncie al mundo que esta obra del Padre Kentenich es para el mundo globalizado lo que fue San Benito para el tiempo de la migración de los pueblos. Que nunca achiquemos la misión del Padre, y que vale la pena dar la vida por ella". Como José Engling.

El Padre Kentenich nunca quiso actuar solo en la historia de Schoenstatt. Siempre tuvo a su lado un José Engling. Lo necesita, y lo tiene hoy también, para que se quiebren todos los obstáculos que coartan la eficacia de su Obra.

 



 

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Last Update: 13.06.2008