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Bendición de padres y madres en la catedral de San Pablo, Münster
Nachrichten - News - Noticias
 published: 2008-02-26

Porque sabes mi nombre...

Mons. Dr. Reinhard Lettman, obispo de Münster, y su auxiliar Mons. Dr. Josef Voss, presidieron la ceremonia de bendición de padres y madres en la catedral de San Pablo

 
Mutter-/Elternsegen im Paulusdom in Münster am 24. Februar 2008

Bendición de madres y padres en la catedral de Münster, Alemania, el 24 de febrero de 2008

Blessing for mothers and parents in the cathedral in Münster, Germany, February 24, 2008

Mutter-/Elternsegen im Paulusdom in Münster am 24. Februar 2008

 

Der Junge Chor Heek bot das Beste aus seinem Repertoire für die Segensfeier  ein echter Genuss

El „Coro Jóven Heek“ ofreció lo mejor de su repertorio para la liturgia de bendición

The “Young Choir Heek” offered its best for the liturgy of blessing

Der “Junge Chor Heek” bot das Beste aus seinem Repertoire für die Segensfeier – ein echter Genuss

 
In der Schlange...  

Una larga fila ...

A long line...

In der Schlange...

 
Weihbischof Voß nahm sich viel Zeit für jede Mutter, jeden Vater&  

Mons. Josef Voß regaló mucho tiempo a cada madre, a cada padre

Auxiliary Bishop Voß gave a lot of time to each mother, each father...

Weihbischof Voß nahm sich viel Zeit für jede Mutter, jeden Vater…

 
Bischof Lettmann spricht liebvoll mit den kleinen Kindern dieser Familie  

Mons. Reinhard Lettmann charlando con los niños de esta familia

Bishop Lettmann talking to the little children of this family

Bischof Lettmann spricht liebvoll mit den kleinen Kindern dieser Familie

 
Babyschuhe  ein Geschenk der Schönstattbewegung Frauen und Mütter

Zapatillos – un regalo de la rama de madres

Little shoes – a gift of the Mothers’ League

Babyschuhe – ein Geschenk der Schönstattbewegung Frauen und Mütter

 
Nach dem Segen: Bischof Lettmann, Weihbischof Voß  

Después de la bendición: Mons. Lettmann, Mons. Voß

After the blessing: Bishop Lettmann, Auxiliary Bishop Voß

Nach dem Segen: Bischof Lettmann, Weihbischof Voß

Fotos: POS Fischer © 2008

Álbum de fotos – photo album – Fotoalbum

 

 

 

ALEMANIA, mkf. El 24 de febrero tuvo lugar por tercera vez la ceremonia de la bendición de madres y padres en la catedral de San Pablo, en Münster. La rama de madres del Movimiento de Schoenstatt de esa diócesis es pionera en esto, pues en febrero de 2006 organizó por primera vez esta ceremonia en una catedral. Desde entonces tales bendiciones se han organizado también en la catedral de Friburgo y asimismo en este 24 de febrero, por segunda vez en la catedral de Rottenburg. Aunque no fue en la catedral, en diciembre de 2007 el obispo de Tréveris presidió la bendición de madres y padres. Aunque las muchas "pequeñas" ceremonias de bendición en parroquias, preparadas con gran empeño por las madres y familias schoenstattianas de esos lugares, han tenido un papel clave en la popularización de esta bendición, ya que simplemente se han realizado en el lugar y en el momento más oportuno para las embarazadas, no deberían faltar las ceremonias en las catedrales como signo de que la Iglesia está al lado de la vida y de la familia, que apoya a la mujer y al futuro, y también como una posibilidad para participar "de paso" en esta liturgia, o – como sucedió otra vez en este 24 de febrero en Münster – para llegar por pura casualidad y experimentar una Iglesia que las recibe con los brazos abiertos, tanto a ellas como a los niños que esperan.

Pocos minutos antes de las 16 hs, hora del inicio, la tensión era tan grande como la primera vez, aunque sea esta la tercera bendición de madres y padres que se realizaba en la Catedral de San Pablo, en Münster. ¿Vendrán futuras madres – se preguntaban las organizadoras – a pesar de que los medios probablemente no hayan anunciado la fecha? Y sin embargo llegaron: con su esposo o solas, con cochecitos o con bebés en sus brazos, con sus padres, amigos o totalmente solas. Estaban radiantes o se mostraban tímidas, resplandecientes o con lágrimas en los ojos. Pero llegaron y la gran catedral, despojada de adornos por ser cuaresma, se llenó con todos los colores de la vida. No se preguntaba si alguien estaba o no casada, si el niño había sido esperado o no, si se concurría normalmente a la Iglesia o no.

Todos pueden participar y todos están invitados "incondicionalmente", como lo acentuó Elisabeth Helmich, la jefa diocesana de la rama de madres. "En los textos que se entregan, hay una dirección de contacto; los que así lo quieran, pueden saber de esta manera quien está detrás de esta ceremonia de bendición o quien quiera más información, sabe como ponerse en contacto". Fuera de esto no hay ningún aviso, ninguna publicidad, ningún prospecto, ninguna invitación a otras actividades. Es sin condiciones. Y también la presentación de la ceremonia estuvo gratamente concentrada en lo esencial de la misma. "La vivencia de los textos sencillos, profundos, que giran en torno a la realidad de que Dios acepta a cada niño y lo conoce por su nombre, y sobre todo la bendición individual, impacta por sí misma", comenta una señora que colabora por tercera vez. Nada debía distraer, todo se dirigía únicamente a la bendición, a la afirmación personal de Dios a cada madre, a cada padre, al niño aún no nacido: aquí estoy, aquí estoy con ustedes. Estoy aquí por ti, siempre y en todo momento, y pase lo que pase.

Implorando la bondad de Dios sobre nosotros

El obispo de Münster, Mons. Dr. Reinhard Lettmann y su auxiliar, Mons. Dr. Josef Voss, con mucho gusto se tomaron el tiempo para esta ceremonia de bendición, acompañada musicalmente por el organista de la catedral, Sr. Thomas Schmitz y el "Coro joven Heek" en forma muy agradable. Al comienzo, Elisabeth Helmich felicitó a Mons. Lettmann por un acontecimiento muy especial: era el 35º aniversario de su consagración episcopal. Se pudo notar una alegre sorpresa en el obispo. ¡Punto fuerte de las madres! Sobre todo se pudo sentir cuán importante era para ambos obispos esta bendición de madres y padres y con cuanta alegría e interés estaban allí.

Mons. Lettmann no necesitó usar muchas palabras en su alocución para dar en el clavo - o mejor, en el corazón de los presentes - sobre el misterio de esta ceremonia: nuestra vida se mueve siempre en el borde del mayor misterio, y es que Dios sabe nuestros nombres. En la bendición podemos implorar la bondad de Dios sobre nosotros, sobre las madres y las familias que esperan un niño, y sobre los niños, hacia los que la Iglesia acude con sus brazos abiertos aún antes de que nazcan. Podemos también pedir la bendición para otras personas y ser para ellos una bendición.

Están aquí muchos amigos y parientes de las futuras madres, pero también muchos que sencillamente vinieron a regalar su presencia y su oración a las madres, los padres y los niños, tanto los nacidos como los por nacer. "Surgen espontáneamente las palabras del Evangelio sobre San Juan Bautista", dice un hombre mayor. "¿Qué será de este niño? ¿Qué será de estos niños que esperan su nacimiento apoyados por una ola de bendiciones?

Un cielo abierto

Como siempre, el punto culminante es la bendición individual. Por un momento, cuando los dos obispos hacen el gesto de bendecir, pareciera que se abre el cielo sobre cada futura madre y sobre su hijo. Cuarenta o más madres están en la fila que se forma en el pasillo central. Una joven con su esposo – él, con un pequeño en sus brazos durmiendo pacíficamente – irradia una incontenible alegría por todos los poros. Casi no puede quedarse tranquila. Un joven padre, que se ubica con dificultad, apoyado en muletas, ante el obispo auxiliar, oye que le pregunta con preocupación: ¿Ha sufrido un accidente o es algo permanente?. Un accidente... Sí, ojalá que entonces lo haya superado cuando nazca el niño. Por esto le doy ahora una especial bendición. Al joven se le llenan los ojos de lágrimas.

Una joven madre con un avanzado embarazo, que todo el tiempo estuvo silenciosamente sentada en el fondo, y que finalmente se puso en la fila para recibir la bendición personal, volvió a su lugar sonriendo y llorando a la vez. Lo que pasó en ese momento entre ella y Dios, solamente lo saben ellos, y así está bien. Una señora llegó a la catedral cuando ya había comenzado la bendición individual. Una de las madres schoenstattianas le habló y ella, sin palabras, se ubicó en la fila, recibió la bendición y volvió con una sonrisa en su rostro.

Después de la bendición, las madres (o los padres y hermanos) podían buscar un par de escarpines para bebés – tejidos por las madres schoenstattianas – para sus hijos que pronto nacerían. Quien lo deseaba tomaba también el cuadernillo de oraciones "El milagro de la vida", para rezar durante el embarazo.

Una señora ya no tan joven estaba entre la gente que alegremente retiraba los escarpines y preguntó si ella también podía llevarse un par para su hijo. Por supuesto que sí. Y dijo por lo bajo: hace más de 20 años quise abortarlo. En el último momento decidí otra cosa, pero no de todo corazón. No lo pude aceptar jamás del todo. Hoy llegué aquí casualmente. Desde hoy puedo decir un sí a la decisión que tomé entonces y aceptar a mi hijo. Quiero llevarle los escarpines.

¿Cuántos encuentros con Dios hubo en ese día? "Pensando en esto, no importan los números", dice Elisabeth Helmich.

Traducción: aat, Argentina

 

 

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Last Update: 29.02.2008