Llegó buscando un Fundador y encontró a un Padre

La visita de la Hermana M. Petra a Ciudad del Este

La Hna. Petra con Jorge y Pichina Ferreira, los nuevos Asesores Laicos de la Rama Familiar Sister Petra with Jorge and Pichina Ferreira, new lay assistants of the Family Branch Schw. Petra mit Jorge und Pichina Ferreira, den neuen laikalen Standesleitern der Familienbewegung
Integrantes del Hermana Petra Fan Club Members of the Sister Petra Fan Club Mitglieder des Schwester Petra Fan Clubs
Con miembros de la Juventud Femenina With members of the Girls Youth Mit Vertreterinnen der Mädchenjugend
Con un grupo de la JM With a group of the Boys’ Youth Mit einer Gruppe der SMJ
El matrimonio Romañach presentando a la Hna Petra The Romañach presenting Sister Petra Ehepaar Romañach Stella Schwester Petra vor
10 de noviembre: consagración perpetua del curso „Pilares del Santuario“ de la Federación de Familias November 10: Perpetual consecration of the course “Pillars of the Shrine” of the Federation of Families 10. November: Ewigweihe des Kurses “Säulen des Heiligtums“ der Familienbundes Fotos: Zapata/Cabral © 2007 Álbum de fotos – photo album – Fotoalbum

PARAGUAY; Gloria de Ruiz Díaz / Javier Cabral. Fue un fin de semana intenso el que se vivió el 9 y 10 de noviembre en el Santuario del Terruño en Ciudad del Este: el curso "Pilares del Santuario", de la Federación de Familias, celebraron su consagración perpetua, la Juventud Masculina tuvo reuniones, la Juventud Femenina también, y en la noche del 9 de noviembre casi la Familia entera se reunió para escuchar a la Hermana M. Petra que habló de sus experiencias con el Padre Kentenich.

La Hermana M. Petra llegó a la mañana temprano a Ciudad del Este y se hospedó en la casa de Martina y Vicente Zapata, nuevas jefes de la Rama Familiar. Martina Zapata a la tarde la acompañó al Terruño. La Hermana destacó la belleza del lugar, y conversó con tres chicas de la J.F que hace poco tiempo sellaron la Alianza filial con el Padre Kentenich: María Laura, Macarena y Montserrat. En su preparación leyeron un libro en el que la Hna. Petra cuenta sus experiencias con el Padre Kentenich (es una recopilación de las conferencias que dio cuando visitó Chile y que editaron allá.). Las tres quedaron fascinadas y el libro se difundió en toda la Juventud Femenina. Eso creó una gran expectativa para su venida a Ciudad del Este. Los muchachos de la J.M. estaban en sus reuniones de la tarde, y luego se acercaron a la Hermana. Allí ya dio una breve charla a cada grupo.

En la charla de la noche casi la mitad del público estaba compuesto por la J.F. y J.M. La Hermana tuvo una sintonía muy grande con los jóvenes. Todos ellos son de la "generación zapping" y estuvieron atentos durante toda la charla. Dos de las más pequeñas se sentaron en la primera fila y en toda la exposición tenían cara de éxtasis.

Un encuentro con el Padre

La Hna. Petra comenzó pidiendo al Padre Fundador que venga al encuentro personal de cada uno de los presentes en aquella noche del 9 de noviembre, en la que la Familia de Ciudad del Este, con mucha expectativa, se reunía para escuchar su testimonio de vida. Ella le pidió al Padre un encuentro, pero un encuentro real, íntimo, profundo, tal como él acostumbra a regalar a los suyos, a quienes acoge en el Santuario de su corazón. Aquellos hijos que se han encontrado con él, experimentan un sentimiento de pertenencia respecto al Fundador, se consideran miembros vivos de Schoenstatt, con la convicción "soy del Fundador".

Las vivencias de la Hna. Petra con el Padre y Fundador han sido marcadas desde su mismo inicio por la expresión amorosa de la voluntad de Dios, que despertó en su corazón un fuerte impulso que la llevó a viajar desde Alemania hasta Milwaukee, en busca del Fundador de Schoenstatt. Llegó buscando al Fundador y se encontró con un Padre, un Padre que marcaría su vida para siempre. Y eso es precisamente lo que encuentran todos aquellos que llegan a Schoenstatt: un Padre, una Madre, un Hogar (los tres puntos de contacto).

La vinculación de la Hermana con el Padre Kentenich se produjo en un momento fundamental en la vida del Padre, el del exilio, tiempo de prueba, de una prueba de fuego no solo para el Padre, sino para toda la Familia de Schoenstatt. Las catorce estaciones del vía crucis del exilio pusieron a prueba la fidelidad de la Familia con respecto a su Fundador, hasta tal punto que hoy se puede afirmar: "a la sombra del Santuario del exilio se co-decidió el destino de Schoenstatt".

Facetas de un Padre y Profeta

Con un carisma muy especial, la Hna. Petra fue revelando distintas facetas de la personalidad del Padre, destacándose entre ellas la de su paternidad. La experimentó desde el mismo momento de su llegada, cuando el Padre, yendo a su encuentro, le brindó una acogida muy cálida, preocupándose de sus necesidades materiales y espirituales. Una característica muy típica del Fundador, que unía lo natural con lo sobrenatural en una bella armonía. La Hna. Petra se encontró además con una persona que tenía un autodominio increíble, una persona que no revelaba absolutamente ninguna huella del duro exilio al que estaba sometido, que aún habiéndosele sacado todo, podía regalar en abundancia, porque tenía lo más valioso: su Alianza de Amor con María. Ese extraordinario autodominio lo llevaba a considerar el dolor, el sufrimiento, como un dolor sagrado, que Dios lo regala a cada uno para que lo sufra en forma personal, sin compartirlo con los demás ni haciéndolos sufrir, y lo consideraba hasta un privilegio, pues es Jesús mismo quien lo invita a compartir su Vía Crucis.

Encontró además a un Educador, un educador que respeta a su educando, y que aunque debe verlo todo, debe oírlo todo, respeta su libertad, e inicia el proceso de educación cuando ya se ha dado una relación de confianza mutua, pues educa a través de la vida, en lo cotidiano, en lo natural, valorando lo bueno del otro. El mensaje para los padres, jefes, encargados, es que se debe observar bastante antes de intervenir, y así calar hondo en el proceso de educación. El Padre educaba por sobre todas las cosas con su testimonio de vida, todo lo que transmitió lo vivió plenamente, hasta el punto de afirmar que el Padre no es schoenstattiano, el Padre es Schoenstatt

Las manos del Padre

La riqueza de las vivencias relatadas por la Hermana, transportaron a los presentes hacia un verdadero encuentro personal con el Padre, y las dos horas que habían transcurrido desde el inicio del encuentro, apenas se notaron. Como broche final, la Hna. Petra compartió con la concurrencia el hermoso regalo que le había entregado el Padre Kentenich: sus manos, aquellas manos con las que el Padre tomó la libertad de la Hermana para luego devolvérsela, pero como pertenencia suya. Y son esas mismas manos las que el Padre Kentenich extiende hacia sus hijos para que depositen allí el tesoro más preciado que quieran dejar a su cuidado.

Hoy estamos eufóricos, llenos de Schoenstatt

"Hoy estamos eufóricos, llenos de Schoenstatt: el Padre José estuvo aquí con nosotros", comenta Martina Zapata, y sigue: "Creo que de hoy en más querré encontrar textos donde me informen más de su pensar, de su vida cotidiana. Yo especialmente estoy aún como en las nubes, bendecida, dichosa, ya que cada palabra, cada mirada, cada sonrisa de la Hna. Petra reflejaba el rostro del Padre y Fundador, sentí que era él quien se dirigía a mí, que por más que fuera ella la que hablaba, era él quien me decía todo. En su caminar, en su tono de voz, en la alegría de su rostro, reflejaba todo aquello que yo siempre imaginé que era del Padre, según lo poco que aún he leído acerca de él. Quiero señalar también algo que me dijo la Hna. Petra: destacó que en este día que estuvo con nosotros, notó que escuchaba con muchísima atención en todo lo que me decía o todo lo que ella conversaba con los demás, hasta incluso en la charla, en la que me había observado detenidamente y me dijo así: pareciera que usted no se quería perder ni un solo detalle de todo lo referente al Padre, así que hija mía desarrolle ese don de escucha que Dios le dio, para este nuevo camino que comienza.

Para mí fue algo muy grande, ya que teniendo todo un centenar de personas enfrente se fijó en pequeños detalles como estos. Me hizo sentir como el Padre Kentenich hacia sentir a todo aquel que se le acercaba, como alguien muy especial, muy importante para Él...

Es tanto el gozo que experimento, que hoy estoy con una felicidad extrema pero a la vez busco el mensaje de la Mater a través de esta visita, y lo que encuentro es que Ella me dice adelante, tú pondrás todo, yo colocaré el resto.

Siento esa fuerza interior que antes estaba apagada, algo desanimada ante tanto compromiso asumido. Hoy creo que estoy como encendida para emprender esa misión tan grande, me siento con fuerzas para luchar para que esto funcione.

Gracias Hermana Petra..."