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 published: 2007-05-04

Amigo de Alemania y promotor de las familias

Un homenaje por el fallecimiento del arzobispo Kazimierz Majdanski

 

Dachau: Mons. Majdanski estuvo aqui como prisionero, junto con el Padre Kentenich

Dachau: Bishop Majdanski was a prisoner here, together with Father Kentenich

Dachau: Bischof Majdanski war hier zusammen mit Pater Kentenich als Häftling

Foto: POS Fischer © 2007

 

Mons. Majdanski

BishopMajdanski

Bischof Majdanski

 
 

Un amigo de Alemania y aliado de las familias

A friend of Germany and promotor of the family pastoral

Ein Freund Deutschlands und Förderer der Familienpastoral

Fotos: Martin © 2007

 
   

POLONIA / ALEMANIA, Norbert y Renate Martin. "La Divina Providencia necesita hombres. Entre ellos tu persona, querido Kazimierz, ocupa un lugar especial. Porque cuán importante era en la Sede episcopal de Stettin aquel ex prisionero de Dachau, en quien fueron realizados experimentos criminales." El 26 de abril de 1992 el Papa Juan Pablo II. dijo estas palabras al arzobispo Majdanski, quien falleció el domingo pasado a la edad de 91 años siendo arzobispo emérito de Stettin.

Las palabras del Papa evocan una faceta de lo experimentado y realizado en su vida que merece ser conservado en la memoria, su tiempo como prisionero de Dachau. Otra faceta, que tiene su origen en Dachau, es su entrega a favor de la familia cristiana. Quien conoció a este hombre y obispo afable que, por estar con Dios, irradiaba paz interior, jamás olvidará su testimonio expresado bajo dos frases claves: prisionero de Dachau y mensajero de la grandeza del matrimonio y la familia

En un caluroso día de julio de 1992 en Dachau

Para quienes estuvieron presentes, será inolvidable como convergieron en aquel caluroso día de julio de 1992 los dos hechos fundamentales de su vida: el estar marcado por el sufrimiento inflingido y su compromiso activo para promover la familia. El arzobispo Majdanski fue el invitado de honor en el cincuenta aniversario de la Obra de las Familas de Schoenstatt, que se celebró en su lugar de origen, en Dachau. Este lugar de horror para todos los ex prisioneros, se llenó de una cercanía de Dios inolvidable cuando las familias, encabezadas por Monseñor Kazimierz, recorrieron allí el Vía crucis, pasando junto a sitios que para él estaban cargados de recuerdos de su padecimiento.

Ninguna palabra de queja, sólo disposición para reconciliación y perdón. Reconciliación con el hecho del padecimiento y con todos aquellos que se infligieron. Reconciliación con la nación que no pudo hacer nada en contra de este sufrimiento de tantos. Él esperaba está reconciliación no sólo de parte de las familias por quienes él estuvo dispuesto a emprender ese viaje que ya por entonces era muy fatigoso para él. Una y otra vez los convocó a ser testigos del amor de Dios en todas las situaciones de la vida, él mismo había dado ejemplo con su vida. Así él se consideraba alguien que tiende puentes entre Polonia y Alemania y sentía que las familias estaban llamadas a ser sus ayudantes.

Opción por la pastoral familiar

En 1939, Monseñor Majdanski, teniendo 23 años y siendo seminarista, fue deportado a distintos campos de concentración alemanes y utilizado para experimentos seudo-medicinales. Esto significó seis años de terror físico y psíquico, lo cual recién terminó cuando fe liberado en 1945. Ya ese mismo año fue ordenado sacerdote, abriéndose paulatinamente camino en lo pastoral, en las ciencias, para finalmente ser llamado al episcopado.

De este modo, durante toda su vida se mantuvo fiel a la promesa dada por los sacerdotes polacos en Dachau. Ellos habían prometido que si eran liberados se ocuparían particularmente de la pastoral familiar. Para ellos era claro que la construcción de una nueva Europa sólo se podría lograr a través de los lazos de amistad, uniendo a las familias. En este sentido él trabajó, poniendo todo de sí, no sólo en Polonia sino también como Director del Comité Episcopal para la Familia en Roma y así preparó la fundación del "Consejo Episcopal para las Familias ".

En el Sínodo Mundial de los Obispos de1980, él era el responsable de las familias invitadas y les supo transmitir, cauteloso y precavido, cuán importante sería ante esta asamblea, precisamente, el testimonio de ellos sobre el matrimonio y la familia.

Ya antes, como obispo auxiliar y teniendo grandes oposiciones en Varsovia, había fundado un Instituto académico para ciencias referidas a las familias, de donde desde entonces habían surgido centenares de especialistas bien formados en asuntos referentes a la familia y que están trabajando en Polonia. En este Instituto pasó también su jubilación, la cual muchas veces estuvo signada por enfermedades causadas por su arresto en el campo de concentración.

Al despedirse en Dachau, el arzobispo Majdanski se dirigió a las familias diciendo a viva voz: "Hasta la vista, amigos míos!" Este amigo merece permanecer en nuestra memoria. Alemania lo honró concediéndole en 1991 la condecoración más importante que hasta el momento se le haya otorgado a un polaco: La gran Cruz del Mérito con Estrella de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania.

Él testimonió que el Padre Kentenich le había salvado la vida.

Para el arzobispo Majdanski Schoenstatt no está sólo vinculado al aniversario de la Obra Familiar en 1992 en Dachau. Él conoce Schoenstatt desde su arresto en Dachau, porque estuvo allá junto con el Padre Kentenich. La barraca de los prisioneros polacos donde él se encontraba era vecina a aquella donde el P. Kentenich fundó la Obra de las Familias y la Comunidad de los Hermanos de María, y al recorrer en Dachau el Vía crucis con él, pasamos por esos sitios muy conmovidos.

Durante los muchos encuentros que tuvimos con el arzobispo Majdanski en las cuatro semanas que duró el Sínodo de 1980, en nosotros, matrimonio Martín, conoció más de cerca cómo es una Familia de Schoenstatt. Durante un viaje en auto con él a través de Roma nos acompañó Monseñor Manziana de Italia, quien también había estado prisionero en Dachau. Ambos obispos testimoniaron con gran simpatía a favor del P. Kentenich, declararon que por aquel entonces, siendo ellos jóvenes sacerdotes, él en Dachau les había salvado la vida al compartir con ellos sus víveres. Ellos se referían a los paquetes que el P. Kentenich recibía de Schoenstatt.

El encuentro de 1992 con la Familia de Schoenstatt – además del viaje a Dachau – tuvo como punto culminante la entrega del cetro a la Santísima Virgen en el Santuario de las Familias. El arzobispo Majdanski lo bendijo durante la celebración, antes de fijarlo a la imagen.

Entonces a muchos de nosotros nos quedó grabada en la memoria una pequeña anécdota con relación a algún pequeño lujo que nosotros mencionamos, lo cual él justificó sonriendo cordialmente y diciendo unas palabras que con su acento polaco sonaron muy divertidas. Siempre recordamos esas palabras como expresión de su sentido del humor.

Traducción: Pitty Reiche – Vallendar / Alemania

 

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Last Update: 08.06.2007 Mail: Editor /Webmaster
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